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Cali de Cámara

Increíble, pero cierto. Cuando Cali se pone las pilas, es porque aquí...

8 de octubre de 2010 Por: Angela Cuevas de Dolmetsch

Increíble, pero cierto. Cuando Cali se pone las pilas, es porque aquí sí se puede. En menos de tres meses las empresas privadas de la ciudad y la sociedad civil se dieron el lujo de armar un festival de música de cámara de talla Internacional sin pedirle un peso al Alcalde o al Gobernador y, aunque tenemos Ministra de Cultura, ni siquiera a la Nación. Todo empezó en Cartagena, sitio obligado de los melómanos, donde hace varios años se dan cita para escuchar la buena música y, dicho sea de paso, patrocinar orquestas y solistas de excelencia. Si se puede en Cartagena, ¿por qué no hacerlo en Cali? No como una réplica del Festival de Música sino con nuestro propio carácter vallecaucano, dándoles oportunidad a nuestros excelentes músicos y a la ciudadanía para que se deleite con las maravillas de la música de gámara asistiendo gratuitamente a los conciertos. Luego, sobre la marcha, y en un domingo soleado en el Saladito con copas de vino en la mano, se brindó por el éxito del Festival y la creación de la Fundación de Cámara como un esfuerzo de la sociedad civil. Los aliados naturales en la parte musical, los italianos, han dado el brillo de la excelencia y se ha contado con la presencia de Francesco Belli, uno de los cinco mejores clarinetistas del mundo; Bruno Lombardi, flautista del conjunto de vientos de Parma; el excéntrico oboísta Paolo di Cioccio y el clarinetista Marco Bonfiglio. También se destacaron los colombianos: Germán Gutiérrez, director y fundador del Centro de Música Latinoamericana de Texas Christian University en Fort Worth, considerado por la Revista Poder uno de los cerebros fugados, vino a dirigir la Orquesta Juvenil de Bellas Artes; Carlos Rocha quién se lució el miércoles tocando la Romanza de Beethoven con extraordinaria sensibilidad y virtuosismo, y José Luis Camisón, repatriado de Alemania, al igual que Rocha, donde tocaban con conocidas orquestas. También el guitarrista Héctor González, la pianista Blanca Uribe y el conjunto Dolmetsch.De esta mezcla de talentos salen las notas de los dioses que hacen de Cali aún más la capital del cielo. A diferencia de Cartagena, no han venido virtuosos chinos u orquestas importadas a altos costos, donde el talento colombiano recibe migajas con el concierto de jóvenes, mientras los de afuera llegan con su elenco de maquilladoras y masajistas, y fuera del Concierto en la Catedral de San Pedro Claver las boletas son costosas. Este primer Festival Internacional de Cámara, que arrancó como una locomotora, además de un evento de gran calidad musical es el esfuerzo de la sociedad civil que respondió con donaciones de todos los tamaños, pues el Festival Internacional de Cámara ya es un hecho y seguirá haciéndose anualmente. Se comenta de la solidaridad de Medellín y ahora Cali por fin le está poniendo el pie.