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Nuestro vecindario

En este viaje a través del tiempo hemos llegado al mes de...

13 de enero de 2016 Por: Alfredo Carvajal Sinisterra

En este viaje a través del tiempo hemos llegado al mes de enero del 2016. Es costumbre, a comienzos del año nuevo, reflexionar sobre el futuro que nos depara el resto de los meses. En esta ocasión, creo que vale la pena echar un vistazo a nuestro vecindario, puesto que de su comportamiento depende en gran parte el nuestro.No es nada halagador lo que se puede colegir del futuro de los próximos 12 meses del continente Suramericano. Hace diez años todo era dicha. Se anticipaba prosperidad económica y continuidad de los regímenes políticos vigentes, al margen de su desempeño. Unos cuantos gobiernos practicaban el populismo y la autarquía sin consecuencias aparentes. Su bienestar se cimentaba en los altos precios de sus productos de exportaciones. Nadaban en divisas. Podían derrochar. Los términos de intercambio eran muy favorables.Todo cambió súbitamente. El precio de los combustibles se desplomó. La prosperidad de China se menguó, lo cual trajo como consecuencia un colapso en los precios de las materias primas. Suramérica y en general Latinoamérica perdió competitividad. Su futuro se oscureció. Estas circunstancias han afectado la estabilidad de sus regímenes políticos, en especial los que ejercen insostenibles prácticas populistas, como Venezuela. Pero la causa del tsunami político en otros países no necesariamente tiene el mismo origen. La corrupción ha hecho estragos, los escándalos han afectado la reputación de los jefes de estado del Brasil, de Chile y los anteriores mandatarios de Argentina y Panamá. En Venezuela es un tema recurrente, recientemente ha salido a la luz pública la inmensa fortuna de las hijas del expresidente Chávez y las andanzas de los parientes políticos de Maduro. Suramérica requiere una depuración ética, de la cual no podemos excluir a Colombia. La corrupción está carcomiendo los cimientos de nuestras precarias democracias. En varias regiones de nuestro país los políticos invierten altas sumas de dinero con el propósito de hacerse elegir, para luego resarcirse con creces. La política se convirtió en un negocio para no pocos candidatos.Ellos no son los únicos delincuentes, también incurren en el delito los empresarios que ofrecen el soborno para beneficiarse económicamente. “¿Quién peca más, el que peca por la paga, o el que paga por pecar?”.Volviendo al tema económico, la debilidad en el Continente suramericano radica primordialmente en nuestra vulnerabilidad por depender excesivamente en la exportación de materias primas. Igual que en Colombia, se requiere diversificar la oferta exportadora, enriqueciéndola con productos de mayor valor agregado, para lo cual se necesita fortalecer el sector empresarial y la innovación. Indispensable: abonar el emprendimiento y sembrar educación, educación, educación…Infortunadamente en nuestro país hacer empresa es una carrera de obstáculos. No existe el criterio de estimular el emprendimiento, por el contrario nuestra burocracia estatal se complace en castigarlo, estableciendo trámites, permisos, reglamentos, en fin toda clase impedimentos. La tramitología y el legalismo lo llevamos impreso en el alma. Lo anterior, nada tiene que ver, con debido respeto a la institucionalidad, lo cual ha librado a Colombia de muchos fracasos en nuestro devenir democrático.