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Historia para ‘millennials’

En los últimos 30 años comenzaron a nacer los de la generación que hemos dado por llamar ‘millennials’, o sea los nacidos en el primer siglo del tercer milenio de nuestra era.

22 de octubre de 2017 Por: Alberto Silva

En los últimos 30 años comenzaron a nacer los de la generación que hemos dado por llamar ‘millennials’, o sea los nacidos en el primer siglo del tercer milenio de nuestra era. Han tenido una suerte repartida. La mala les llegó al nacer y encontrar que los presidentes de esa época, Belisario Betancourt, Virgilio Barco y César Gaviria, les suprimieron las 73 horas de Historia Patria de los pénsums de educación a que tenían derecho por ley. Indudablemente los tres, unos genios perversos, juntos con los cuatro que les sucedieron hasta hoy, les negaron a toda esa generación el derecho de saber quiénes fueron sus padres y qué habían hecho. Los sometieron algo así, como a un pecado original, pero mortal.

Por otro lado, la buena suerte les llegó con muchos adelantos científicos como ninguna otra generación haya recibido: computadores, celulares, sistemas y en general la cibernética en su infinita variedad de formas colores y sabores. Ahí está la importancia de tener mucho cuidado con todos aquellos que tengan menos de 40 años de edad porque tienen una inmensa laguna en historia patria que debemos restituírselas de inmediato. Por eso mismo lo saludable de la Ley 166 de 2016 del Congreso de la República acabada de aprobar, que restablece la cátedra de Historia en escuelas y colegios de toda la Nación, que debiera extenderse a las universidades pues en sus aulas también se encuentran actualmente alumnos y profesores ‘millennials’ quienes no han visto su historia ni por el forro.

Continuaremos en esta columna con apoyo a la esencia de la Ley aprobada haciendo énfasis en lo correspondiente al Eje colonial del río Cauca, sector del país de altísimo protagonismo en el desarrollo de la Nación durante los casi 500 años, desde la llegada de los españoles en la Conquista hasta hoy y desconocido sistemáticamente a propósito por toda Colombia.

No es posible seguir tapándole a la juventud vallecaucana que su territorio fue teatro de importantísimos hechos sociales, militares y civiles durante el proceso de formación del país. ¿Qué, y cómo, hicieron nuestros ancestros para trasformar la selva inhóspita en los maravillosos campos de cultivos exhibidos ahora con orgullo por nosotros? ¿Cómo negarles a los alumnos en las escuelas y colegios, que el Valle del Cauca aportó 53 mártires fusilados durante la Independencia incluidas siete mujeres? ¿Cómo ocultarles que la autopista de doble calzada al puerto de Buenaventura la hemos construido los vallecaucanos durante 481 años, desde cuando Sebastián de Belalcázar la transitó por primera vez a pie en forma de camino de herradura al entrar por ahí en su segundo viaje de España en 1541? ¿Qué decirles de los sufrimientos y sin sabores padecidos por los vallecaucanos para traer por Buenaventura las primeras motoniveladoras para establecer las miserables trochas por donde entró el desarrollo a esta parte del país hasta 1926 para luego esperar cuarenta años más y verla por fin pavimentada? Y así mismo expresarles que solamente hasta 1970 el país se dio cuenta de la importancia de esa vía para la Nación y por tanto había que convertirla en doble calzada y apoyarla financieramente a sabiendas que esa ayuda no es gratuita ni de caridad; es una justísima contraprestación al inmenso servicio que el puerto de Buenaventura otorga de forma permanente al resto del pueblo colombiano.

Bendita la hora en que Vivianne Morales propuso la Ley 166, para que los ‘millennials’ conozcan por fin su propia historia y que sean las regiones quienes la narren para el resto del país, como es el caso de la vallecaucana con su tupia de protagonismos represados que la nación entera debe conocer. Es la hora de saber la verdad.