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La otra cara

Para el Valle y para Colombia, el único puerto funcional en el Pacífico es supremamente importante, en especial en la actualidad cuando el continente de más rápido crecimiento es el asiático.

16 de marzo de 2021 Por: Alfredo Carvajal Sinisterra

En las opiniones sobre determinados temas no solo existen dos caras, como en las monedas, sino una variedad de facetas. Pues bien, el domingo antepasado en su columna habitual, Germán Vargas Lleras presentó solamente una, afirmó que Buenaventura es una ciudad fallida.
Aduce él, con razón, que en todos los proyectos u obras que beneficiarían al puerto ha existido una oposición manifiesta en las consultas realizadas. Menciona la vía Mulaló-Loboguerrero, la de Buga-Buenaventura, la línea de trasmisión de energía, el dragado, etc. Añade además, la corrupción de las autoridades locales. Esta es la lectura que siempre se le da a Buenaventura desde la Capital. Se interpreta como una ciudad a la deriva, por la actitud de su comunidad y la de sus autoridades, como único motivo.

La doble calzada Buga-Buenaventura se inició mediante contratos del Ministerio de Obras Públicas, hace 21 años y aún continua en construcción. La de Mulaló-Loboguerrero fue adjudicada en el 2015, se le dio 1,5 años para la fase de previa a la construcción y 5 para ser ejecutada, aún se encuentra en estudio en la Anla, autoridad de carácter nacional. La planeación, licitación y construcción del aeropuerto es responsabilidad de la Aerocivil, otra agencia del Gobierno Nacional. La única realidad han sido las promesas desde hace muchos años. Soy consciente que el Gobierno actual está haciendo lo posible por acelerar estos procesos, no es su culpa, sin embargo, a este paso es imposible alcanzar el anhelado desarrollo. Ignoramos lo que cuesta no tener las obras. Me pregunto: ¿Serán estas demoras culpa exclusiva de la comunidad bonaverense o del Gobierno Nacional, como lo sugirió, Alberto Lleras en 1962?

Las consultas previas tienen un alcance nacional y están mal concebidas en la ley. Se necesita reformarlas y la iniciativa debió tomarla el Gobierno Nacional desde hace mucho tiempo. Además, unas de las comunidades más pauperizadas son las que habitan el Litoral Pacífico, y buena parte de sus habitantes migran a Buenaventura, en donde viven en casas palafíticas, en la mayor miseria, pero prefieren migrar a sobrevivir en sus lugares de origen. Allí, como en Buenaventura, no existe institucionalidad, una tarea que le corresponde al Gobierno Ejecutivo, Legislativo y Judicial del orden nacional.

Cuando se agudizan los problemas de orden público en Buenaventura, envían al Ejército por un tiempo, con esta decisión se tranquilizan las conciencias, sin embargo, el sistema judicial funciona a medias y a paso de tortuga, otra de las falencias que le corresponde a quienes gobiernan desde la Capital.

Para el Valle y para Colombia, el único puerto funcional en el Pacífico es supremamente importante, en especial en la actualidad cuando el continente de más rápido crecimiento es el asiático. China, India, Japón y Corea del Sur son unas locomotoras muy poderosas, no pierden el tiempo como nosotros.

El futuro del litoral y de Buenaventura es muy importante para enfrascarnos en la discusión de quién tiene la culpa. La culpa la tenemos todos. Se necesita una mentalidad diferente para actuar con eficiencia y eficacia. Al Gobierno Nacional, al de Nariño, Cauca, Valle, y Choco, y al sector privado regional, les corresponde unirse para socorrer en el menor tiempo posible esta deprimida región. Debiera constituir una prioridad nacional.