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Se nos fue el 2011 ¿y el futuro 2012?

Escribo estas líneas en la agonía del año que pasa a la...

2 de enero de 2012 Por: Álvaro Valencia Tovar

Escribo estas líneas en la agonía del año que pasa a la historia, para que aparezca en los albores jubilosos del 2012. Recorriendo el fugaz desfile de los doce meses pasados, hallo una impresionante serie de contrastes en los diversos campos de la vida nacional y del mundo. Imposible siquiera una síntesis al menos de lo acaecido en Colombia. Preferible condensar un análisis de cierre de cuentas para identificar un balance final sobre lo más trascendental.La adversidad climática dibuja un desastroso panorama de calamidades que golpearon duramente los estratos menos favorecidos, pero a la vez descargó su ira en la infraestructura vial, aún no repuesta del fenómeno de La Niña precedente. Una nota estimulante que debemos destacar, es la reciedumbre moral de nuestro pueblo y de la nación misma, que en medio de la catástrofe no se ha dejado amilanar. La economía, boyante en su conjunto, sobresale en medio de la crisis que afecta al primer mundo europeo y norteamericano, para registrar índices promisorios en el crecimiento del PIB, la inversión propia y extranjera, el vigor de la producción agrícola y ganadera que ha evitado el desabastecimiento y la inflación.Esta reciedumbre colectiva se traduce en un reconocimiento al presidente Santos con el elevado índice de aceptación pública hacia él y su gobierno, que el brillante manejo de las relaciones internacionales ha devuelto al país el crédito que lo distinguió en otros tiempos. Paralelamente, el delicado tema del orden público registra al finalizar el año, la decisión unilateral de las Farc de liberar seis rehenes de la Fuerza Pública, cuyo trasfondo amerita análisis separado en particular por las implicaciones que pueda tener la llegada a la cumbre del maltrecho movimiento armado una figura nueva, cuyo pensamiento es todavía una incógnita de cara a la pérdida irreversible de la capacidad de combate de su fuerza.Otra incógnita por despejar toca a la malherida capital de la República en manos de un Alcalde de minoritario apoyo electoral y sin antecedentes de administración y gobierno que den pie para vaticinar cómo será el tercer gobierno del Polo Democrático, por demás infortunado en los dos antecesores del ex guerrillero que alcanza la Alcaldía Mayor capitalina.¿Y el futuro? Lo vemos con moderado optimismo. Si La Niña no retorna con sus desastrosos caprichos y El Niño no la reemplaza con una sequía aniquilante, el buen gobierno que nos rige permite esa positiva visión.