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A contar empleos

Yo espero que estos meses de cuarentena y reflexión, permitan que en las próximas semanas la flexibilización laboral sea una real prioridad.

27 de septiembre de 2020 Por: Alfonso Otoya Mejía

Durante los últimos meses hemos tenido la desafortunada práctica de contar muertos. Llegó el momento de cambiar ese mal hábito de pandemia y dedicarnos mejor a contar empleos. Este es el nuevo gran reto una vez superada la política de aislamiento obligatorio.

De marzo a julio, en Colombia se han destruido más de un millón seiscientos mil empleos. Una cifra impresionante si se compara con la población económicamente activa que, para julio según datos del Dane, se calculaba alrededor de veinte y dos millones de personas. Nuestra economía fue una de las que más desempleo generó durante la pandemia comparada con otros países. Estos resultados son solo comparables con las variaciones de empleo registradas en Estados Unidos y Canadá, aunque estos países contaban con niveles de desempleo muy inferiores.

El país enfrenta ahora la tarea de flexibilizar su sistema laboral. Temas como la contratación por horas o el salario mínimo diferencial entre zona rural y urbana, son algunos de los mecanismos que se deben entrar a discutir bajo el análisis serio. Este debe estar enfocado en las personas que hoy no tienen empleo, y no bajo la mirada proteccionista de algunas organizaciones sindicales que lo único que buscan es garantizar y mejorar las condiciones de empleo de sus afiliados sin preocuparse por esa gran masa que se encuentra sin empleo o con empleos informales.

Hay otros frentes que quedan pendientes dentro del proceso de flexibilización del mercado laboral como las incapacidades médicas y laborales, con su respectivo reconocimiento y pago por las EPS y ARL, y la disminución en los intereses pagados a las cesantías. Estos intereses fueron establecidos hace más de una década. En ese momento las tasas de interés se encontraban cerca del 20%, por lo que una tasa del 12% resultaba favorable tanto para trabajadores como para empleadores. Hoy esa tasa del 12% anual cuando la IBR se encuentra en 2,8% se convierte en uno de los pasivos más costosos que tienen las empresas intensivas en mano de obra. Hoy el empleador no puede consignar estos valores de forma mensual en los fondos de pensiones y así evitar el costo financiero de estos recursos. Medidas como estas son las que pueden ayudar a disminuir los costos ocultos de la contratación laboral para poder generar más empleo.

La recuperación del empleo depende de todos, gobierno, trabajadores y empresarios. No se puede caer en el error de echarle la culpa a un solo actor. De nada servirán las medidas de salvamento adoptadas por el Gobierno Nacional si los trabajadores no ajustan sus pretensiones de incremento salarial para el 2021. Manifestaciones como las del pasado 21 de septiembre son la antesala de lo que serán las negociaciones de salario mínimo. Si todos logramos entender que ahora la prioridad es el empleo, seguro que empresarios, gobierno y organizaciones sindicales podrán pactar no solo el incremento del salario mínimo sino la creación de puestos de trabajo.

Yo espero que estos meses de cuarentena y reflexión, permitan que en las próximas semanas la flexibilización laboral sea una real prioridad.
Hay un descontento de la sociedad por diferentes motivos y la falta de empleo no puede ser un asunto que divida. Todos debemos aunar esfuerzos para lograr que nuestra economía logre el pleno empleo y el desempleo estructural sea realmente bajo. Nuestro futuro como economía sostenible depende esto.