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Recorrido por Aruba, la verdadera Isla Feliz

En este lugar todo es tranquilidad y paz, nadie tiene afanes ni preocupaciones.

10 de diciembre de 2014 Por: Alda Mera | enviada especial*

En este lugar todo es tranquilidad y paz, nadie tiene afanes ni preocupaciones.

Tiene toda los encantos de las playas del trópico: sedosa arena blanca, mar turquesa, infinito cielo azul, días intensamente soleados atenuados con refrescante brisa marina. Tanta belleza, junto con la perfección de la organización y la cultura holandesas, hacen de Aruba el destino ideal o la Isla Feliz, como se conoce en el mundo.La expresión Isla Feliz no es una fantasía de la publicidad. Es una realidad de este paraíso del Caribe donde todo es tranquilidad y paz, nadie tiene afanes ni preocupaciones y hasta los carros se detienen para que el turista cruce la calle, pues todo está pensado, diseñado para que sus visitantes sean realmente felices. De allí que sea el destino preferido de turistas de 96 nacionalidades, que se sienten como en casa porque los arubianos son políglotas. Al ser una excolonia de Holanda, hablan holandés e inglés, pero por su cercanía geográfica e histórica con Colombia y con Venezuela, dominan el idioma español. Y le suman su lengua nativa, el papiamento, una mezcla de todos los anteriores con portugués y otras lenguas.Aruba la verdadera Isla Feliz. Recorrido por un destinoLa cercanía de Aruba con Colombia y Venezuela no es ninguna ficción macondiana. Antes de ser descubierta por los españoles –que la abandonaron porque no encontraron mayor riqueza en ella–, fue habitada por los indígenas caiquetíos, que habían desarrollado la navegación y habían llegado desde la costa venezolana, que está a solo 20 kms. de su extremo más cercano.Así que se han encontrado algunas similitudes con la cultura guajira colombiana, como la gastronomía (el chivo), la vegetación (dividivi) y otros aspectos, explica Jonathan Boekhoudt, encargado de la promoción y mercadeo de la Autoridad de Turismo de Aruba.Esta familiaridad ha hecho que de los 120.000 habitantes que tiene Aruba, unos 10.000 son colombianos que se han ido a trabajar por un tiempo y se han quedado a vivir allá. Como Jaime García, del Hotel Radisson, un palmirano que fue por un año y lleva 28 encargado de la atención de los turistas latinos. En todas partes hay un colombiano, que es apetecido por ser buen trabajador y por su amabilidad en el servicio a los turistas. Como Olga Londoño, que atiende en uno de los almacenes de perfumes del centro de Aruba hace 20 años. Porque las ventas de perfumes y joyas de las marcas más exclusivas son las actividades más destacadas por este turismo de lujo proveniente de Europa y de Norteamérica en su gran mayoría.Aruba tiene 10.000 habitaciones en hoteles cinco estrellas, algunos de ellos tipo resort, aparte de los tres o cuatro cruceros que pueden recibir cada día a legiones de turistas que se bajan en busca de compras de lujo, como ropa, joyas de metales y piedras preciosas, perfumes finos y deliciosa comida arubiana.La gastronomía de la isla tiene su santuario en Papiamento, una casona del Siglo XIX que se conserva vestida a la usanza de la época y que era el preferido de la Reina Beatriz en su visita anual a Aruba. Y ahora, el del Príncipe Guillermo Alejandro y su esposa Máxima Zorreguieta.En los jardines, a la luz de las lámparas, se pueden degustar deliciosos platos nativos y está ubicado muy cerca de Oranjestad, la cosmopolita capital de Aruba. En una buena similitud con el paisaje mediterráneo, Arthur Kally creó hace 14 años un restaurante de comida típica italiana El Faro, la Trattoria. Como su nombre lo indica, queda junto al enorme Faro California, que servía de guía a los barcos en otras épocas y que ahora es un atractivo turístico obligado, ya que es de los sitios más altos de la isla y desde allá se contempla una de las mejores vistas de la isla y el mar.Y hablando de mar, la mejor comida de mariscos la ofrece El Bucanero, un restaurante decorado como el mejor de los barcos, con acuarios incluidos donde se pueden ver distintas especies de peces.Para disfrutar el mar, están los paseos en velero, el snorkeling, el buceo, y las playas de bellos atardeceres que enmarcan románticas ceremonias de matrimonio, en medio de una absoluta calma, seguridad, tranquilidad. En fin, lo que más se parece a la felicidad.*Invitación de Copa Airlines

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