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Diego Arias

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¡Andrés, así no!

Quienes levantaron el monumento en medio de estas circunstancias, con jóvenes muertos y heridos de por medio, estaban apelando legítimamente a expresarse a través de lo simbólico

1 de octubre de 2023 Por: Diego Arias

En una nota publicada el día 30 de agosto de 2023, el periódico El País dio cuenta de una polémica expresión de Andrés Escobar (candidato al Concejo de Cali) con la cual declaró que “vamos a derribar los símbolos que levantó la delincuencia”, en referencia muy directa al llamado Monumento a la Resistencia que se levantó en el oriente de la ciudad en el contexto del Paro Nacional o estallido social de 2021, como otros optan en llamarlo.

Andrés Escobar ganó notoriedad, y no exactamente de la mejor manera, luego de haber disparado a manifestantes durante una de las dificilísimas circunstancias de esos días en el sector de Ciudad Jardín. Este hecho terminó por involucrarlo en un proceso judicial junto a miembros de la Fuerza Pública, a quienes se acusa de una actitud omisiva por permitir que un civil disparase en medio de una protesta social.

Como bien lo detalla la nota periodística, Escobar dijo por medio de su cuenta de X (anteriormente Twitter) que “para poner orden vamos a derribar los símbolos que levantó la delincuencia. Los vecinos y comerciantes de Puerto Rellena reclaman una intervención en seguridad y urbanismo para reactivar este importante sector del oriente de Cali”.

Escobar acompañó esta polémica declaración con una fotografía suya sosteniendo un mazo frente al monumento a la Resistencia, dando a entender, según mi comprensión, que está dispuesto a promover y ejecutar (?) su derribamiento.

Y entonces uno podría preguntarse: ¿Y qué tal que mañana surjan otros grupos en la misma disposición, pero para derribar lo que puedan denominar los símbolos de la ‘opresión’ o la ‘dominación’?

La propuesta de Andrés no solo es insensata, sino riesgosa, irresponsable, provocadora e incendiaria. No se requiere de un arma de fuego para precipitar la violencia. En las acciones simbólicas está también la posibilidad de construir algo juntos, pero también de dividirnos y generar antagonismos. De allí a la violencia o una conflagración hay bastante menos que un solo paso…

No me voy a referir al caso particular de Andrés disparándole a manifestantes, lo cual, por supuesto, es condenable. Prefiero hacerlo respecto de su propuesta de derribar el monumento a la Resistencia.

Entiendo perfectamente lo difícil que fue para todos aquellos días del estallido social, en especial para los manifestantes, la Fuerza Pública y ciudadanos que de una u otra forma se vieron directamente afectados, especialmente por hechos de violencia y destrucción. He reconocido en esas movilizaciones el legítimo derecho a la protesta de muchos sectores grave e históricamente afectados por la desigualdad y la exclusión, al tiempo que, sin la menor duda, he condenado el uso de la violencia.

Quienes levantaron el monumento en medio de estas circunstancias, con jóvenes muertos y heridos de por medio, estaban apelando legítimamente a expresarse a través de lo simbólico, algo de lo cual sentirse reconocidos y orgullosos. Decir que este monumento lo levantaron ‘delincuentes’ es ir muy lejos, estimado Andrés.

Comprendo el enojo, la frustración, el temor y la fractura que han quedado en la ciudad luego de esos aciagos días. No parece que hayamos avanzado mucho en comprender lo que realmente sucedió y menos aún en poder acordar los términos de una reconciliación de la ciudad y su destino de futuro compartido.

De Andrés yo esperaría una foto distinta (todavía es posible) en la que en ese monumento, en vez de un mazo para derribarlo, se le vea con una mano extendida para dialogar con los que él (y muchos otros) asumen como sus adversarios o contradictores. Y como signo de una reconciliación pendiente… por difícil que esta sea.

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