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Toman fuerza en Europa movimientos separatistas tras salida del Reino Unido

Advierten sobre la llamada balcanización de Europa, un término geopolítico utilizado para designar el proceso de fragmentación de una región.

3 de julio de 2016 Por: Diego Muñoz | corresponsal de El País en España

Advierten sobre la llamada balcanización de Europa, un término geopolítico utilizado para designar el proceso de fragmentación de una región.

Escocia no se quiere ir de Europa. Pero se irá, y quizá antes de lo esperado porque con la victoria del Brexit en el referendo sobre si el  Reino Unido se separaba de la Unión Europea, el bloque fuerte de la UE, Alemania y Francia, ha pedido que ese ‘divorcio’ se concrete  lo más pronto posible. El presidente español, Mariano Rajoy,  fue contundente en su exposición en Bruselas el jueves: “Si Reino Unido se va, Escocia se va y las negociaciones de su salida deben ser solo con Londres como interlocutor válido”.  Los escoceses han pedido reunirse con las altas esferas de la UE para plantear la posibilidad de ser admitidos de nuevo en caso de que se separen de Reino Unido,  tras un nuevo referendo.  “Debieron  medir las consecuencias y mover a sus jóvenes, sobre todo, para que votaran el No -dice la periodista Ana Spataro- pero ahora están llorando y ya no pueden hacer nada”.  Spataro agrega que “Escocia ha pedido el apoyo de España y Francia, que han dicho que No. No pueden. Si aceptan apoyar a estos países para que se separen de Inglaterra tendrán que admitir luego que otros países de la Unión Europea apoyen la separación de Cataluña y la del País Vasco francés. Igual sucedió cuando Kosovo se independizó de manera unilateral de Serbia. Hasta hoy España y 36 países, no han querido reconocer su independencia. Sin embargo, la Unión Europea, con el voto en contra de cuatro de sus miembros, si reconoce el nuevo estado Kosovar”.  El triunfo del Brexit gracias a varias políticas que muchos consideran fallidas de la Unión Europea en cuanto ayudas y subvenciones, han dado el campanazo de alerta de que algo más grave puede ocurrir en el seno de la Unión Europea. Tanto el papa Francisco, como  políticos  de Inglaterra y Alemania, han advertido sobre la llamada balcanización de Europa, un término geopolítico utilizado para designar el proceso de fragmentación de una región o estado en partes o estados más pequeños, como ocurrió en los Balcanes, en el corazón del Europa del Este, impulsado por movimientos nacionalistas.   Para el Papa, esta salida de Reino Unido de una sociedad que parecía inquebrantable, es  una señal del inició de una nueva guerra que va a terminar por dividir a Europa.  “Hay un aire de división en Cataluña, en Escocia,  que no digo que sean peligrosas, pero antes de dar los pasos en ese sentido lo mejor sería hablar bien entre todos y buscar las soluciones más viables. No queremos que vuelva a ocurrir una balcanización, sin hablar de los Balcanes, que separe historias y culturas. Para mi, unidad es siempre superior al conflicto”, dijo el Pontífice.  El término balcanización ha resurgido. El Papa no ha sido el único, muchos políticos han venido usándolo desde el  domingo e incluso mucho antes, cuando Cataluña, al igual que Kosovo, decidió anunciar su separación de España de manera unilateral y está ya en inmersa en el proceso, en primera parte, la desconexión.  Para el exdirector del diario ABC, José Antonio Zarzalejos, estamos, casi sin duda,  ante el germen de nueva balcanización que ha prendido en Europa. “Pero no ya en la Europa periférica  ni en los estados menores del Continente. Los tratados que han erigido la Unión –de Maastricht a Lisboa– daban por sentado la permanencia e intangibilidad territorial de los Estados. Sin embargo, dos fenómenos diferentes –no conectados por la historia, ni por el sistema constitucional de cada uno de ellos, ni por su presente ni por su horizonte– como Escocia en el Reino Unido y Cataluña en España, nos plantean un escenario tan contrario al espíritu de la Unión”. Escocia se ha jugado su futuro en un referendo legal y pactado entre los partidos, que terminó con la permanencia en Reino Unido, pero en Cataluña, según Zarzalejos “hay un proceso soberanista ilegal, mal construido y peor impulsado”. Nuevo tiempo Escocia y Cataluña no son los únicos aunque sí son la señal de que Europa está entrando en un nuevo tiempo.  “Añádase a Escocia y Cataluña, la llamada Padania (Lombardía y Véneto) en Italia, Flandes en Bélgica, Bretaña y Córcega en Francia y el malestar de otras regiones opulentas como el estado libre de Baviera o el sudeste inglés y se concluirá que, aunque entre unos y otros los parecidos externos sean nulos, hay un fondo común que es el cuestionamiento del statu quo en el corazón de la Unión, por mucha legalidad, interna y europea, que establezca cláusulas de intangibilidad”, agrega Zarzalejos. Escocia tiene mucho temor aunque los resultados muestran que el Brexit obtuvo la mayoría en su territorio. Y es que el país se ha convertido en una gran potencia militar y económica al lado de Inglaterra. Allí, por ejemplo, está asentada la bases más importante de submarinos nucleares de Gran Bretaña. Y si se diera el caso de que la economía cayera, Gales e Irlanda podrían plantear sus reivindicaciones. Fuera de esto, le está costando asumir el golpe, tiene que reorganizar su vida y no es fácil. “Y qué va a pasar con los billetes del Euro y las monedas, si en el sello Europeo aparece Reino Unido. Y ahora, van a cambiar todas las monedas y billetes, van a hacer unos nuevos sin Reino Unido. Y cuánto costaría?”, pregunta James Fieldcost que vive y trabaja en Madrid.James tiene la tarjeta comunitaria y sus padres viven en un pueblo de Andalucía. Allí están muy bien, pero desde el domingo están nerviosos, no saben si tendrán que volver a Escocia. “Cuántos británicos están en la misma situación?, muchos, hay pueblos en España solo de ingleses, que no necesitaban sacar visado ni nacionalizarse para vivir allí. No sé que va a pasar ahora, pero se que es el comienzo del fin de la Unión Europea”, sostiene. Las causas de este rompimiento de la UE, según los expertos, se tienen que buscar también en la crisis de 2007, la recesión que ha vivido buena parte de Europa, en la crisis de la izquierda, en fallidos programas de austeridad (los ingleses esgrimieron para apoyar el Brexit, por ejemplo, que se daban 130 millones de euros a España para la crianza de toros de lidia), en el reparto de  ayudas, en el abandono de EE. UU.  con Europa y la posición de la EU ante la voracidad de Rusia y sus afanes expansionistas, eso sin hablar de la actitud ante  refugiados. Todo eso ha provocado la decepción de europeístas y el resurgimiento de  políticos nacionalistas en Francia, Alemania, Austria y otros países. Para el diputado conservador Kenenth Clarke, exministro de finanzas, de Justicia y de Interior de Inglaterra, y quien apoyó la continuidad de Reino Unido en la UE, el resultado ha culminado en una situación absurda que se veía venir. “Ahora que se ha ido Reino Unido, los otros países deberán tener mucho cuidado para evitar el riesgo de balcanización de Europa. Todo el mundo tiene grupos políticos populistas antieuropeos de derecha nacionalista o extrema izquierda. Son muy poderosos y sin duda, recibirán a partir de ahora un buen empujón. Ha  sido un desastre para la economía global, para la británica y, sobre todo, para la influencia de los europeos en el mundo”, explica Clarke. Para este político los referendos, como el que se ha hecho en Reino Unido o en otros países para decidir algo lo único que hacen es excitar las emociones. “Creo que lo que también ha dado  el referendo es una aceleración de la independencia de Escocia, se suponía que se iba a cerrar el tema aquí si hubiera ganado la continuidad,  pero lo que plantea el resultado es: cuándo es el siguiente para plantear la independencia”, dice.  

