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Pitayó

Bolívar tenía una confusa idea con respecto a la Provincia de Popayán y creía que el gran empuje bélico patriota de la región se debía a Popayán, cuando en realidad era todo un empeño del valle geográfico del río Cauca.

24 de septiembre de 2019 Por: Alberto Silva

Mientras Pedro Murgueitio hacía sus movimientos en el extremo sur del valle geográfico del río Cauca hacia Popayán, el general venezolano Manuel Valdés y el coronel José Mires, quienes venían destinados por Bolívar para hacer la campaña de Independencia de los países del sur, descendieron del páramo de Guanacas el 6 de junio, sobre las tropas realistas que Sebastián de la Calzada tenía emplazadas en el pueblo de Pitayó, cercano a la actual población de Silvia, Cauca. Allí fueron derrotados los españoles de manera casi total. Calzada se retiró nuevamente a Pasto de donde nunca jamás regresaría.

Después del triunfo de Pitayó, Valdés llegó a Caloto donde recibió el valioso aporte de más de 600 hombres vallecaucanos de caballería e infantería, que le había traído Murgueitio. Fue palpable la colaboración del valle del Cauca a las tropas libertadoras, con el aporte de hombres y víveres de lo cual por esa fecha el Libertador no alcanzaba a tener conocimiento. Este hecho era confuso, más bien por la poca o ninguna colaboración que aportaba Popayán a la causa patriótica en esos momentos.

Bolívar tenía una confusa idea con respecto a la Provincia de Popayán y creía que el gran empuje bélico patriota de la región se debía a Popayán, cuando en realidad era todo un empeño del valle geográfico del río Cauca, conocido hoy como departamento del Valle del Cauca, el que verdaderamente lo generaba. Un año después, Bolívar muy apenado, bajaría la cabeza ante el pueblo vallecaucano en su primera visita a Cali y se arrepentía públicamente de todo lo pensado.

Fue evidente cómo después de la batalla de Boyacá, no se debió asumir de ninguna manera que todo había terminado y que la Nueva Granada había sido liberada con aquella batalla. Después de nueve años de constante contribución de la región vallecaucana al movimiento libertador, su aporte continuaba de modo incesante y heroico. El general Valdés con sus tropas reforzadas entró a Popayán el 12 de julio. Regresó más tarde al valle geográfico del río Cauca e instaló los cuarteles para su ejército en Caloto, Cali y la ‘Factoría’ de Llanogrande, hoy Palmira.

De los cuarteles de Llanogrande y de Caloto, donde se acantonaban las tropas del valle geográfico del río Cauca, denominado diez años antes Ciudades Confederadas del Valle del Cauca, salió el aporte de 1400 hombres que irían a engrosar al ejército de Valdés con el cual emprendió éste la marcha de manera precipitada hacia Pasto, por el mismo camino transitado tantas veces por las tropas vallecaucanas. Las advertencias para que no lo hiciera fueron en vano.

Una inmensa caravana constituida por 2000 efectivos, con sus caballerías, artillería, bestias de carga, alimentos y un gran rebaño de ganado vacuno para la alimentación del cuantioso regimiento con que se pretendía tomar a Pasto, la conformaban. Si quienes propalaron la noticia de que con la batalla de Boyacá se había logrado la libertad de la Nueva Granada hubieren tenido la oportunidad de ver esta escena, seguramente habrían escondido sus caras con vergüenza. Más aún si hubiesen conocido los resultados funestos que les esperaban a los patriotas que cambiaron el rumbo de la guerra de emancipación en esta región tan especial de la Nueva Granada. No imaginaban que el cuantioso regimiento casi todo de combatientes vallecaucanos iba a quedar reducido a la mitad en el sangriento combate de Genoy en las faldas del volcán Galeras.

Genoy constituía en esos momentos un pueblo indígena de quillacingas enclavado a corta distancia de Pasto, algo así como el portal de entrada de la ciudad, que quedaría grabado por siempre como el sitio donde los patriotas republicanos recibieron la mayor derrota en la campaña de la Independencia nacional.