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Salario consciente

Las personas que se encuentran empleadas están sentadas en la mesa de negociación representadas por las centrales obreras, pero, ¿quién va a representar a los desempleados en esta negociación?

22 de noviembre de 2020 Por: Vicky Perea García

Unos de los mayores retos que enfrenta nuestra economía son la generación y formalización de empleos. El 2020 ha sido un año que ha deteriorado muchos de los avances que se habían logrado en estos dos frentes.

Todos los años por esta época comienzan a agruparse las diferentes organizaciones de presión que buscan influenciar la mesa de negociación del salario mínimo que se lleva a cabo en el mes de diciembre, entre los gremios y las centrales obreras con mediación del gobierno a través del Ministro de Trabajo. Este año no será diferente. Ya tuvimos el pasado 19 de noviembre la primera manifestación de presión por parte de las centrales obreras.

Hace un año la presión fue más fuerte. Recordamos todavía las manifestaciones del 21 de noviembre y sus consecuencias, pero las circunstancias eran muy distintas. Acabábamos de salir de un proceso electoral, la economía gozaba de gran salud y no estábamos en la mitad de una pandemia. Esto en parte podría explicar la diferencia en impacto y magnitud, entre las manifestaciones de hace un año y las del jueves pasado.

Sin embargo, hoy la situación de desempleo en el país es más compleja, la tasa de desempleo es la más alta de los últimos 15 años. Ante esta coyuntura es cuando toma especial relevancia el papel del gobierno en la mesa de concertación del salario mínimo. ¿A qué le va a apostar el gobierno? ¿Reducir la informalidad y aumentar el empleo, o a darle un alivio al bolsillo de los 20 millones de colombianos que se encuentran trabajando?

Las personas que se encuentran empleadas están sentadas en la mesa de negociación representadas por las centrales obreras, pero, ¿quién va a representar a los desempleados en esta negociación? Ojalá sea el gobierno. Por esto la importancia de su rol.

Sería muy interesante si se aborda con los gremios, no solo el incremento del salario mínimo sino se promueve también tener una visión más global del problema y así lograr algunos compromisos en cuanto a generación de nuevos puestos de trabajo. Bajo la coyuntura actual, sería mucho mejor recibido por parte de nuestra sociedad un anuncio concertado proveniente de la mesa de negociación salarial en línea a mantener el salario mínimo en términos reales. Es decir, ajustarlo solo por la variación de precios del 2020, que estará alrededor del 2%, con el compromiso de generar vinculación laboral. Aunque un incremento de 20 mil pesos pudiera sonar insignificante, puede ser el sacrificio necesario para combatir el desempleo.

Este año ha afectado al aparato productivo de forma diferente, algunos sectores están al borde del colapso mientras otros gozan de buenos resultados e incluso van a superar sus utilidades históricas. Incrementar el salario en niveles cercano a la inflación protege los empleos en las industrias más afectadas, pudiendo generar compromisos de creación de empleo en los sectores donde la pandemia ha generado beneficios económicos históricos.

El tema laboral requiere reformas de fondo. Se deben trabajar otros puntos que permitan la flexibilización laboral y de esta manera lograr una incorporación mayor de personas a la fuerza laboral activa de nuestro país. Sin embargo, en el corto plazo esto no se ve viable y el costo político puede ser muy alto para un gobierno que ya empieza la cuenta regresiva. Por lo pronto se puede empezar por defender a los desempleados en la concertación salarial y alcanzar, ojalá de manera concertada, un incremento salarial consciente.