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El desempeño de nuestra selección de fútbol sobrepasó todas las expectativas y...

16 de julio de 2014 Por: Alfredo Carvajal Sinisterra

El desempeño de nuestra selección de fútbol sobrepasó todas las expectativas y nos puso a soñar, nos colmó de alegría, no solamente a quienes disfrutamos siguiendo los acontecimientos de este popular deporte, sino también a una inmensa mayoría de los colombianos, muchos de quienes en su vida habían visto los noventa minutos de un partido. Se paralizó el país para verlos jugar.Nos unió y nos puso a vibrar como si todos fuésemos parte de las cuerdas de una misma guitarra. Nunca había observado tanto fervor patriótico, tantas manifestaciones de nacionalismo. Por todas partes ondeaban banderas colombianas.Las camisetas amarillas y rojas de nuestra selección parecían manchas de tinta, a cualquier parte donde fuésemos. En las calles, en los supermercados, en las tiendas, en los parques, en los hospitales,.. Fue como un aglutinante que nos unió, sin reparar en nuestra diversidad y en nuestras congojas. Reímos, gritamos y suspiramos juntos.¿Cómo no agradecer a los protagonistas de esta explosión de nobles sentimientos?, a quienes prendieron la mecha.Pudimos comprobar que si nos comprometemos con un propósito y trabajamos unidos con entusiasmo, talento y seriedad, podemos llegar muy lejos. Los resultados no se dan por generación espontánea, demandan sacrificios, constancia, y ante todo, una buena gestión. Además toman tiempo en cosecharse.Los integrantes de la selección no solamente se forjaron en el fútbol del país, casi todos, sin excepción tienen contratos con equipos extranjeros. Han competido con éxito en ambientes exigentes, donde participan los mejores jugadores. Hoy en día no son pocos los futbolistas colombianos que se encuentran vinculados a equipos europeos. La dificultad está en el ensamble. En lograr la armonía, cada uno cumpliendo su misión, al margen de su prestigio y ambición personal. No es nada fácil congregar para trabajar unidos, hacia un objetivo común, veintitrés voluntades provenientes de escuelas de fútbol diversas, cada uno con sus propias aspiraciones.Esta misión que no es de poca monta, le correspondió al director técnico, el profesor José Pékerman. A su liderazgo le debemos en gran parte los logros del equipo. En Colombia estamos acostumbrados a padecer líderes mediáticos que se dan dos caídas y un tropezón para que les hagan una entrevista para salir en la televisión o en la radio. Liderazgos estridentes que dan declaraciones con el fin de llamar la atención, como aquella de un ex-director técnico de la selección que manifestó que perder equivalía a ganar, o la conducta personal de otro que lo forzó a renunciar.El Sr. Pékerman reflejó todo lo contrario, austeridad, seriedad, discreción, modestia, ponderación y sobre todo trabajo arduo, sin promesas o vanas ilusiones. Logró con su temperamento y conocimiento sacarle el máximo rendimiento a sus dirigidos, sin robarles protagonismo, a tal punto que James fue considerado por la Fifa entre los diez mejores jugadores del mundial y terminó como máximo goleador del torneo, y a Faryd Mondragón le permitió consagrarse como el futbolista de mayor edad en participar en un campeonato mundial.Un ejemplo a seguir para muchos de nuestros dirigentes en otras esferas con conductas que hastían y empalagan, sin resultados destacables.