El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Artículo

Próceres cañicultores

En Colombia segundo país productor de panela del mundo después de la India y productor de azúcar altamente técnico se los ataca de manera rastrera y con saña. ¿O no, señor Petro?

2 de febrero de 2020 Por: Alberto Silva

Van a quedar consternados aquellos mamertos, perennes enemigos de los cultivadores de la caña de azúcar en Colombia, quienes reclaman indignados por el desmantelamiento arbóreo especialmente del valle geográfico del río Cauca efectuado por los cultivadores de la gramínea en un proceso de quinientos años desde la conquista hasta hoy. En su desespero (envidia también le llaman) al ver este territorio bien cultivado con el último grito de la técnica, le imputan a sus habitantes haber acabado con la ‘despensa’ del país, convirtiéndola en ‘monocultivo’ de la caña de azúcar.

¿Acaso no saben estos señores, que el Valle del Cauca posee una extensión de 2.214.000 hectáreas enclavadas en medio de tres accidentes geográficos bien definidos que le dan su fisonomía: la planicie aluvial o valle geográfico del río Cauca, con un 12% del área, los dos ramales de la cordillera andina que lo flanquean y componen en un 52% y la llanura selvática o andén del Pacífico con el 36%? En el área correspondiente al valle geográfico (436.000 hectáreas) apenas están cultivadas en caña 250.000 hectáreas, entonces: ¿dónde están las razones para declarar al Departamento como ‘monocultivo’ de la caña de azúcar?

Qué irán a pensar ahora que les digamos que el país se colonizó a punta de trapiches por ser el cultivo y transformación de la caña de azúcar el medio propicio utilizado para el levantamiento de pueblos y regiones en aquellos tiempos y su práctica agrícola podía ejercerse en cualquiera de los pisos térmicos de las cuencas hidrográficas de los ríos Cauca y Magdalena. Es de imaginar la desazón cuando les recordemos, para comenzar, que Simón Bolívar nació en su trapiche de San Mateo en Venezuela y aprendió allá todas las labores artesanales de la caña de azúcar.

Por estos lados, en el Valle del Cauca, los máximos líderes de la Independencia eran también trapicheros: Joaquín de Cayzedo y Cuero nacido en la Hacienda Cañasgordas; José María Cabal Barona nacido en la Hacienda Santa Bárbara del Hatico perfumado con aromas de trapiche y bautizado en El Alisal; y sus primos Miguel y Francisco Cabal Barona nacidos en la Hacienda La Concepción de Amaime, frutos del matrimonio de dos hermanos con dos hermanas. Todos ellos muertos en olor a martirio en los cadalsos y campos de batalla.

No escapó ninguna región del país desde la Guajira en el Atlántico pasando por El Patía en el Cauca hasta Sandoná, Consacá y Bomboná en Nariño, al generoso y valiente aporte de los cultivadores de la caña de azúcar como próceres de la causa libertadora del país.

Comenzando por Francisco de Paula Santander quien nació en el trapiche de su padre en Villa del Rosario de Cúcuta. Y así como él, todos los próceres de la región santandereana que dieron asiento a las antiguas poblaciones reconocidas de la gesta libertadora y que hoy también son ejemplo de modernas técnicas del cultivo de la caña como las que moran en el rico territorio de la Hoya del río Suarez, ejemplo en el país de los avances industriales del cultivo.

En Colombia con excepción del Museo de la Caña, ha campeado la ingratitud de los gremios hacia los cultivadores y su género, representados en sus cinco reconocidas instituciones gremiales. Lo indica también el hecho de que en esta comarca vallecaucana caracterizada como máxima productora de caña de la Nación, no existe rastro alguno de haberle generado a sus socios el homenaje que en cualquier otro país sería motivo de orgullo patrio. Por el contrario en Colombia segundo país productor de panela del mundo después de la India y productor de azúcar altamente técnico se los ataca de manera rastrera y con saña. ¿O no, señor Petro?