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Cayzedo

Cayzedo es una de las primeras voces que escuchan los recién nacidos en Cali y quienes por primera vez pisamos su suelo. Es también el sonoro apellido del hombre que fue capaz de convencer a sus coterráneos para firmar el Acta del Cabildo de Santiago de Cali el 3 de julio de 1810...

7 de junio de 2018 Por: Alberto Silva

Cayzedo es una de las primeras voces que escuchan los recién nacidos en Cali y quienes por primera vez pisamos su suelo. Es también el sonoro apellido del hombre que fue capaz de convencer a sus coterráneos para firmar el Acta del Cabildo de Santiago de Cali el 3 de julio de 1810, con la cual manifestaban su apoyo al Rey de España preso por Napoleón. En ella le expresaron sus sentimientos de súbditos, siempre y cuando viniese a reinar desde aquí. Algo imposible de cumplir. Documento trascendental. Comprendemos ahora perfectamente que si en aquella época los cabildantes firmantes hubiesen contado con rayos X, la radiografía les habría mostrado un pelotón de fusilamiento detrás de todos. Y ellos lo sabían.

Joaquín de Cayzedo y Cuero es el personaje. En su homenaje, la Plaza principal de Cali lleva como nombre su apellido. Vivió apenas 39 años. En tan corto tiempo desencadenó el más trascendental proceso de la Nación. El valle geográfico del río Cauca en la Independencia de la Nueva Granada, aportó personajes notables, desde su inicio hasta el final del conflicto. Eran personas con la más alta cultura que se podía lograr en aquel tiempo, cuando a la educación solo accedían unos pocos privilegiados. Cayzedo era su líder. Su vida y obra fueron fulgurantes, como su paso por el mundo, pero su resplandor ilumina hasta nuestros días. Su nombre está íntimamente ligado a Cali y al desconocido inicio de la guerra de la Independencia vallecaucana, que fue sin duda la primera campaña militar de la Nueva Granada.

Cayzedo, auténtico representante de la élite intelectual que desde 1743 se había levantado con altivo gesto de orgulloso radicalismo americano, suprimió voluntariamente con su propia mano el título de Alférez Real de Cali que ostentaba. Estudió sus primeros años en Popayán y concluyó los de jurisprudencia en Santafé. Organiza a las Ciudades Confederadas del Valle del Cauca, arma a 1200 hombres y los envía a Palacé a través de un valle inundado por el invierno para hacer frente nada menos que a la Corona española. Así, se anticipó ocho años a la gesta de Bolívar entre los Llanos Orientales y Pisba cuando dio la Batalla de Boyacá. Acá las tropas de Cayzedo dieron la primera de la Independencia de la Nueva Granada el 28 de marzo de 1811 en el Bajo Palacé, cerca de Popayán. Traslada allí la Junta de las Ciudades Confederadas del Valle del Cauca y sigue a Pasto para recuperar el dinero que se cargó el gobernador de la Provincia de Popayán, Miguel Tacón y Rosique, en su huida.

Llega hasta Quito donde no encuentra el cuantioso robo. En su ausencia y a su regreso es traicionado por los pastusos a quienes tenía concientizados de adherir a la causa patriota por la vía civil. Sometido a inicua prisión es ejecutado al paredón el 26 de enero de 1813, convirtiéndose junto con diez vallecaucanos más, en el primer patriota fusilado en la Nueva Granada. Sus restos mortales permanecieron 106 años en Pasto hasta cuando fueron traídos a Cali a lomo de mulas y sepultados en la Catedral.

Esta historia era contada con veneración en las escuelas y colegios de la región vallecaucana en el siglo pasado. Allí aprendimos que el prócer se casó con su prima Juana María Camacho y Cayzedo con quien tuvo tres hijos, a quienes dejó muy niños cuando inició su marcha a Popayán y Pasto. En condolido abrazo se despidió de su esposa con esta terrible premonición: “Es deber mío servir a la Patria en circunstancias como las actuales: sálvese ella, aunque perezca yo con mi familia”. Esa cruel admonición se cumplió inexorablemente. Contundente verdad para reescribir la Historia Patria colombiana.