El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Artículo

Tenían razón

Nuestro país requiere grandes cambios encaminados a lograr un Estado más eficiente donde las regiones estén empoderadas y puedan reaccionar de manera rápida a los problemas

13 de abril de 2020 Por: Alfonso Otoya Mejía

Desde los inicios independientes de nuestro país, nos hemos debatido entre el centralismo y la descentralización. Guerras civiles se lucharon para defender las banderas centralistas o federalistas. La constitución de 1991 transformó el Estado centralista del 86 buscando construir un Estado más descentralizado, dando herramientas presupuestales, de planeación y de autogestión a los departamentos y municipios. Incluso abrió la posibilidad que bajo una reglamentación se trasladen ministerios o departamentos administrativos a ciudades diferentes de Bogotá. Lo cual no ha ocurrido.

Pareciera que este debate poco tiene que ver en tiempos de pandemia mundial, sin embargo, la situación de salud púbica que vivimos hoy ha dejado en evidencia comportamientos anacrónicos centralistas que no están en línea con un mundo dinámico y cambiante. Hasta el miércoles 7 de abril había más de 1500 pruebas de Covid-19 de la ciudad de Cali represadas en el Instituto Nacional de Salud, INS, en Bogotá. Los resultados de las pruebas se estaban demorando más de 10 días. Incluso se ha presentado un cruce de acusaciones frente al estado en el cual llegan las pruebas para justificar los lentos tiempos de respuesta.

¿Cómo es posible que, en una ciudad como Cali, con más de 2 millones de habitantes, dos centros médicos catalogados entre los 15 mejores de Latinoamérica no se pueda contar con un laboratorio que pueda realizar las pruebas de Covid-19? Pues bien, los laboratorios sí existen y solo mencionaré tres organizaciones que seguro podrían haber gestionado esas pruebas: Cideim, Caucaseco y el laboratorio de la Universidad del Valle. Sin embargo, estas organizaciones hasta la semana pasada no estaban siendo utilizadas para tal fin y todas las pruebas practicadas a los caleños que presuntamente padecían la enfermedad tenían que viajar hasta Bogotá. Esto no solo genera demoras en el procesamiento de las muestras con todos los problemas que esto pueda acarrear, sino que además hace mucho más lenta la entrega de resultados con lo cual el margen de maniobra de las autoridades de salud se ve reducido debido a que el tiempo es el principal aliado del virus.

¿Por qué si existen las capacidades en el terreno y hacer las pruebas en la ciudad garantiza un mejor tiempo de respuesta, se decide hacer todo en Bogotá? La respuesta tiene que ver mucho con pelea de egos y con la necesidad que tienen algunas personas de centralizar todos los procesos. Seguramente encontrarán mil razones, la mayoría de ellas técnicas e incomprensibles, que justifiquen esta actuación. Realmente lo único que se evidencia es que un Estado centralista es burocrático, lento e ineficiente.

La centralización se debe usar para garantizar que todos los municipios y departamentos tengan acceso a pruebas de calidad, pero cuando estos territorios tienen las capacidades para ser autosuficientes, el centralismo no se debe convertir en una traba burocrática que impida la eficiencia de las regiones.

En este mundo cada día más dinámico y con nuevos retos, pretender seguir manteniendo una estructura única y rígida en Bogotá terminara rompiéndose por sí sola. El INS es solo un ejemplo que se hizo más que evidente en esta pandemia. Nuestro país requiere grandes cambios encaminados a lograr un Estado más eficiente donde las regiones estén empoderadas y puedan reaccionar de manera rápida a los problemas. Es una realidad, quienes han defendido la descentralización tenían razón.