XenofobiaActualmente se ha  levantado una especie de  fobia sobre los extranjeros, especialmente pobres, a los que insultan y golpean los miembros de grupos de ultraderecha. Nadie quiere ser el padre de la victoria del  Brexit, porque poco a poco, los 17 millones de británicos que votaron por irse de la EU empiezan a descubrir las mentiras, los miedos y falsedades que se dijeron en la campaña para obtener el voto favorable.  Nada de lo que se dijo que iba a suceder  parece viable ahora y van comprendiendo lo difícil que se les va a poner la vida de aquí en adelante hasta lograr una estabilidad. Pero ante la  realidad, ante la caída de las divisas y los análisis casi al momento de lo que está ocurriendo, nadie ha querido dar la cara para dar explicaciones y niegan que hayan dicho algo de eso.
Clarke  recuerda que  ya ha pasado en Inglaterra, en el referendo de 1975 convocado por Harold Wilson, “donde muchos salimos perdiendo, incluso se dividieron  partidos,  sociedad y, en algunos casos, de manera irreconciliable. Se exarcerbaron las diferencias políticas, tanto que algunos no pudieron reconstruir el partido y los laboristas se tardaron 20 años en ganar   elecciones”. Es lo que ocurre en Reino Unido una semana después del triunfo del Brexit: no hay Primer Ministro, ya que David Camerón renunció; el Partido Laborista está en guerra interna y todos se echan la culpa del caos que se vive, pero sobre todo, porque no hay un plan de desconexión de la UE. Quizá no se lo esperaban  y les ha cogido por sorpresa.  Pero también es un caos porque no hay información certera sobre lo que va a pasar, de la situación de miles de trabajadores ingleses en el resto de Europa y miles de europeos en Reino Unido y de ahí para adelante cientos de preguntas sin respuestas.

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