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El ángel de Aguablanca

Y así logró el milagro: que los muchachos desubicados, con terribles problemas familiares de violencia, empezarán a soñar con un futuro distinto que el de una bala en la frente.

28 de febrero de 2019 Por: Angela Cuevas de Dolmetsch

Este año conmemoraremos el Día de la Mujer sin Alba Stella. Se nos fue la amiga, la filántropa, la que dedicó su vida con el mayor instinto materno a darles todo su amor a los pandilleros, a recogerlos en sus brazos y buscar su reivindicación con mucho amor de madre, como no lo hizo nadie antes. Y así logró el milagro: que los muchachos desubicados, con terribles problemas familiares de violencia, empezarán a soñar con un futuro distinto que el de una bala en la frente.

Se fue también el ángel de las adolescentes embarazadas del Distrito de Aguablanca. Su legado ‘Paz y Bien’ seguirá en manos de las personas que ella forjó, su enseñanza no quedará en el vacío. Algunos dicen que era la madre Teresa de Calcuta del Distrito de Aguablanca, pero en Colombia se canta bajo la ducha y nunca tuvimos la iniciativa de postularla a un Nobel de la Paz. Dirán que ya lo obtuvo Santos con perfil de Presidente.

Las Mujeres de Cali y de Colombia vamos a recordarla con canciones y ofrendas de frutas y flores como a ella le gustaba en este 8 de marzo, Día de la Mujer. La invité como conferencista al Foro Internacional de la Economía del Regalo y Otras Economías Alternativas que se celebra en la Ecoaldea Nashira entre el primero y el dos de marzo; era un ejemplo extraordinario de alguien que nunca pidió nada en retorno. Nunca estuvo en la economía del intercambio. Llevaba en su ser el dar y lo hacía con tanto amor. Así logró convertir a los malos en buenos y encaminarlos como ciudadanos de bien. Deja muchos huérfanos, pero también testimonios de la forma como con su cariño convencía a los torcidos de que enderezaran su camino. Cuántos adultos ya la llevan en el corazón pues ha sido gracias a ella que han encontrado el rumbo hacia una existencia productiva y feliz.

Buscaba recursos incesablemente para lograr que hubiera con qué cambiar el futuro del mundo y se quejaba, como todos, que eran las grandes fundaciones las que se llevaban la mayor parte del pastel.

Su trabajo con adolescentes embarazadas fue productivo y ejemplar y en estos días en que una niña de 17 años quedó embarazada de un profesor de 60 pensé en ella y como me hubieran servido sus consejos, pero ya no estaba para guiarme en la mejor forma de resolver el problema.

El miércoles pasado en el lanzamiento del libro ‘Para Donar’ de la filósofa estadounidense Genevieve Vaughan en el Departamento de Género de la Universidad del Valle no pudimos menos que recordarla y empezar el acto sintiendo su presencia, compartiendo lo que a ella le gustaba, las uvas del saber y reconociendo que ella fue una mujer que siempre supo dar.

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