El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Artículo

Perfeccionar la democracia

Mañana viviremos en Colombia el evento más preciado de cualquier democracia, el traspaso pacífico del poder según la voluntad del pueblo.

5 de agosto de 2018 Por: Alejandro Éder

Mañana viviremos en Colombia el evento más preciado de cualquier democracia, el traspaso pacífico del poder según la voluntad del pueblo. Sin embargo, si bien esta es la pieza fundamental de nuestro sistema de gobierno, su función principal debe ser generar las condiciones para mejorar la calidad de vida de todos sus ciudadanos.

En las últimas dos décadas ha habido avances importantes en este sentido, como el 25% de nuestra población que pasó de la pobreza a la clase media, la mejora notable en los indicadores de desarrollo socioeconómicos o la derrota del terrorismo de las Farc.

Sin embargo, seguimos teniendo fallas de fondo a la hora de resolver las necesidades básicas del grueso de la población que de no subsanarse rápidamente podrían poner en riesgo la supervivencia de nuestra libertad política y económica.

El principal desafío del presidente Duque será justamente reivindicar nuestro sistema de gobierno y modelo económico poniéndolos a marchar como debe ser y callando así las posibilidades de aquellos extremistas que buscan acentuar las divisiones como estrategia política de poder. Difícil abordar una tarea tan compleja como esta en un país tan diverso en todo –hasta en sus problemas– como el nuestro y en tan solo cuatro años, pero sí hay ciertos pasos que el hasta hoy presidente electo no podrá evadir.

El primero es organizar el proceso de fin del conflicto con las Farc. La bandera del Centro Democrático y de sectores políticos afines durante los últimos años ha sido de cuestionar la validez de dicho acuerdo e inclusive piden renegociar ciertos aspectos del mismo. El país, sin embargo, ya está agotado del tema y hoy está gozando de ciertos dividendos de la desmovilización de las Farc a los que no está dispuesto a renunciar.

La mejor forma en que el presidente Duque puede ayudar a sanar las heridas causadas por la polarización frente a este tema es enfocando los esfuerzos de su gobierno en la debida implementación de los acuerdos y no en su renegociación. De optar por esta segunda opción, se le irían los cuatro años en eso.

Lo segundo es luchar contra la corrupción. Obviamente esto requerirá un sin fin de acciones del Presidente y su gobierno, pero la principal debe ser dar ejemplo. Iván Duque debe aprovechar su juventud y mundo para proponer una manera fresca de hacer política en la cual no se gobierna transando con la llamada mermelada sino utilizando buen criterio técnico y capacidad de ejecución, algo que podemos vislumbrar del gabinete que seleccionó.

La principal medida del éxito en la Colombia de hoy sin violencia desmesurada será la eficacia del gobierno para mejorar la calidad de vida de los colombianos en todo desde la impartición de justicia hasta la provisión de servicios médicos.

La tarea más difícil y crítica que tendrá el nuevo mandatario será la de ser un líder que una al pueblo colombiano como nación. Llevamos ya varios años sumidos en una polarización que ha minado la credibilidad de nuestro sistema de gobierno y que ha dado vida a formas de polarización peligrosas que no veíamos tomar fuerza desde el Siglo XX y que podrían llevar nuestra democracia hacia un lugar muy complicado.
Para corregir el camino, el presidente Duque debe luchar a diario por un país más equitativo e incluyente y debe buscar perfeccionar la democracia en Colombia para que sea mucho más que simplemente tener elecciones cada cuatro años.