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Tras la masacre de Colorado ¿Es hora de controlar la venta de armas en EE.UU.?

El 55% de los estadounidenses propende por un mayor control en el uso de armas, según revela reciente encuesta. La masacre de Colorado, en la que un joven asesinó a doce personas en un cine y dejó a otras 58 heridas, prendió las alarmas sobre el tema.

29 de julio de 2012 Por: Felipe Lozano | Corresponsal de El País en Estados Unidos

El 55% de los estadounidenses propende por un mayor control en el uso de armas, según revela reciente encuesta. La masacre de Colorado, en la que un joven asesinó a doce personas en un cine y dejó a otras 58 heridas, prendió las alarmas sobre el tema.

“Hay que honrar las tradiciones de los propietarios de armas que se pasan de generación en generación. Pero también hay que reconocer —y muchos propietarios de armas estarán de acuerdo conmigo— que los AK-47 deben estar en las manos de nuestros soldados, no en las manos de criminales. Que esas son armas para llevar en los campos de batalla, no en las calles de nuestras ciudades”.En medio de la consternación nacional por la masacre de Aurora (Colorado), el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, sorprendió a sus compatriotas, el pasado miércoles 25 de julio, con un llamado a revisar la regulación de las leyes de compra y porte de armas.El 20 de julio, un joven de 24 años abaleó a espectadores que acudían al estreno de Batman, El Caballero de la Noche Asciende. La descarga de un fusil ocasionó la muerte de 12 personas y heridas a otras 58 en una sala de cine de Century.Aunque las declaraciones del Primer Mandatario distaban mucho de sugerir una reforma radical de la legislación federal vigente, sí marcaban un rompimiento con la posición que el Obama venía sosteniendo desde su llegada a la Casa Blanca, que no era otra que la de reforzar el cumplimiento de las leyes existentes, manteniendo el status quo.Una posición que el Presidente no modificó ni siquiera en enero de 2011, luego de que un joven de 22 años abriera fuego contra la congresista demócrata Gabrielle Giffords y un grupo de sus seguidores durante un mitin político en Tucson, Arizona.En aquella oportunidad el saldo fue de 6 personas muertas y 13 heridas. De hecho, durante la Presidencia de Barack Obama se ha presentado un alto número de asesinatos colectivos en los Estados Unidos, según un registro de la ONG Brady Campaign, que promueve un mayor control a la venta y porte de armas.“Muchos países han padecido por culpa de dementes o ideólogos armados”, escribió recientemente Adam Gopnik, periodista de la revista New Yorker. “Muchos países han sufrido una o dos matanzas como ésta: Canadá, Noruega, Inglaterra. Y lo que sucede es que la gente reacciona, hace algo para evitarlas y lo logra, como ha sucedido en Australia en los últimos años. El único país del mundo en el que las masacres de este tipo son habituales, predecibles y recurrentes es Estados Unidos”, reseñó en su columna Adam Gopnik.De esta manera, ni los antecedentes, ni las estadísticas de la ONU que indican que la tasa de homicidios por armas de fuego es 15 veces mayor a la sumatoria de las de otros 22 países desarrollados, ni el respaldo popular que tienen medidas como la restricción a la venta de armas de asalto a civiles y tampoco la polarización extrema que ha marcado la administración presidencial de Obama, habían conseguido alterar el consenso bipartidista prevalente en Washington de dejar intactas las regulaciones a la venta y porte de armas de fuego.Armas y política¿Por qué? ¿Cómo se explica la impavidez del sistema político de Estados Unidos, su incapacidad o falta de voluntad para reaccionar ante una realidad tan abrumadora? La respuesta corta es de tres letras: NRA.“La NRA (National Rifle Association) no es la organización más poderosa del país, pero ciertamente sí es la más efectiva”, asegura Joshua Treviño, vicepresidente de comunicaciones del ‘Think Tank’ Texas Policy Foundation, de filiación republicana. El colectivo fue fundado en 1871 con el objetivo de ofrecer entrenamiento en tiro a los soldados que habían participado en la Guerra Civil estadounidense, pero en 1937 constituyó una división de asuntos legislativos para hacer ‘lobby’ a favor de “la caza y el derecho a la legítima defensa”. Desde Ulises Grant hasta George HW Bush, pasando por John F Kennedy, Theodore Roosevelt o Ronald Reagan, un total de ocho expresidentes se han contado entre sus integrantes. En 1999, una encuesta de la revista Fortune entre los miembros del Congreso determinó que la NRA era el lobista más influyente de los EE.UU. Hoy en día, de acuerdo con sus propias estadísticas, la organización cuenta con 4 millones de afiliados y en 2004 tuvo ingresos por encima de los 200 millones de dólares.La NRA es un protagonista de primer orden en las campañas presidenciales: en la de 2008 invirtió más de US$40 millones, de los cuales US$15 millones se destinaron a material publicitario criticando al entonces senador Barack Obama. “Pero es importante hacer una distinción”, acota Treviño. A renglón seguido explica que “la NRA no sería tan efectiva si la mayoría de estadounidenses no respaldaran su causa”. En efecto, históricamente, el derecho a llevar armas hace parte del ADN de la nación estadounidense: está consagrado en la segunda enmienda de la constitución —justo después del derecho a la libre expresión—, y hace parte de la Carta de Derechos (Bill of Rights) aprobada en 1791 con el fin de garantizar los derechos elementales de los ciudadanos de la recién creada república. Para Treviño, tanto la primera como la segunda enmienda comparten el mismo espíritu: “La vocación para cuestionar la autoridad, el deseo de afirmar la independencia de los ciudadanos respecto de su gobierno, cualesquiera que este sea”.Aunque tradicionalmente la defensa de la segunda enmienda ha estado asociada con el Partido Republicano, heredero del talante libertario que impregnó la constitución, también es cierto que grupos de otras ideologías apelaron a ella para defenderse contra lo que consideraban opresión de las autoridades. Es el caso de las Panteras Negras, una organización de afroamericanos que en la segunda mitad del Siglo XX conformó milicias urbanas para protegerse de los abusos policiales en los barrios marginales de las grandes ciudades del país. Hoy en día, sin embargo, la identificación de los republicanos con los principios de la segunda enmienda es casi total. Una encuesta del PEW Center señala que más del 70% de los republicanos respalda el derecho a llevar armas de fuego, mientras que apenas el 55% del público en general favorece un mayor control en el uso y venta de estos artefactos.Lo contradictorio es que ni siquiera los políticos demócratas, que en teoría representan una visión que favorece regulaciones más fuertes, han querido poner el tema encima de la mesa. ¿Cambiará esta tendencia en las elecciones presidenciales de este año? Luego de la masacre de Aurora, el mayor asesinato masivo en la historia reciente del país, organizaciones como la Brady Campaing están impulsando iniciativas ciudadanas para promover una discusión nacional al respecto y contrarrestar la influencia política de la poderosa NRA. A juzgar por las declaraciones de Obama, parecería que el Mandatario y líder del partido Demócrata ha decidido tomar medidas y promover una reforma que restrinja la venta de armamento en el país, donde se estima que existen cerca de 270 millones de armas en manos de civiles.Pero esto es algo que únicamente se confirmará durante la convención nacional del Partido Demócrata que tendrá lugar a principios de septiembre y donde el Presidente planteará sus propuestas de gobierno para un eventual segundo mandato.Mientras tanto, las asociaciones de policías del país piden endurecer la legislación respectiva a la venta de armas para evitar masacres como la que cometió hace diez días James Holmes en el complejo de Century.

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