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Palabras del Papa

El próximo domingo se llevará a cabo el segundo y definitivo capítulo de las elecciones presidenciales. Por fortuna se abolió la reelección.

12 de junio de 2018 Por: Alfredo Carvajal Sinisterra

El próximo domingo se llevará a cabo el segundo y definitivo capítulo de las elecciones presidenciales. Por fortuna se abolió la reelección. En Colombia a los presidentes electos para un segundo mandato no les fue bien. Las reelecciones indefinidas se han vuelto costumbre en los países socialistas latinoamericanos. Para que exista una democracia auténtica se requieren elecciones libres y trasparentes, independencia entre los tres poderes: el Legislativo, el Judicial y el Ejecutivo, libertad de expresión, alternatividad en el Poder Ejecutivo, y sobre todo tolerancia a la diversidad.

Por las redes sociales llegaron a mi celular unas declaraciones del papa Francisco que me llamaron la atención por su lucidez y la gran actualidad que adquieren, para la conducción de algunos de los países de América Latina y los EE.UU.

Fue una presentación ante un auditorio de feligreses jóvenes, y dice así: “Un aspecto fundamental para promover a los pobres está en el modo que los vemos, no sirve una mirada ideológica que termina usando a los pobres, al servicio de otros intereses políticos y personales. Las ideologías terminan mal, no sirven. Las ideologías tienen una relación, o incompleta, o enferma, o mala con el pueblo. Las ideologías no asumen al pueblo, por eso fíjense en el siglo pasado, en que terminaron las ideologías, en dictaduras, siempre, siempre, piensan por el pueblo, no dejan pensar al pueblo”. Palabras sabias y pertinentes. Yo añadiría que no solamente debemos mirar al siglo pasado, sino hoy en día. Los nicas, los bolivianos, los cubanos y los venezolanos están sufriendo las implantaciones de ideologías del siglo pasado, como si los tiempos y los escenarios fueran estáticos. Los EE.UU. eligieron a un gobernante populista y pleitista. Recientemente ha iniciado una guerra comercial, ignorando los perjuicios que se generarán a nivel mundial y en las relaciones políticas entre las naciones.

En Colombia, elegiremos entre dos opciones, una que inició su discurso contra el establecimiento y sus instituciones, prometiendo llamar a una constituyente, inmediatamente después de su elección, camino de sobra conocido en Latinoamérica. Ahora se ha comprometido a no convocar la constituyente, acepta la institucionalidad del Congreso, que rechazaba. Ha dado una vuelta de 180°. ¿Se le podrá creer?

La otra opción es joven y renovadora, sobre todo, consistente. Su discurso no ha cambiado. Se le acusa de que el jefe de su partido va a interferir en su mandato de manera indebida. Una acusación a la que ha respondido con coherencia y contundencia en repetidas ocasiones. Se ha ganado un liderazgo a pulso, entre fuertes contendientes de su propio partido, esgrimiendo tesis propias, con argumentaciones convincentes; si no fuera así, no estaría liderando las encuestas de opinión. Lo hemos visto defendiendo sus tesis en múltiples debates, sin variar sus puntos de vista. Por temperamento, ¿quién es más conciliador?

Lo acompaña una candidata a la Vicepresidencia con una experiencia comprobada como ministra en dos ocasiones, una como Ministra de Comercio y en otra como Ministra de Defensa. También fue electa Senadora. En todas las instancias demostró su competencia y su eficacia, pero ante todo su independencia y carácter.

Mi voto por el bienestar de Colombia será obvio, consciente y sin odios.