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Un grupo de comparsas se rebela contra la "privatización" del carnaval de Río

El movimiento rebelde busca que los 'blocos', como se conoce popularmente a las comparsas, tengan total libertad de disfrutar del carnaval sin pedir permiso y sin tener que someterse a las limitaciones de horarios, de recorridos y de patrocinadores, fijados por la Alcaldía de Río en el 2009.

7 de febrero de 2013 Por: Elpais.com.co | EFE

El movimiento rebelde busca que los 'blocos', como se conoce popularmente a las comparsas, tengan total libertad de disfrutar del carnaval sin pedir permiso y sin tener que someterse a las limitaciones de horarios, de recorridos y de patrocinadores, fijados por la Alcaldía de Río en el 2009.

Un grupo de comparsas de Río de Janeiro se pronunciaron contra los millonarios negocios que giran en torno al carnaval y el creciente control por parte de las autoridades que en los últimos años han puesto reglas a la fiesta.Este movimiento rebelde, autodenominado 'Desliga dos Blocos', busca que los 'blocos', como se conoce a las comparsas, tengan total libertad de disfrutar del carnaval sin pedir permiso y sin tener que someterse a las limitaciones de horarios, de recorridos y de patrocinadores que la Alcaldía fijó desde 2009."Quieren privatizar y vender a terceros el derecho de divertirnos", comentó Thay Chaves, una integrante del Cordo do Boi Tolo, una de las 16 comparsas que integran el grupo rebelde, que siempre sale a la calle sin permiso y burlando a las autoridades.El objetivo de la Alcaldía con estas normas es hacer del carnaval de calle "un producto turístico", que no cause trastornos al tráfico de la ciudad brasileña y que cuente con una buena infraestructura sanitaria y de seguridad, explicó el subsecretario de Turismo Pedro Guimares.La regularización de las comparsas también conllevó la introducción de un patrocinador oficial, una marca de cerveza, que ahora es la única que pueden ofrecer los vendedores ambulantes.Este movimiento rebelde denuncia que el Ayuntamiento, para defender los intereses del patrocinador, incentiva las comparsas multitudinarias en perjuicio de 'blocos' pequeños, que levantan la bandera de "un carnaval libre y espontáneo" ."Al decidir quién puede participar y quién no, la Alcaldía promueve el gigantismo. Da prioridad a 'megablocos' y prohíbe los pequeños. Es mucho más lucrativo tener a 20.000 personas consumiendo que a cien", afirmó Raquel Freire, también integrante del Cordo do Boi Tolo.A este 'bloco', aunque no pide permiso oficial, nunca le han impedido salir a la calle desde que su fundación en 2006, según sus integrantes, pero el pasado enero, en una fiesta con otras comparsas, encontró cierta resistencia por parte de la Guardia Municipal, que sin éxito les pidió que interrumpieran el desfile."Estamos en contra de tener que pedir autorización, es anticonstitucional", resaltó Freire, que defiende que cada grupo sea libre de disfrutar del carnaval según su estilo.La gran mayoría de los 492 'blocos' con permiso oficial defiende abiertamente los patrocinadores y otras fuentes de financiación, como la venta de camisetas, sin las que sería "inviable" realizar los desfiles, en opinión del presidente de la asociación de comparsas Folía Carioca, Ricardo Rabelo."Con los patrocinadores solo cubrimos cerca del 40% de los gastos. Para conseguir el resto hay que esmerarse", afirmó Rabelo, que también dirige el 'bloco' Bafafá.Rabelo calculó que las comparsas gastan como mínimo 3.500 dólares en cada desfile para pagar a los músicos y contratar un vehículo con altavoces, mientras que las bandas con más recursos pueden desembolsar hasta 15.000 dólares."Lo importante es que el carnaval de calle aún no es una cosa totalmente comercial, la mayoría de los 'blocos' no sale para ganar dinero, sale para divertirse. Aunque hay una minoría que nace comercial. Siempre hay algún listo que ve la forma de facturar", opinó.El límite del negocio lo trazó este mismo miércoles la Alcaldía de Río. Después de haber sido alertada de que una comparsa pretendía cobrar a los asistentes, prohibió por decreto que éstas puedan crear áreas VIP acordonadas en plena calle.Esa práctica es normal en el carnaval de Salvador, capital del estado de Bahía, donde las entradas de los desfiles populares más caros llegan a costar hasta 750 dólares, pero el alcalde de Río, Eduardo Paes, consideró que estas áreas acordonadas se oponen al espíritu "libre y democrático" de la fiesta, según el decreto.El decreto ha preocupado a los responsables de las comparsas, que temen que las autoridades puedan excederse en su interpretación de las nuevas reglas y también veten la venta de camisetas, que constituyen "una gran fuente de ingresos", según Ricardo Rabelo.

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