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Rusia y Occidente tocan las puertas de una guerra mundial

Esta semana arranca una nueva cumbre de la Otan, que deberá definir los mecanismos para enfrentar la crisis entre Rusia y Ucrania.

31 de agosto de 2014 Por: Patricia Lee | Corresponsal de El País en Buenos Aires

Esta semana arranca una nueva cumbre de la Otan, que deberá definir los mecanismos para enfrentar la crisis entre Rusia y Ucrania.

El conflicto en el este de Ucrania está llegando a límites cada vez más peligrosos. Mientras que el gobierno de Petro Poroshenko denuncia una invasión rusa, el presidente Vladimir Putin acusa al gobierno ucraniano de adelantar una guerra contra su propio pueblo, en la que, según informes de las Naciones Unidas, ya han muerto más de 2500 personas desde abril, más que en el conflicto de Gaza, la mitad de ellas en el último mes, a un promedio de 36 personas por día. La reacción occidental no se ha dejado esperar. El presidente Barack Obama acusó a Rusia de violar la soberanía de Ucrania, los embajadores de la OTAN, reunidos en Bruselas, declararon que se trata de una “grosera violación de la integridad territorial de Ucrania” que “desafía todos los esfuerzos diplomáticos de encontrar una solución pacífica”, y el primer ministro ucraniano Arseni Yatseniuk señaló que su país podría abandonar la neutralidad establecida en la Constitución para ingresar directamente a la alianza militar atlántica dirigida por Estados Unidos.El ministro polaco de Exteriores, Radoslaw Sikorski, dijo el sábado por twitter que “si parece una guerra, suena como una guerra y mata como una guerra, es una guerra”.Este agravamiento se produce en vísperas de la cumbre de la OTAN a realizarse el martes 2 de septiembre en Gales, donde se aprobará la instalación de bases militares en la frontera rusa, por primera vez desde 1945.Escenario de guerraEn mayo, esta corresponsal paseaba tranquilamente por la arbolada avenida Artiom con sus coquetos bares y cafés en el centro de Donetsk, una ciudad del tamaño de Cali, con elegantes avenidas, teatro de la ópera y de arte dramático, uno de los estadios más modernos de Europa y lujosos hoteles, centro de la más importante zona industrial y minera de Ucrania. Hoy, caminar por la avenida Artiom es un suicidio, con cañonazos que golpean los edificios residenciales y con gente muriendo en las aceras. En esta insólita guerra, las fuerzas de la artillería que responden al gobierno de Kiev, bombardean el centro de una ciudad y los poblados de la región más densamente poblada de Ucrania.La mitad de los habitantes de Donetsk han huido dejando sus negocios y sus propiedades para resguardarse en Rusia o en otras ciudades ucranianas, donde no tienen trabajos ni manera de sostenerse. La actividad comercial e industrial se ha paralizado, y todo es devorado por la guerra. Los separatistas pro rusos resisten, con el apoyo de la población, a lo que ellos consideran una agresión de parte del gobierno de Kiev, que, a falta de un ejército regular, ha creado ejércitos de voluntarios que reúnen cerca de 7000 hombres, y que, en parte, son formados por los militantes del Sector de Derecha, un movimiento nacionalista pro nazi que se destacó en las manifestaciones de la Plaza Maidan en Kiev a comienzos de año. Según el informe de las Naciones Unidas, los militares ucranianos son responsables del alto número de víctimas civiles y de daños extensos a las propiedades por el uso de armas pesadas incluyendo tanques y artillería, en áreas densamente pobladas. Las Naciones Unidas acusan a las unidades armadas ucranianas de abusos como desapariciones y torturas. Más de mil personas han sido arrestadas por lo que el gobierno llama “evidencia irrefutable de participación en actividades terroristas”, según el informe, que relata los malos tratos durante los arrestos y detenciones. Como en toda guerra, la primera víctima es la verdad y son los periodistas: un italiano y cuatro rusos han sido asesinados, y desde el 5 de agosto se encuentra desaparecido el foto reportero ruso (de 32 años) Andrei Stenin de la agencia Ria Novosti.Frente a lo que Kiev denomina “Operación Antiterrorista”, ha ido creciendo la resistencia organizada que cuenta con el apoyo de voluntarios y combatientes rusos que cruzan la frontera y que, según Alexandr Zajarchenko, presidente de la autoproclamada República Popular de Donetsk, son cerca de 4000.El objetivo de las fuerzas separatistas parece ser liberar Donetsk y el sur de la ciudad. En los últimos días las fuerzas rebeldes detuvieron la escalada de Kiev y cerca de 200 soldados ucranianos quedaron encerrados por las fuerzas separatistas en el pueblo de Ilovaisk al sur de Donetsk.Pero a pesar de la innegable presencia de hombres rusos armados, que según el Kremlin son voluntarios, todavía se está lejos de una “invasión” en el verdadero sentido del término. Según el profesor ucraniano Alexandr Motyl de la Universidad Rutgers, en su artículo publicado en Huffington Post, para ocupar Donetsk y Lugansk se requerirían 134.000 soldados, casi el 20% del total del ejército ruso. Si el objetivo del Kremlin fuera ocupar las siete provincias del sureste ucraniano, esto demandaría más de 300.000 hombres, casi la mitad de sus fuerzas armadas, lo cual tendría un costo económico, político y militar enorme para Rusia. Por ahora, se trata de lo que la Otan ha llamado una “guerra híbrida”, con voluntarios y fuerzas irregulares que atraviesan la frontera para combatir del lado de las poblaciones rusas del este ucraniano.Mientras tanto crecen las protestas en Kiev contra el gobierno de Poroshenko de los familiares de los soldados enviados a combatir al este, que se quejan de las condiciones miserables en que estos se encuentran, de las malas armas, falta de suministros y municiones.Una Cumbre decisivaEl 2 de septiembre se iniciará en Gales, Gran Bretaña, la Cumbre de la Otan, la principal alianza militar mundial que deberá discutir su nueva estrategia frente a la crisis en Ucrania. Esta cumbre será una de las más importantes en los 65 años de vida de la organización, pues está más cerca que nunca de la confrontación con su enemigo histórico, Rusia.Anders Fogh Rasmussen, el secretario general saliente de la Otan, informó que la Cumbre se dispone a adoptar un nuevo plan para desplegar, por primera vez desde 1945, bases militares con armamentos de última generación y miles de soldados europeos y estadounidenses, en el este de Europa y en las fronteras mismas de Rusia.El conflicto en Ucrania le ha venido como anillo al dedo a la Otan, que, habiendo terminado su operación en Afganistán, se había quedado sin objetivos. Ahora, Estados Unidos y Bruselas pueden justificar las exigencias de que todos los países europeos gasten el 2% de sus PNB en defensa y armamento, una medida muy importante, cuando el mundo avanzado no termina de salir de la recesión económica, y cuando una nueva guerra, o por lo menos la amenaza de ella, le puede permitir engrosar nuevamente las órdenes de armamento, dándole trabajo a las alicaídas industrias de Estados Unidos y la Unión Europea. Nunca antes, desde 1945, el mundo estuvo tan al borde de un conflicto de escala mundial como el que se está gestando entre Rusia y Occidente. La crisis de los misiles soviéticos en Cuba en 1962, la guerra de Corea o Vietnam, las guerras de Irak y Afganistán, fueron conflictos alejados de los centros mundiales de poder. Pero ahora, por primera vez en casi setenta años, se está a las puertas de un enfrentamiento armado que puede colocar frente a frente a la más poderosa alianza militar de la historia, con la segunda potencia nuclear del mundo, una perspectiva escalofriante para el mundo.

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