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Un año después del terremoto, Haití sigue sin recuperarse

La isla caribeña parece flotar a la deriva un año después de aquel 12 de enero de 2010, cuando un terremoto de 7 grados en la escala de Ritcher dejó más de 300.000 muertos y dos millones de damnificados.

9 de enero de 2011 Por: Resumen de agencias

La isla caribeña parece flotar a la deriva un año después de aquel 12 de enero de 2010, cuando un terremoto de 7 grados en la escala de Ritcher dejó más de 300.000 muertos y dos millones de damnificados.

Niños hacinados en albergues. Mujeres mendigando con un talego en una esquina. Hombres desempleados arrastrando una carreta por las calles polvorientas de Santo Domingo en busca de sustento. Las escenas se repiten hoy, tal cual como las vio el mundo entero hace un año, cuando un sismo sumió en el caos y la crisis, el dolor y la devastación a la República de Haití. La isla caribeña parece flotar a la deriva un año después de aquel 12 de enero de 2010, cuando un terremoto de 7 grados en la escala de Ritcher dejó más de 300.000 muertos, dos millones de damnificados y arrasó la capital y otras zonas del país más paupérrimo de América Latina.Hundido en la crisis agravada por el déficit de vivienda, la epidemia sanitaria del cólera que desde octubre pasado cobró la vida de 3.651 personas, y los problemas políticos tras las elecciones de noviembre, el panorama hace calcular que la “refundación” de Haití tardará unos 20 años, según admitió en noviembre pasado su ministro de Turismo, Patrick Delatour. Pocas acciones de mejora se han emprendido en las zonas afectadas y en favor de los 1,5 millones de damnificados. Un año después, 1,3 millones de los desplazados continúan viviendo en 1.300 campamentos, la mayoría improvisados y los damnificados permanecen sin esperanza de conseguir techo pronto a pesar de las promesas oficiales.La vivienda es uno de los retos que afrontan las autoridades haitianas, que aún no concretan un plan para alojar a los damnificados y otro de reconstrucción. Tarea para la que faltan US$5.000 millones, según el Gobierno, para ofrecer a los desplazados un mejor alojamiento que las tiendas en la que malviven hacinados y expuestos a la falta de higiene, la inseguridad que ha aumentado las violaciones sexuales y las inclemencias meteorológicas, entre otras contingencias. Países y entidades han prometido destinar US$240 millones a la construcción de más de 100.000 refugios provisionales, pero sólo la cuarta parte fue construido este año. En el plano económico, millares de personas quedaron sin fuentes de subsistencia en un país en el que un 30% de los empleos disponibles antes del 12 de enero del 2010 se perdieron, lo que agravó el elevado índice de desempleo, que supera el 70%.Las pérdidas por el sismo fueron calculadas en más de US$7.000 millones en los sectores productivos, el 70% de ellas en el sector privado.Muchas calles continúan obstaculizadas por los más de 20 millones de metros cúbicos de escombros. En Puerto Príncipe, la calle que un día está libre amanece repleta al día siguiente porque los vecinos siguen limpiando sus casas destruidas.Pese a la magnitud de la catástrofe, al principio no se registró la temida aparición de enfermedades, pero ocho meses después una epidemia de cólera tomó por sorpresa a Haití.La epidemia, cuyos primeros casos fueron detectados el pasado 19 de octubre, ha causado la muerte de al menos 3.651 personas, ha afectado a más de 157.000 y en menos de seis meses podrían sumar 400.000 casos. La ONU intenta recolectar US$164 millones para enfrentar la epidemia, aunque sólo ha recibido una quinta parte, dijo Anthony Lake, director general de Unicef.A esto se suma la crisis política derivada de las elecciones presidencial y legislativas de noviembre pasado, denunciadas como fraudulentas por la oposición y que desató una oleada de protestas que dejaron cuatro muertos y ahondaron en la comunidad mundial la percepción de que la estructura política de Haití no está preparada para enfrentar catástrofes como el terremoto.A la espera de ayudas365 días después del terremoto, los haitianos aún esperan que la ayuda que el mundo prometió para socorrer a la nación más pobre de América termine de llegar.El 31 de marzo, en la cumbre de donantes en Nueva York, el mundo se comprometió a aportar US$5.300 millones en dos años, suma importante, pero insuficiente para acometer la reconstrucción del país. Pero doce meses después del sismo, gran parte de los US$7.800 millones en que se calcularon las pérdidas sigue sin llegar a la nación antillana.Los donantes