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Un título más

‘Cali precursora de la educación pública en Colombia’, es el título que comenzó a ostentar la ciudad desde cuando en 1803 el presbítero caleño Manuel Cuero y Caicedo.

1 de septiembre de 2020 Por: Alberto Silva

‘Cali precursora de la educación pública en Colombia’, es el título que comenzó a ostentar la ciudad desde cuando en 1803 el presbítero caleño Manuel Cuero y Caicedo, amplio potentado, propietario en ese tiempo de una mina de oro en Cajambre y de un gran predio en el Paso de la Torre, con los cuales le garantizaba al gobierno español el desarrollo sostenible de una escuela de educación pública fundada por él en Santiago de Cali, un lejanísimo pueblo perdido en la inmensidad de la selva americana. Así lo deja claro el historiador bugüeño Ramón Ignacio Atehortúa, miembro de número de la Academia de Historia del Valle del Cauca en su reciente libro titulado: ‘Cali Precursora de la Educación Pública’.

Su palmarés, no deja dudas en su obra, sobre este hecho trascendental para la ciudad. Licenciado en ciencias sociales de la Universidad Santiago de Cali. Adelantó sus estudios de derecho y obtuvo los títulos de Especialista en desarrollo intelectual y Educación y Maestría en estudios políticos en la Universidad Javeriana. Se desempeñó durante treinta y cinco años como docente universitario en el área de la historia y la pedagogía. Ocupó el cargo de alcalde en los municipios de Andalucía y Zarzal, y en importantes instancias en la Gobernación del Valle y Alcaldía de Cali. Estos últimos diez y siete años ofició como rector del Colegio Santa Librada de Cali.

Al devolver la película de nuestra historia vemos como en esas fechas existían hombres de la talla del presbítero Manuel Cuero y Caicedo, quien pretendía llevar, y llevó a la escuela, a todos los niños de Cali sin costo alguno, sin exclusión de categoría, incluyendo plebeyos, ricos y pobres, negros, mulatos, zambos, indios y mestizos. Un verdadero desafío a la corona. Atrevido aquel hombre. Recordemos que por esos tiempos la educación sólo la recibían los hijos de los acomodados por medio de los cleros en las iglesias y conventos, no se arriesgaban España ni la Iglesia a educar la gleba. No olvidemos que el analfabetismo llegaba al rango del 90% de la población. Complicado el asunto.

Como bien lo dice el profesor Atehortúa: “Esta concepción llevada a la práctica hace de Cali, una ciudad precursora de la educación pública, gratuita y con equidad, en un momento histórico que era imposible proponerlo o siquiera imaginarlo. Al padre Manuel Cuero y Caicedo se le debe la más antigua escuela gratuita con equidad en Colombia, para todos los niños de Santiago de Cali conforme a documentos y hechos”.

La obra cultural e histórica de Ramón Ignacio Atehortúa debería ser de obligatoria lectura y consulta de los servidores públicos. Viene también por estos días como anillo al dedo este libro que contiene todos los elementos que necesitan los docentes, ahora que nuevamente comenzará la cátedra de historia en los colegios por disposición de Ley de la República. En él encontrarán en pleno, hechos y testimonios importantísimos ocurridos para la configuración del actual departamento del Valle del Cauca, con datos de toda índole:
económicos, guerreros, políticos y étnicos, que mucha falta le hacen a nuestra juventud afectada en forma grave por desamor patrio. Baste no más con mirar ahora por la televisión lo que le sucede a diario al país colombiano.

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Al terminar este escrito sucede el lamentable fallecimiento de Diego Mejía Castro que enluta el área de la historia en la comarca. Sin su decidido apoyo no hubiera salido a la luz pública el libro Bicentenario de la Independencia Vallecaucana, publicado hace diez años con motivo del inicio de la conmemoración del bicentenario de los hechos independentistas de la región, que habían sido olvidados sistemáticamente por la historia estatal. Reciba su familia nuestros respetos y condolencias.