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Los bloqueos matan

Lo que ocurrió en Cali fue una asonada, con finalidades que se apartan de que se busca con un paro. Las autoridades no lo comprendieron

9 de mayo de 2021 Por: Vicky Perea García

Claro que hay malestar. Las manifestaciones son naturales y se amparan en el derecho a la protesta. Sin duda se debe buscar con prontitud reducir las brechas económicas. Ahora más que nunca ya que el Covid-19 las profundizó. Pero una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, como decía el filósofo de Buga.

Lo que ocurrió en Cali se inició como una protesta, aunque la tumbada de la estatua de Belalcazar por los indígenas venidos en chivas desde el Cauca indicaba otros propósitos oscuros, fue el comienzo de la violencia.
Se establecieron los retenes, arma letal de la subversión. Esta estrategia no se había utilizado antes de manera sistemática. El gobierno local no actuó, el nacional tampoco; desconocemos las razones de sus actitudes. La ciudadanía se encuentra secuestrada, confinada en unas zonas determinadas por los “manifestantes”.

Las oficinas bancarias y los cajeros automáticos fueron atacados y destruidos. Se asaltaron los supermercados y los saquearon. El hotel La Luna de un propietario hecho a pulso, lo incendiaron, dizque porque allí se alojaba la Policía.

Se apedrearon y no se dejaron circular las ambulancias, se impidió al personal de la salud asistir a los hospitales; paralizaron la libre circulación, a los pacientes no se les permite llegar a las clínicas, se está poniendo en peligro a los enfermos, no se deja llegar los suministros a los centros de salud, escasea el oxígeno y otros insumos, los pacientes de diálisis no pueden acudir a sus tratamientos, se cercenó el derecho a la vida.

Uno de los actos vandálicos iniciales fue contra las estaciones del MÍO, único medio de trasporte para quienes no tienen motos ni carros, los más vulnerables, los más pobres, los ciudadanos que más necesitan el servicio público. ¿Por qué lo harían? Incomprensible si lo que buscan los organizadores del paro es mejorar el nivel de vida de los más débiles.
Al establecer las barricadas en la ciudad y en la región, imposibilitó el libre flujo de los vasos comunicantes de la economía. De esta manera se ha producido la escasez de alimentos, los combustibles no pueden llegar a las bombas de gasolina, además, las atacaron y vandalizaron, a las galerías solamente llegan unos cuantos productos alimenticios, obviamente a precios muy altos, inaccesibles para las personas de menos recursos. La basura se acumula en los barrios. Imposible de digerir que se trata solamente de una protesta.

Al no existir la libre circulación, las calles están vacías, los peatones no salen por miedo, lo cual facilita los actos de destrucción y vandalismo. Nadie ve a los maleantes, nadie los denuncia, y si actúan por la noche, menos.

Por estos motivos los bloqueos son asesinos, producen muerte y destrucción. Lo primero que debe hacer la autoridad municipal con la ayuda del Gobierno Nacional es levantarlos y no permitir que existan nuevamente.

Lo que ocurrió en Cali fue una asonada, con finalidades que se apartan de que se busca con un paro. Las autoridades no lo comprendieron.
Nos han establecido peajes dentro de la ciudad, una práctica rechazada por la ciudadanía cuando las autoridades la han propuesto.
Desconcierta que los organizadores del paro no hayan condenado, ni impedido estas acciones tan siniestras. ¿Estarán ellos de acuerdo con lo que ocurrió en Cali?

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PD. Un escrito que circuló por las redes con mi nombre, no es de mi autoría.