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Otros casos absurdos

Los casos de que trata la columna de hoy tienen algo en...

16 de marzo de 2011 Por: Alberto José Holguín

Los casos de que trata la columna de hoy tienen algo en común. Todos son absurdos y crueles y, por consiguiente, tristes. Y al narrarlos no se trata de comparar si unos son más graves que otros por el hecho de que algunas de sus víctimas sean seres racionales y otras irracionales. El propósito es hacer notar hasta dónde se han degradado algunos colombianos para quienes los principios éticos no existen y el derecho a la vida no tiene ningún valor. Aunque estos forajidos tienen aspecto de seres humanos, son en realidad unos animales. Pero no aquellos animales bellos y nobles que tanto abundan y conviven con nosotros, sino animales peligrosos y salvajes a los que todos tememos.* Por televisión vimos las tremendas imágenes del absurdo cometido por unos desalmados policías que amarraron del cuello a una perrita con un lazo y la metieron en un profundo hueco. Para su diversión halaban del lazo y una y otra vez surgía la perrita, contorsionándose entre la vida y la muerte, mientras ellos la filmaban riéndose. Finalmente la remataron a golpes de pala. Ante la protesta ciudadana esos proyectos de hombre fueron retirados de la Institución a la que nunca debieron ingresar, porque el cuerpo de Policía está llamado a ser conformado por gente decente y no por bestias. * Las Farc nos recordaron una vez más su crueldad. Un humilde campesino fue inmolado cuando a control remoto se hizo explotar la dinamita que, sin su conocimiento, iba camuflada en la lancha en que pasaba frente a una base de la Infantería de Marina situada a la orilla del río Micay, desde la que se controla la salida de cocaína hacia el Pacífico. Murió un suboficial, tres infantes fueron heridos y en la forma más absurda el campesino perdió su vida gracias al salvajismo de una organización guerrillera que en más de cuarenta años no ha hecho otra cosa que cometer absurdos atentados contra la población civil y militar de este país que, afortunadamente, cada día más los repudia. * Luis Moreno, defensa panameño del Deportivo Pereira, jugando en Barranquilla contra el Junior, cometió la absurda estupidez de patear fuertemente a la mascota del equipo tiburón, una bella lechuza que por unos momentos se metió a la gramilla y que desde hace años acompañaba al cuadro local. El drama no se hizo esperar. La lechuza fue retirada de la cancha gravemente herida ante la rechifla de los hinchas locales que pedían airados la expulsión del jugador y lo calificaban de “asesino”. La trasladaron a una clínica veterinaria donde al día siguiente murió a consecuencia del tremendo patadón. Moreno pidió excusas atortolado y su madre lloró desesperada ante las amenazas que recibió su hijo. El Junior se quedó sin su mascota, la indignación ha sido general y el absurdo caso aparece en las páginas internacionales de Internet donde, con razón, pintan a la lechuza como inocente víctima de un mamarracho sin principios.* A pesar de que estamos acostumbrados a que cada día mueran violentamente en Colombia unas 50 personas, ha causado indignación la masacre cometida por unos desalmados que cobardemente acuchillaron en Buga a Ernesto Quintero de 93 años, Esneda Tamayo de 91 y sus hijas Estela y Olga de 60 y 58 años, para robarles la modesta pensión que habían cobrado ese día. Qué lastima tan grande que la pena de muerte no exista en Colombia pues eso es lo único que merecen los autores de esta absurda atrocidad.