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¿Una nueva Constitución?

Una fuerte controversia se ha desatado en este país de las múltiples...

30 de julio de 2012 Por: Álvaro Valencia Tovar

Una fuerte controversia se ha desatado en este país de las múltiples constituciones políticas en torno al tema de convocar una Asamblea para este propósito, siendo así que la última, con veinte años de vigencia, que se creyó panacea frente a la centenaria de 1886 ha sufrido más de ese número de reformas por medios de actos legislativos que la han convertido en colcha de retazos, carente de vertebración ideológica y en muchas partes de claridad conceptual.La reciente experiencia con el proyecto de reforma a la Justicia, nos dice que el asunto amerita estudio desapasionado, ajeno a intereses políticos y a rensillas del mismo origen.Cuando se convocó la Asamblea Constituyente de 1991 mediante el curioso expediente de la séptima papeleta, no se tuvo en mente por la mayoría de quienes la votamos a favor, redactar una nueva Carta, sino introducir reformas sustanciales a la del 86, superando la imposibilidad comprobada de hacerlo por vías legislativas que venían frustrándose, bien por esos mismos intereses, bien por declaratorias de inexequibilidad de la Corte Constitucional. Sin embargo, la Asamblea se declaró soberana, declaró en receso al Congreso y terminó revocando el mandato para conformar un nuevo cuerpo legislativo, libre de las dolamas que convertían al actual en una isla de los micos, menos gárrulo, más eficiente y consagrado a su labor. No obstante, olvidaron los sabios constituyentes que los congresistas revocados eran los dueños de los feudos electorales, los votos cautivos otras muchas máculas que plagan nuestro sistema electoral. El resultado de los comicios así lo comprobaría con aumentos desconsiderados de dietas prerrogativas y beneficios.¿Qué hacer entonces? Quizá el camino podría ser la convocatoria de una comisión conformada por personajes de la más indiscutible y reconocida prestancia intelectual y ética, para que concibieran un proyecto de reforma con tal aceptación pública nacional que el Congreso hallase imposible introducirle micos, beneficios personales -mucho menos orangutanes y gorilas , y que al incluir en esa comisión respetables constitucionalistas evitara riesgos de inexequibilidad. ¿Estoy soñando o poniendo los pies en la tierra...?