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Soldados llegan a los barrios más afectados por el invierno en Brasil

El ejército brasileño envió 700 soldados para que ayuden a gente en barrios que no reciben alimentos o agua y para que recuperen cadáveres después de los fuertes aludes que mataron al menos a 642 personas.

17 de enero de 2011 Por: Elpais.com.co | AP

El ejército brasileño envió 700 soldados para que ayuden a gente en barrios que no reciben alimentos o agua y para que recuperen cadáveres después de los fuertes aludes que mataron al menos a 642 personas.

El ejército brasileño envió el lunes 700 soldados para que ayuden a gente en barrios que no reciben alimentos o agua y para que recuperen cadáveres después de los fuertes aludes que mataron al menos a 642 personas. Los soldados ya han levantado un puente en la ciudad de Teresópolis, dijeron las autoridades, pero unas 10 autopistas permanecen bloqueadas en la escarpada zona al norte de Río de Janeiro donde se produjeron los aludes. Los bloqueos hacen que sea difícil transportar maquinaria necesaria para iniciar las masivas tareas de limpieza y de recuperación de cuerpos encallados entre el barro y los destrozos de las casas. Los soldados planean construir puentes móviles de hasta 60 metros que sean suficientemente robustos para cargar con cientos de piezas de equipamiento que son necesarias. Fuertes lluvias removieron toneladas de tierra y rocas y provocaron que torrentes de agua bajaran por las montañas hasta llegar directamente a poblados que son espacios de recreo durante los fines de semana. Los grupos de rescatistas han de acceder aún a 20 barrios, aunque una pausa de la lluvia y mejor visibilidad permitieron que unos 12 helicópteros empezaran a llevar cajas de suministros y bomberos a las zonas, al mismo tiempo que sacaban a heridos de ellas. Aún así, volar en una región de altos picos montañosos es peligroso, dijeron los pilotos. También hay pocas pistas de aterrizaje y los tendidos eléctricos están escondidos entre las cimas, dando la apariencia de espacios claros. "Estas son las condiciones más desafiantes en las que he viajado" , dijo Adalberto Ortale, un piloto de helicóptero para Ibama, la rama de operaciones del Ministerio de Medio Ambiente. La frustración y falta de esperanza aumentaba a medida que los sobrevivientes de los aludes despertaban el lunes sin saber como dejarán los refugios abarrotados en los que se encuentran y reanudan sus vidas. Eunice Peixoto de Souza, de 57 años, daba gracias por tener un techo sobre su cabeza y recibir las comidas calientes que le dan en el gimnasio de Teresópolis, donde lleva cinco días con tres de sus hijos y tres nietos. No tiene ningún otro lugar al que ir y la idea de pasar una semana más, o varias, encima del delgado colchón sobre el suelo en el que duerme es difícil de aceptar. "Lo perdimos todo y no podemos pagar alquiler", dijo. "Quiero un lugar que permitirá que mi familia esté junta pero aún no he oído nada por parte del gobierno". Uno de sus hijos se encuentra aún en una zona de alto riesgo. Peixoto de Souza quiere que se vaya, pero sabe que él no querrá llevar a sus hijos al abarrotado gimnasio. "¿Qué puedo decirle? ¿Qué se los lleve a vivir bajo un puente?", preguntó. "Estamos esperando a que el gobierno nos diga algo. Estoy segura de que Dios no ayudará" . En Teresópolis, los alcaldes de las tres ciudades más afectadas por los aludes planeaban coordinar los esfuerzos de reconstrucción. Se calcula que estos costarán 1.200 millones de dólares.

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