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Cayó el Baloto

El sábado nació en Bucaramanga otro ricachón incógnito. El que se ganó...

26 de septiembre de 2012 Por: Alberto José Holguín

El sábado nació en Bucaramanga otro ricachón incógnito. El que se ganó el Baloto con 6 aciertos. Un chiripudo, posiblemente muy decente, quien por un golpe de suerte quedó dueño de 117 mil millones de pesos. Estoy convencido de que para llegar a tener semejante capital y saberlo manejar, uno debe fajarse toda la vida haciendo empresa, creando empleo, dando ejemplo, sacrificándose de sol a sol y poniendo en práctica lo que desde niño le enseñaron sus padres o sus maestros. Porque ser rico no tiene nada de malo si es consecuencia del esfuerzo honrado.El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua define como ‘Ambición desmedida’ el deseo ardiente y desproporcionado de conseguir algo, y como ‘Codicia’ el afán excesivo de riqueza. Y yo agregaría que la palabra Baloto tiene exactamente los mismos significados.El Baloto, en sí, no tiene nada de malo y ha sido bueno para Colombia. Del valor de las ventas transfiere al sistema de salud el 32% -unos $600 mil millones en sus 10 años de operación- reparte en premios el 50% y el resto cubre los gastos y la utilidad de la empresa promotora del negocio. Adicionalmente ha generado impuestos por más de $150 mil millones y ha creado unos 25 mil empleos en 420 municipios del país. Pero por el acumulado ilimitado que hay para quien acierte los 6 números ganadores, el Baloto fomenta la codicia y la ambición desmedida y eso no es sano. Ni siquiera el hecho de que el apostador tenga sólo una oportunidad entre 8.145.000 o que nadie lo hubiera ganado desde agosto de 2011, lo hace dudar en comprarlo. La ambición desmedida y la codicia son dos fuerzas más grandes que la ley de las probabilidades. Y por eso hasta el sábado pasado se estaban vendiendo más de 3 millones de formularios semanales y no faltaban quienes se quejaban diciendo que si se lo ganaban les quedarían sólo $93.600 millones después del descuento del impuesto de rifas. Es el colmo de la codicia y la ambición.Aunque lo que escriba enseguida no tenga trascendencia porque el Baloto colombiano hace parte de un sistema multinacional que tiene sus normas establecidas, veamos con un ejemplo lo que habría pasado en el sorteo número 1193 jugado el sábado 22 de septiembre, si de los $117 mil millones acumulados, el Baloto le hubiera puesto un tope, por ejemplo de $50 mil millones a los 6 aciertos, $35 mil millones a los 5, $31 mil millones a los 4 aciertos y el resto a los 3. Ese día hubo 33 personas con 5 aciertos que habrían ganado mil sesenta millones cada una en vez de los $14 millones que les tocaron; y hubo 2.611 con 4 que habrían ganado $12 millones cada uno en vez de los 125 mil pesos que les tocaron. ¿Y a todas estas que le habría pasado a quien acertó las 6 balotas? Que había ganado $50 mil millones. Pobrecito. ¿Es que no les parece suficiente? Le deseo mucha suerte al ganador y ojalá que la paciencia y la prudencia lo acompañen y le permitan pensar con cabeza fría para que no se atragante con su propio bienestar. Yo no compré Baloto el sábado pasado. Y siquiera no lo hice por dos razones: la primera porque no me cabe en la cabeza ganarme $117 mil millones de la noche a la mañana por un golpe de suerte; y la segunda porque yo no me lo habría ganado ya que el afortunado fue el nuevo ricachón de Bucaramanga y habría sido una coincidencia demasiado grande y asustadora que yo hubiera seleccionado los mismos 6 números que él.