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Trágico terremoto revive lazos de unión entre los ecuatorianos

Ciudadanos adelantan campañas en las principales ciudades de Ecuador para ayudar los damnificados del potente sismo.

18 de abril de 2016 Por: Marcos Vaca M. | Especial para El País desde Ecuador

Ciudadanos adelantan campañas en las principales ciudades de Ecuador para ayudar los damnificados del potente sismo.

A los ecuatorianos se nos ha acusado de ser desunidos. Ese estigma -se dice- se disolvió cuando la Selección ecuatoriana de fútbol clasificó por primera vez al Mundial en Corea y Japón.

Esa unidad parecía estar trizada por las diferencias políticas, pero no. Quito, por ejemplo, ha demostrado que la gente es solidaria. Son ya incontables los sitios donde hay gente recolectando víveres, agua, ropa...

El fútbol da alegrías, pero la gente reunida para organizar la ayuda se siente aún más emocionante que un gol de Felipe Caicedo.

En las redes sociales es fácil encontrar los sitios para dejar donaciones. Los hashtag #nosunelomismo, #seofreceec y #senecesitaec fueron durante el lunes los más populares en Twitter.

Las instituciones públicas y la empresa privada tienen centros de acopio y cuentas de ahorros en bancos. Otro pedido es que también se sumen voluntarios para organizar los artículos que llegan.

Pero la recolección, que pareciera lo más complejo, es apenas el primer paso. El empresario Vinicio Arteaga recomendó que se formen caravanas para viajar de forma segura. Hay reportes de robos a los vehículos que llevan ayuda.

La desesperación se presume como la razón para los asaltos en carretera. "Ya empieza a escasear el agua, los alimentos en Portoviejo", dice Mariela Choez. Su familia está en el centro de la ciudad, en la provincia de Manabí.

La familia Chóez ve a su ciudad como si hubiera sufrido un bombardeo, hay caos. Desde el sábado la mayoría de personas duerme en las calles porque las paredes de las casa están cuarteadas. Se empieza a oler a descomposición en el ambiente. "Pero mi familia no pierde la esperanza de salir adelante", concluye Mariela.

La actividad en las redes sociales es fuerte en Quito, Guayaquil, Cuenca; las urbes más grandes de Ecuador. En Manabí ya es difícil la conexión. Manta, la cuarta urbe más grande del país, es la capital de la provincia y es una de las ciudades más deseadas por el turista. La belleza de las playas dio pie a la construcción de hoteles, muchos ellos de lujo. Ahora los edificios de más de 10 pisos están en escombros y la zona hotelera se asemeja a una urbe fantasma, postapocalíptica.

En los feriados se decía que Manta, por sus características, era más cara que otros balnearios. El domingo, un galón de agua llegaba a costar hasta USD 9; la gente clama por más ayuda.

Más allá de esperar alimentos, la preocupación es por la gente que ha dado señales de vida. Las personas de Manta aseguran que reciben mensajes pidiendo auxilio.

Las alegrías aquí son más efímeras. Las emociones se cuentan al saber que existe esperanza de vida, que algún familiar puede ser rescatado de entre los escombros.

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