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Huérfano MÍO

Recorrer un camino que pueda llevar a la liquidación del MÍO a espaldas de la ciudadanía es inaudito.

6 de diciembre de 2020 Por: Vicky Perea García

El transporte masivo es uno de los servicios más sensibles para Cali, precisamente porque el MÍO es la solución más económica al alcance de la mayoría para ir a estudiar, visitar al médico o llegar a los lugares de trabajo. A pesar de esto, pareciera que el actual alcalde quisiera desmontar a escondidas este servicio crítico.

Antes de la pandemia casi medio millón de personas viajaba a diario en el MÍO, hoy lo hacen menos de la mitad. Y no es solo por el Covid, sino porque el alcalde Ospina abandonó el sistema desmejorando el servicio con la suspensión y recorte de rutas y la reducción en la programación de buses. Además, porque no se controla la evasión, tampoco la piratería, ni el paralelismo del sistema colectivo que le hacen competencia ilegal al MÍO.

Los anuncios del presidente de MetroCali hace unas semanas sobre no continuar cubriendo el subsidio al pasajero; cambiar unilateralmente el pago de la tarifa por kilómetro y desconocer la ruta de salvamento implementada por el alcalde anterior y avalada por MinTransporte, la Procuraduría General de la Nación y por el Concejo, exponen a Cali a nuevas millonarias demandas que generarán un caos social y económico y condenarán al MÍO a su liquidación. Si la intención es liquidarlo deberían decirlo con claridad, para debatirlo, porque decisiones tomadas en silencio, afectan a todos.

Con todo y sus dificultades, es mucho lo que el MÍO le aporta a Cali en términos de inversión, 4 billones en 15 años entre sector público y privado. Recordemos, fueron reemplazados 5000 buses viejos por los 900 que hoy tiene su flota mejorando el tráfico y generando menos contaminación. El MÍO modernizó la ciudad y con su construcción se recuperaron 431 kilómetros de la malla vial y más de un millón de metros cuadrados de espacio público. Además, sus 55 estaciones y 5 terminales mejoraron sectores que no habían sido tenidos en cuenta.

El MÍO también viabilizó el tren de cercanías que hoy está en estructuración y que, para que funcione integralmente, es imprescindible seguir apostándole a un sistema de transporte robusto para que los ciudadanos podamos ir de las paradas del tren a la casa.

¿Que si el sistema es imperfecto y necesita ajustes? ¡Claro! Desde sus inicios quedó mal estructurado, en la primera administración de Ospina no se sentaron las bases para un sistema sólido de largo plazo. Error fue priorizar el corredor de la calle 5 o el MÍO Cable sobre la Troncal del Oriente, donde vive más del 55% de sus usuarios. También perder más de 8 mil millones en obras que Ospina adjudicó en su primer Alcaldía y que no se hicieron, como la Terminal Paso del Comercio, fueron graves afectaciones.

Sin embargo, la peor afectación es no construir sobre lo construido. Las dos administraciones pasadas decidieron jugársela por el MÍO y pusieron la voluntad política y los recursos necesarios para corregir errores. Renegociaron los contratos con los operadores, pactaron un incremento en la calidad del servicio, sacaron de circulación la flota vieja e hicieron inversiones importantes en infraestructura. El sacrificio de Cali es gigantesco para garantizar el derecho a movernos de manera digna y económica, en especial para los más necesitados.

Las decisiones del alcalde Ospina y del presidente del MetroCali borran con el codo lo que con tanto esfuerzo se ha logrado, están dejando al MÍO huérfano. Les invito a no desechar los avances afectando a miles de caleños y sus familias. Recorrer un camino que pueda llevar a la liquidación del MÍO a espaldas de la ciudadanía es inaudito.