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Vía al mar

Cuando Sebastián de Belalcázar en el alto Calima, le ordenó a Juan...

18 de noviembre de 2013 Por: Alberto Silva

Cuando Sebastián de Belalcázar en el alto Calima, le ordenó a Juan de Ladrilleros buscar cerca de la actual represa, en la Cordillera Occidental, el lugar más alto desde donde pudiera mirar al Océano Pacífico para salir a él, inconscientemente diseñaba parte del trazado de lo que hoy conocemos como la doble calzada al puerto de Buenaventura.La vía al puerto ha sido toda una aventura de más de 477 años de ejercicio. Belalcázar tenía más malicia indígena que la de sus indígenas yanaconas acompañantes y simplemente le dio por utilizar los caminos del indio: el del Dagua y el del Anchicayá para comunicar al Valle con él Pacífico. Desde entonces comenzó la jarana. Primero fue lugareña, pues la metrópoli Santafé se encontraba en su altar, muy distante de los pantanos y lagunas de la planicie vallecaucana y de los barrizales en los manglares del puerto. Además los santafereños nada tenían que venir a hacer acá en aquel tiempo. Esto les parecía muy “jarto”. Los vallecaucanos buscaron por tanto la manera de conectarse con el mar por su cuenta y riesgo. A como fuera.En la Colonia el tire y afloje se daba entre Buga y Cali, por querer ser preponderante la una sobre la otra en el camino a Buenaventura, hasta cuando el conflicto de la Independencia llevó a las autoridades realistas durante la Reconquista a poner su punto de mira en el camino de Anchicayá. Allá enviaron a los patriotas vallecaucanos a consumirse construyendo ese camino en medio de las contingencias de todo orden: hambre, paludismo, malaria, parasitismos, víboras, hasta su muerte. Un dramático y antiguo verso anónimo así lo dice: “Camino de Anchicayá / Sepultura de hombres vivos/ Donde se amansan los guapos/ Y lloran los afligidos”.Un siglo más adelante, las diferencias vinieron a solazarse con la aparición del Ferrocarril del Pacífico, toda una gesta desconocida por la mayoría del pueblo colombiano. Pasado el furor del ferrocarril, se disparó la disputa por construir en 1926 la carretera al puerto. Los bugueños le apostaron a la vía Buga-Loboguerrero-Buenaventura por el cañón del Dagua, pero de inmediato les salió al corte la de los caleños: Cali-Queremal-Buenaventura por Anchicayá. Luego de acalorados debates que fueron incluso hasta los estrados del Congreso de la República se escogió la vía por Anchicayá. Así en 1946 se inauguró la carretera al mar que recibió el nombre de “Simón Bolívar”, hoy olvidada y en desuso.El tiempo y la fuerza del natural desarrollo vital del Litoral Pacífico ha dado en justicia, en pocos años, la razón al empeño de Buga liderado por Alejandro Cabal Pombo y Daniel Rivera Sanclemente hace cien años, de construir la carretera por el trazado propuesto por ellos. Precisamente sobre sus trazos se construye la flamante doble calzada al puerto. Que no es regalo de la nación, sino simplemente una contraprestación de los largos siglos en que por esos ariscos senderos y el puerto de Buenaventura, ha entrado gran parte del desarrollo del país. Lo confirma plenamente el 60% de la carga marítima diaria que por Buenaventura entra y sale de Colombia. Factura por pagar.Es natural que cuando las actuales generaciones encargadas de manejar los cargos públicos de vías y transportes de la Nación, por no conocer estos pormenores, crean haber descubierto la pólvora. Cualquier persona que viaje al puerto, debe saber que transita por encima de un empedrado de calaveras de seres quienes durante siglos, consumieron su vida en favor de una vía redentora del país. Falta por ver cómo será su conexión –que lo diga Invías- con la Costa Atlántica en el tramo entre Santafé de Antioquia y Puerto Valdivia en la Troncal de Occidente.