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Tras seis años de Gobierno, Obama tiene muchas promesas incumplidas

Con el Congreso en contra, analistas ven difícil que cumpla con la reforma migratoria, el cierre de Guantánamo y la paz internacional.

17 de agosto de 2014 Por: Edwin Giraldo Ruiz | Corresponsal de El País en Washington

Con el Congreso en contra, analistas ven difícil que cumpla con la reforma migratoria, el cierre de Guantánamo y la paz internacional.

En el argot político de Washington se aplica el término ‘lame duck’ a oficiales que, frente a la proximidad del fin de sus mandatos, se enfocan más en la protección de su legado que en proyectos a largo plazo. Aunque faltan dos años para que el presidente Barack Obama deje la Casa Blanca, esta podría ser ya su desgracia.Su presidencia está marcada por disputas irresolubles con un partido Republicano que logró paralizar su agenda legislativa después de retomar el control de la Cámara de Representantes en las elecciones parlamentarias del 2010. Desde entonces, el tenso ambiente en el Capitolio demuestra cómo el Presidente del país más poderoso del mundo poco puede hacer sin un Congreso a su favor.Por eso las propuestas más ambiciosas en la agenda de Obama están ahogadas en la imposibilidad de negociar con los conservadores, situación que podría agravarse el próximo 4 de noviembre, cuando los electores vuelven a las urnas. Ese día estarán en disputa las 435 curules de la Cámara de Representantes, y 33 de las 100 en el Senado, así como un puñado de cargos estatales y referendos.La pesadilla del Mandatario son proyecciones como las publicadas por The New York Times y The Washington Post, quienes aseguran que dadas las condiciones actuales en estados claves, los republicanos tendrán la mayoría en el Senado. Si ese resultado se concreta, las promesas sin cumplir de Obama probablemente quedarán intactas: reforma migratoria, cierre de Guantánamo, promoción de la paz en conflictos internacionales, lucha contra los excesos del sector privado, entre otros.En este momento, Washington vive su ‘break’ de verano. Durante el mes de agosto, los congresistas regresan a sus estados para reencontrarse con el electorado, mientras el Presidente toma unas cortas vacaciones en Martha’s Vineyard, un paradisiaco viñedo en una isla al lado de Massachusetts.Después, el 1 de septiembre, la llegada a la capital parece a la partida de una media maratón, en la cual es casi imposible que el Congreso –justo antes de renovarse–, apruebe reformas de gran impacto para el país. Lo único que importa son las elecciones.Estas son las promesas sin cumplir que ponen a Obama en el paredón.Reforma MigratoriaEn declaraciones a este diario, Gustavo Flores, director de la Casa de Maryland, explicó que “después de agosto, los congresistas regresan para enfocarse en las elecciones parlamentarias y no cabría posibilidad alguna de incluir la reforma (migratoria) en su agenda”.Este colombiano participó en reuniones en las cuales el presidente Barack Obama confesó a líderes hispanos que si no había una votación para la reforma antes del receso, era casi imposible lograrlo en el 2014.En el 2012, el Senado aprobó un histórico proyecto de ley con apoyo bipartidista que contempla un camino hacia la obtención de residencias y ciudadanías para inmigrantes ilegales; el cual fue desechado por los republicanos en la Cámara, quienes dilataron el debate al proponer una ley fragmentada que beneficiaría solo a un sector de la población indocumentada.No obstante, asegura el diario Político, Obama está a punto de anunciar acciones administrativas para solucionar parcialmente la situación, especialmente tras el escándalo por el incremento de niños centroamericanos atravesando la frontera. Aunque esta decisión podría beneficiar a muchas personas —por ejemplo al reducir la cantidad de deportaciones o extender algunas amnistías temporales— es imposible que igualen el alcance que tendría una reforma integral gestada desde el Congreso.GuantánamoCuando Obama asumió la Presidencia por primera vez en 2009 prometió que cerraría la cárcel de Guantánamo en un año. Hoy 149 personas permanecen en esa prisión y como denuncia Human Rights Watch, “solamente unas pocas han sido acusadas”.Cuando esta iniciativa tomaba vuelo, el Gobierno identificó a más de 80 detenidos que serían transferidos a su país de origen o a terceros países cuando se cumplieran ciertas condiciones de seguridad, pero estas operaciones se detuvieron en 2009 por dudas sobre la credibilidad del proceso y recientemente se retomaron las negociaciones gracias a la voluntad del Gobierno de Uruguay, que recibiría algunos presos.Los republicanos en el Congreso impidieron cualquier propuesta para transferir presos dentro de territorio estadounidense, y el debate se estancó.Según Patricio Zamorano, editor de la publicación digital Infoamérica, “ese tema complica la moralidad política porque no se respeta el derecho internacional, los derechos humanos y civiles. Es un tema pendiente para EE.UU.”La paz internacional“Es una frustración para la administración Obama no haber logrado ni conciliar una relación de diálogo con los líderes de Israel, ni tampoco frenar, al amparo de Naciones Unidas, todo lo que está pasando en la Franja de Gaza”, agrega Zamorano.Aunque la promoción de una solución para el conflicto entre Israel y Palestina es una de las banderas del secretario de Estado, John Kerry, la violencia en Gaza se recrudeció en medio de llamados de Obama para ceses al fuego y recuperación del diálogo. E incluso, bajo su administración Israel sigue siendo el principal benefactor de asistencia económica y militar, con transferencias de 3 mil millones de dólares durante el último año fiscal.Obama prometió salir de Irak y Afganistán, pero se ve abocado a intervenir en Medio Oriente mientras promueve una política no intervencionista que resulta contradictoria en momentos en que el mundo reclama un liderazgo efectivo para apagar los incendios con Rusia, Siria, Venezuela, entre otros.Obama, sin remedio, necesita salvarse de una derrota en las legislativas y procurar después solucionar su incapacidad para negociar con los republicanos. De otra forma, el Presidente 44 de EE.UU. quedará como un ‘lame duck’ con su legado en peligro.

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