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Propaganda del Estado Islámico seduce a jóvenes con desequilibrios

El más reciente ataque fue cometido en un tren en Alemania por un refugiado de 17 años.

20 de julio de 2016 Por: Redacción de El País| AFP

El más reciente ataque fue cometido en un tren en Alemania por un refugiado de 17 años.

Los ataques de Orlando, Niza y Alemania, todos reivindicados por el Estado Islámico, ilustran la fuerza de la propaganda mortífera de este grupo yihadista en individuos aparentemente desequilibrados cuyo perfil plantea muchas interrogantes. En el último hecho, ocurrido el lunes, Riaz A., un joven afgano de 17 años que llegó a Alemania como refugiado, abordó  un tren con una mochila en la que lleva un hacha y un cuchillo. Minutos después con el  grito de ‘Alá es grande’ hirió a cinco personas  de una misma familia de Hong Kong.  El fiscal superior de Bamberg, Erik Ohlenschlager, explicó que el joven pasó  años en un refugio para solicitantes de asilo,  luego se trasladó con una familia de acogida y actualmente realizaba  prácticas en una panadería. Su radicalización se presentó hace poco, tras  la muerte  de un amigo suyo en Afganistán. El ministro del Interior de Baviera, Joachim Herrmann, comparó la rápida radicalización del joven con la de Mohamed Lahouaiej Boulhel, el tunecino que arremetió contra una multitud en Niza la noche del 14 de julio.  El fiscal de París lo describió como “un individuo no religioso, que comía cerdo, bebía alcohol, consumía drogas y mantenía una vida sexual desenfrenada”, pero que “se interesó recientemente en el yihadismo radical”. Semanas atrás, el pasado 12 de junio, Omar Mateen, un estadounidense de origen afgano  mató a 49 personas en un club gay en Florida antes de ser abatido por la Policía. Era un hombre violento, homófobo y radical, aunque según algunos testimonios era en realidad homosexual. En una columna publicada el martes en el diario francés Libération, el historiador Olivier Christin dijo que estas “masacres, que combinan creencias religiosas, rechazo a las intervenciones en Siria e Iraq, antisemitismo, frustraciones personales, odio a sí mismo y deseo de suicidio”. 'Ideología fanática y mortífera'  Para el psicólogo Patrick Amoyel, especialista en fenómenos de radicalización, el Estado Islámico ha entendido todos los beneficios que puede sacar de sus incesantes llamados a atacar a “infieles”. “Saben que mientras más ocupen el espacio mediático, más eco tendrán entre la población radicalizable o psicópata”, agregó.   El Fiscal de París  había asegurado que “esta ideología fanática y mortífera puede empujar a algunos individuos a pasar al acto, sin necesidad de haber estado en Siria o tener instrucciones precisas”. La propaganda de la organización yihadista, que pulula en internet a través de videos de decapitaciones, torturas y llamados a matar “infieles”, cuidadosamente escenificados, se vuelve aún más eficaz cuando se dirige a “personas desequilibradas o individuos fascinados por la violencia extrema”, dijo Molins. “Los que odian a sus colegas o desprecian a los homosexuales a causa de su propia inseguridad pueden cubrir sus actos con la bandera sangrienta del Estado Islámico”, escribió en la revista estadounidense Time William McCants, investigador del centro de estudios Brookings Institution. Es difícil distinguir las convicciones ideológicas de las motivaciones personales, explica el investigador, haciendo referencia a estos atacantes, “que no son realmente miembros del EI (...), pero que tienen en común la muerte”. Aún así, según el psiquiatra francés Daniel Zagury, en el caso de actos yihadistas, los atacantes con enfermedades mentales son pocos, alrededor 10 % de los casos.  “Los otros son delincuentes de poca monta con un cerebro del tamaño de un garbanzo, que tuvieron una primera vida de adicción y que buscan en el islam radical una segunda vida que lave la primera”.  

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