reconocen que no toda la ayuda prometida ha sido enviada (ver recuadro). Edmond Mulet, jefe de la misión para la estabilización en Haití, Minustah, dijo que descontando la condonación de deudas, Haití sólo ha recibido el 20% de lo prometido.Hasta el líder cubano Fidel Castro recordó en un artículo que el enviado especial de la ONU para Haití, el ex presidente de EE.UU., Bill Clinton, reconoció que la Comisión Internacional para la Reconstrucción de Haití, que él preside, sólo ha entregado US$897 millones. Pero “los 897 millones de que se habla no se ven por ninguna parte”, criticó Castro.El Gobierno haitiano “no sabe coordinar”, aseguró Gérald Michel Mathurin, ex ministro de Agricultura, y añadió que antes de la catástrofe, su país ya padecía una crisis profunda y multidimensional.Se refería a que el desempleo ya era del 70% y la pobreza afectaba al 80% de la población. En ello coinciden quienes están sobre el terreno, como el coronel Santiago Camelo, comandante del contingente de policías colombianos en Haití.“La comunidad internacional no fue tan efectiva (...) en enviar los dineros para apoyar el proceso, pero no porque no quisiera sino por las trabas que pusieron los mismos haitianos, por esa corrupción tan fuerte” que a su juicio hay allí.La corrupción, que se teme que haya desviado importantes recursos de la ayuda humanitaria, sigue siendo otro de los males del país, como consta en el informe de Transparencia Internacional que estima que aunque mejoró un poco, Haití ocupó el lugar 146 entre 178 países (168 entre 180 naciones en 2009), sólo superado en América por Venezuela.Males en cadena que parecen hundir al país en un caos eterno. “Haití padece una sucesión de crisis interminable y que deja a gran parte de la población en condiciones cada vez más desesperadas”, dijo Farid Zarif, del área de Operaciones de Paz de la ONU para América Latina y Europa. Y Stefano Vannini, jefe de la misión Médicos Sin Fronteras en Haití, da fe de ello: “Muchos se preguntan qué ha cambiado. Han pasado doce meses y seguimos igual”.Lloran los niñosLos problemas de acceso a servicios básicos como el agua, saneamiento, salud y educación siguen para los cuatro millones de niños de Haití casi un año después del terremoto que sacudió a la isla caribeña.La recuperación “apenas comienza” para los menores, que son quienes más “han sufrido y siguen sufriendo” las consecuencias del devastador terremoto, un huracán y una epidemia de cólera, dijo Françoise Gruloos-Ackermans, de Unicef.Cuando ocurrió el desastre sólo la mitad de los niños accedía a la educación primaria, una quinta parte llegaba a secundaria, pero sólo el 2% se graduaba. Históricamente, Haití es de los países con más desigualdad de ingresos: la mitad de la población vivía con menos de un dólar al día.Reconstrucción está en un punto muertoUn año después del sismo que devastó Haití, 380.000 niños continúan viviendo en 1.200 campamentos temporales donde reina el hacinamiento, pese a la masiva movilización internacional en favor de ese país caribeño.Un informe del Fondo Mundial de la Infancia, Unicef, dependiente de Naciones Unidas, afirma que sólo el 9% de esos albergues asiste a un millar de víctimas, la mitad de los damnificados. “La otra mitad está dispersa en cientos de sitios con menos personas, pero el desplazamiento en una situación compleja en sí misma”, reconoce Unicef.Pero la ONG Oxfam afirmó que la reconstrucción está en un “punto muerto” y que si todavía hay más de un millón de personas viviendo bajo carpas es debido a una trágica combinación de indecisión por parte del Gobierno y descoordinación de los donantes.Entretanto, la ONU afronta el primer aniversario del terremoto de Haití con amplias dudas de la población sobre su eficacia para la reconstrucción y la creciente hostilidad de quienes se oponen a la presencia de sus tropas (Cascos Azules) en la nación caribeña. Junto a las autoridades locales, la ONU es uno de los blancos del descontento por el lento progreso de la reconstrucción.“El Gobierno haitiano, los donantes y Naciones Unidas tienen una responsabilidad compartida en explicarle a la población porqué la reconstrucción no ha sido más rápida”, reconoció Farid Zarif, del Departamento de Operaciones de Paz de la ONU para América Latina y Europa.Sin embargo, Paul Conneally, de la Federación Internacional de la Cruz Roja, dijo que “esta fue la acción de respuesta humanitaria más importante en la historia de nuestra organización y ha superado todos nuestros logros anteriores, incluida la operación tras el tsunami (de Indonesia)”.

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