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Se conmemoran 30 años de las Malvinas

Los sobrevivientes de la Guerra en las Malvinas recordaron sus experiencias. En los 30 años de conmemoración de la ocupación que duró 74 días y dejó muertos a 649 argentinos y 255 ingleses.

1 de abril de 2012 Por: Patricia Lee I Corresponsal de El País

Los sobrevivientes de la Guerra en las Malvinas recordaron sus experiencias. En los 30 años de conmemoración de la ocupación que duró 74 días y dejó muertos a 649 argentinos y 255 ingleses.

Hace 30 años la recuperación de las islas Malvinas fue pensada por la dictadura argentina militar como un paseo. Los gobernantes del país gaucho estaban convencidos de que los ingleses no responderían. Pero los 74 días de ocupación fueron una cruenta guerra: murieron 649 argentinos y 255 ingleses, sin contar los más de 500 veteranos de guerra de la nación sudamericana que se suicidaron desde entonces.Argentina sigue reclamando la soberanía de las islas, respaldada por toda América Latina y apoyada en las resoluciones de las Naciones Unidas que demandan una negociación.En este aniversario, El País compartió con varios veteranos sus vivencias del conflicto. Solo regresaba el últimoEl Brigadier retirado Horacio González Mir era piloto de los famosos aviones Mirage, que le dieron importantes golpes a la Armada inglesa. “No estábamos preparados para combatir contra una de las primeras potencias del mundo”, dice a El País.“En la mitad de la guerra le preguntamos al Comandante hasta cuándo íbamos a combatir, porque salíamos cuatro aviones y volvían tres, o dos, y nos contestó: hasta que quede un avión y un piloto. La Fuerza Aérea puso eso, ese es nuestro orgullo”.El Brigadier señala que nunca fueron kamikazes al estilo de los pilotos suicidas japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. “Nosotros queríamos vivir porque todos teníamos familias, todos queríamos ir y volver. Perdimos oficiales muy valiosos, pero hicimos daños muy grandes a la flota inglesa. Treinta años después, estamos muy orgullosos de eso”. “La rendición fue dolorosa” El coronel Leandro Luis Villegas había egresado en diciembre de 1981 como subteniente del Colegio Militar de la Nación del arma de Ingenieros. El 27 de marzo les informaron que debían prepararse para marchar a Malvinas. Villegas llegó a la isla el 2 de abril, lo trasladaron en un pequeño barco a Bahía Fox en la Isla Grande, y desde ese momento su grupo empezó a recibir el ataque sistemático de dos fragatas inglesas. El oficial recuerda que construyeron posiciones simuladas que recibieron la mayoría de bombardeos ingleses. “El 14 de junio nos llegó la orden de cese al fuego y empezamos a destruir armamento. Fue muy doloroso para todos, después del desgaste que habíamos tenido, saber que teníamos que parar y entregar nuestras armas, que la ocupación había finalizado. Estábamos muy abatidos”, recuerda. “Nadie está preparado” La experiencia de vivir una guerra es muy dura y nadie está preparado, cuenta Marcelo Vallejos, quien combatió en Malvinas como soldado. “Estaba preparado como soldado pero para la guerra uno se ve en el campo de batalla”, dice. Para Marcelo, la posguerra fue mucho más dura que la guerra, “porque acá se trató de tapar lo que se había hecho allá, siempre se mostró lo malo, que se pasó hambre, pero lo bueno nunca se resaltó”.“Malvinas fue una causa justa. Más allá de que algunos militares la tomaron para seguir en el poder. La soberanía de Malvinas no se discute”, afirma.El ex combatiente se casó, tiene una señora y dos hijos. Después de dos años entró a una fábrica donde estuvo 19 años, pero perdió el trabajo “por problemas que tuve por Malvinas, alcohol, depresión, porque no es fácil vivir con los recuerdos de una guerra, es una película que queda grabada para siempre”. La noche como el día Horacio Szermanl fue soldado y llegó a la isla el 22 de abril con “un deseo de besar esa tierra tan querida por todos los argentinos”.Durante una misión se ofreció de voluntario para llevar un repuesto a la zona donde se sucedían los combates, junto con otro compañero y un sargento primero. “Nos trasladaron en un helicóptero, había bombardeos continuos, el cielo se iluminaba, se hacía la noche de día. Estábamos en pleno fuego. Había un oficial que se encargaba de indicarnos a donde disparar, y el sargento primero estaba al pie del cañón. En los momentos de combate, el suboficial no dio ni un paso atrás y ante ese ejemplo del oficial que estaba arriesgando su vida, los soldados seguimos adelante”.El hombre recuerda que “se tiraron cerca de 2.000 municiones con solo tres cañones en treinta horas de combate. En Darwin había más de 1.000 efectivos, y cayó toda la posición”.

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