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Piense por sí mismo

Una de las condiciones básicas para que una democracia funcione es que...

13 de julio de 2016 Por: Alberto Valencia Gutiérrez

Una de las condiciones básicas para que una democracia funcione es que los ciudadanos, con base en la información de que disponen, puedan pensar y decidir por sí mismos de tal forma que puedan participar en igualdad de condiciones en la gestión de la vida colectiva. Pero esta premisa desafortunadamente no se cumple. Una gran mayoría de la población no tiene la posibilidad de elaborar juicios propios e independientes y delega en las voces de los caudillos su propio raciocinio. Los grandes dirigentes aprovechan esta carencia y saben muy bien que una mentira repetida muchas veces se convierte en verdad en las mentes ingenuas de quienes creen en ellos. Laureano Gómez lo repetía sabiamente: "calumnia, calumnia que algo queda".Todo este introito es para manifestar mi asombro por la manera como una serie de falacias relacionadas con el proceso de paz se imponen en la mente de muchas personas, contra todas las evidencias en contrario. Los enemigos de las negociaciones, con Uribe a la cabeza, están soltando de manera permanente versiones falsas y mentirosas sobre una serie de aspectos. Y lo más grave no es que lo hagan, sino que la gente les cree el cuento.Las distorsiones que se han elaborado sobre la figura del presidente Santos pertenecen a la literatura de ficción. Igual cosa ocurre con la idea de que se puede implantar en Colombia un régimen ‘castro-chavista’ similar al de Venezuela. Para que exista entre nosotros un régimen de esta naturaleza sería necesario que apareciera un líder populista de izquierda, que no se ve por ninguna parte. Pero no sólo eso, para que el populismo se desarrolle necesita de un Estado con recursos excedentes provenientes de una renta, para ser distribuidos entre la población, como es el caso del petróleo venezolano. Colombia está muy lejos de tener la tradición populista, militarista y bolivariana del país vecino. Y las Farc, que son las que supuestamente estarían llamadas a liderar este proyecto, tienen un inmenso desprestigio entre la población. Una vez desmovilizadas la sorpresa política por el rechazo de la población que se van a llevar va a ser mayúscula.Mucha gente dice que el país se está entregando a las Farc. Pero si se tomaran el trabajo de revisar los textos ya negociados se llevarían la sorpresa de que allí no hay nada raro. Los acuerdos sobre el agro aluden a aspectos que cualquier gobierno responsable tendría que incluir dentro de su programa de trabajo sin tener que pasar por una negociación con un grupo armado. Allí no hay ninguna revolución por decreto. Más aún, en sus propias regiones de implantación la gente misma les puede reprochar a las Farc el hecho de que la entrega de las armas la van a hacer a cambio de ninguna reforma importante. La verdad es que los dirigentes de esta organización están buscando sobre todo salir de la encrucijada en la que se encuentran de la manera más digna posible para ellos y tratando de salvar su vida.En cualquier lugar del mundo un proceso de paz implica cierta dosis de impunidad, para que sea posible. Y aún así, lo que se ha negociado en Colombia a este respecto supera con creces lo que se ha hecho en otros países. Igualmente es obvio que si un grupo armado entra en una negociación con el Estado es porque aspira a participar en política. Eso no debe asustar a nadie.Amigo lector, infórmese: la internet le ofrece todas las posibilidades. No coma cuento. No repita como un autómata las ideas que recibe. Tómese el trabajo de verificar por sí mismo su verdad y su realidad. Salga de esa masa informe de corderos mansos que repiten lo que el pastor de turno les indica. No me crea a mí tampoco. Confronte posiciones. Piense por sí mismo. Un país sin guerrilla es la realización de un sueño.