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Siete claves para entender la nueva amenaza que pesa sobre el Ártico

El gobierno de los Estados Unidos otorgó a la gigante petrolera Shell permiso para un proyecto de perforaciones exploratorias el Ártico, por ello es importante conocer que pasaría si se destruye esta parte del mundo.

20 de agosto de 2015 Por: Redacción de El País

El gobierno de los Estados Unidos otorgó a la gigante petrolera Shell permiso para un proyecto de perforaciones exploratorias el Ártico, por ello es importante conocer que pasaría si se destruye esta parte del mundo.

El gobierno de los Estados Unidos otorgó a la gigante petrolera Shell permiso para un proyecto de perforaciones exploratorias el Ártico, lo que es considerado un descalabro ambiental.

El Ártico es una suerte de aire acondicionado global. ¿Qué pasa si lo dañan? ABC sobre un lugar que parece muy lejano, pero del que dependemos todos en este mundo.

¿Quién vive en el Ártico?El Ártico es mucho más que hielo y aguas congeladas. Y aunque buena parte es solo mar (con profundidades de hasta cuatro kilómetros), sobre todo es tierra firme. De hecho, ocupa la sexta parte de la superficie terrestre del planeta, con 30 millones de kilómetros cuadrados en los que caben 24 husos horarios, correspondientes a  Estados Unidos (Alaska), Canadá, Groenlandia, Islandia, Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia. En el Ártico están asentados más de 30 pueblos indígenas y viven cerca de cuatro millones de personas. ¿Para qué sirve el Ártico? En pocas palabras y entre otras cosas, es una suerte de aire acondicionado para el planeta y por eso impacta el clima global. En los últimos treinta años, de acuerdo con mediciones de Greenpeace España, alcanzó su máximo de deshielo. Greenpeace responsabilizó del hecho a las búsquedas emprendidas por las compañías de combustibles fósiles. Desde hace 45 años las mediciones del Ártico se llevan a cabo a través de un sistema satelital que ha dejado en evidencia que cada década pierde el 3% de hielo. ¿Hasta dónde llegarían los efectos de un desastre ambiental? Aunque parezca poético, en el universo todo está conectado y lo que suceda en la costa del Ártico tendrá repercusiones insospechadas como resultado de las reacciones en cadena. En El Ártico, la última frontera’ una investigación de Greenpeace realizada en el 2012, se señala por ejemplo que “(…) los osos polares y los zorros dependen en gran medida de los recursos costeros, si estos se ven contaminados por un vertido, todo el ecosistema se verá inevitablemente afectado ya que las toxinas se bioacumulan y se transmiten a través del ciclo alimentario. Bajo el mar helado, la riqueza natural no termina y a pesar de las temperaturas extremas seres vivos como los corales de agua fría mantienen su lento desarrollo y crean un hábitat que da a su vez cobijo a otras especies. Algunos de ellos con 2.000 años de antigüedad, y que se encuentran entre los animales más antiguos de la Tierra”. ¿Qué sucedería en caso de un derrame?  Si la Shell encuentra un pozo y en ese pozo llega a haber una fuga, el derrame sería aún más grave que si ocurriera en mar abierto porque el crudo quedaría metido entre las capas de hielo, haciendo de su limpieza una labor que se extendería demasiado en el tiempo.   Además de afectar a los cuatro millones de habitantes del Ártico, comprometería incontables aves, mamíferos: el oso polar, el buey almizclero, la foca barbuda, la foca franjeada, la ballena de Groenlandia, la ballena azul, la trucha alpina, el tiburón salmón, el águila calva y el cisne trompetero, que también viven allí. ¿Es realmente útil sacar petróleo del ártico?  Según el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS por sus siglas en inglés), puede que haya hasta 110 mil millones de barriles de petróleo bajo el Ártico y en las heladas aguas que rodean Alaska. Esa cantidad, sin embargo, solo serviría para satisfacer la demanda de energía del planeta durante tres años.  Al irse agotando los pozos de fácil extracción, las compañías petroleras tendrían que explorar zonas cada vez más remotas y peligrosas. ¿Ya se han registrado derrames en la zona? El estudio de Greenpeace ‘El Ártico, la última frontera’, recuerda el vertido de 1989, del Exxon Valdez, en el golfo de Alaska, cuyos efectos continúan presentes en los entornos marinos y costeros de la zona (el estudio fue publicado hace tres años): “El vertido, que derramó más de 250.000 barriles de crudo en Prince William Sound, se sigue notando con bolsas de petróleo en forma de sedimentos bajo las playas de grava. Aún tienen que recuperarse las poblaciones de nutrias de mar y algunas especies de mamíferos marinos, con toxinas incorporadas en su grasa, que se encuentran al borde de la extinción. El número de orcas se redujo un 40% y su supervivencia en Prince William Sound es incierta”. ¿Quién podría detenerlos? A finales de julio, cuando la Shell iba a empezar a perforaciones, uno de sus rompehielos, el buque Fennica, fue bloqueado en el puerto de Portland, Oregon (noroeste de EE. UU.) por miembros de Greenpeace que se colgaron con cuerdas de un puente, sobre el agua, durante 40 horas. Otros activistas en kayaks también intentaron impedir la partida del barco desde el puerto. Desafortunadamente, no sirvió de mucho: un juez federal estadounidense multó a la organización ambiental con 2.500 dólares por cada hora que el rompehielos estuvo parado.  El presidente Barack Obama dio su visto bueno en mayo para comenzar la explotación en aguas canadienses. Los activistas también intentaron impedir la salida de una plataforma gigante de Seattle (noroeste) a mediados de junio, perteneciente  al equipo de perforación de Shell. 
1957En ese año se registró la primera producción de petróleo en Alaska. Sin embargo, fue el descubrimiento de dos yacimientos de gran tamaño, los  de la Bahía Prudhoe y Kuparuk, lo que una década más tarde convirtió la zona en un potencial productor mundial. La sospecha se confirmó con la construcción del oleoducto Trans Alaska, del que depende el 20% de la producción de petróleo estadounidense.

 

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