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Sábato, en el túnel de la inmortalidad

Con la muerte de Ernesto Sábato ayer, se va el último mito viviente de la literatura argentina y un activista.

1 de mayo de 2011 Por: Resumen de Agencias y Redacción de El País

Con la muerte de Ernesto Sábato ayer, se va el último mito viviente de la literatura argentina y un activista.

El autor que según sus propias palabras había descendido hasta el infierno para investigar los crímenes de la última dictadura argentina ahora debe estar en el cielo. Ernesto Sábato murió en la madrugada de este sábado a causa de una bronquitis. A sus 99 años, el último mito viviente de la literatura argentina falleció en la residencia de Santos Lugares, barrio de Buenos Aires donde vivía desde 1945.Elvira González Fraga, su asistente desde que el autor enviudó en 1998, contó que debido a su ceguera había abandonado la lectura y la escritura. Entonces Sábato, genio al fin y al cabo, se dedicaba a pintar en la oscuridad de su propio túnel.Nacido en Rojas, Buenos Aires, en 1911 dejó sus estudios de Física en los años 40 para volcarse a la literatura con la recopilación de ensayos, Uno y el Universo. El reconocimiento llegó en 1961 con Sobre Héroes y Tumbas y la consagración en 1974 con Abaddón El Exterminador, que completó la trilogía iniciada en 1948 con El Túnel. “Me salvó el arte y por eso mi arte es trágico”, le dijo en 1992 a la revista Newsweek, tras confesar que antes de su primera novela estuvo dos veces tentado con el suicidio.Galardonado con el Premio Cervantes en 1984, Ernesto Sábato no sólo fue reconocido por su oficio de escritor, sino que además presidió en 1984 la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas. Activista comprometido, hizo a un lado la literatura para dedicarse a elaborar Nunca Más, un informe de las atrocidades cometidas por los militares en el régimen de 1976 a 1983, que sirvió de prueba para juzgar a los miembros de las juntas militares en 1985.Su última obra, premiada con el Gabriela Mistral (1983) y Menéndez Pelayo (1997), fue España en los Diarios de mi Vejez, fruto de sus viajes a ese país. Y su ensayo La Resistencia (2000), se publicó por internet con éxito rotundo. Y la primera edición impresa, agotó sus cien mil ejemplares rápidamente.El escritor palmirano Julio César Londoño resaltó que Sábato fue sin duda protagonista de la literatura del Siglo XX. “Escribió tanto novelas como ensayos de altísimo nivel y, de igual forma, fue un gran físico. Tenía gran afinidad con la ciencia y aunque renunció a ella para dedicarse a las letras, ese rescoldo le quedó para siempre”.Londoño cree que aunque la obra de Sábato sigue teniendo vigencia a través de ensayos como Heterodoxia, por ejemplo, el autor estaba siendo rápida e injustamente olvidado. “Es posible que con su muerte volvamos a leerlo como se merece”.Y recordó la pelea cazada con Jorge Luis Borges. “Sábato era más activista, más político de izquierda y Borges de derecha. Fue un amor conflictivo el de estos dos grandes”.Adolfo Bioy Casares, en su diario sobre conversaciones con Borges, escribió que éste último habría dicho del autor de El Túnel, obra que recibió el elogio del alemán Thomas Mann y “maravilló” al novelista francés Albert Camus en su época: “Ha escrito poco, pero ese poco es tan vulgar que nos abruma como una obra copiosa”. Pese a ello, Sábato y Borges también tuvieron conversaciones memorables. En una de ellas, Sábato también soltó una frase lapidaria con tono de confesión: “Siempre tuve miedo al futuro, porque en el futuro, entre otras cosas, está la muerte”.

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