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Periodistas en Latinoamérica, sin libertad ni prensa

Agentes del poder legal e ilegal atentan silenciar con todas las modalidades de hostigamientos y amenazas.

8 de febrero de 2015 Por: Alda Mera | Reportera de El País

Agentes del poder legal e ilegal atentan silenciar con todas las modalidades de hostigamientos y amenazas.

Veinte cruces más en los cementerios de América Latina en 2014 corresponden a periodistas, por ejercer su derecho y su deber a la información, su compromiso con una prensa libre e independiente. Lea también: Las amenazas siguen vigentes para los periodistas en Colombia Dos decenas de periodistas pagaron con su vida su compromiso con la verdad, y docenas de ellos trabajan aún en medio de hostigamientos y amenazas desde México hasta Argentina. Mañana 9 de febrero se conmemora el Día Nacional del Periodista en Colombia. Para mostrar el panorama de la prensa aquí y en América Latina El País dialogó con periodistas de cuatro países y con un defensor de derechos humanos en Venezuela, pues de los comunicadores que llamó, ninguno se atrevió a hablar. Los países con los peores registros en la materia son Honduras, por su elevado número de crímenes de comunicadores (47 en doce años); México, porque conjuga todas las modalidades delictivas contra la prensa, muchas hechas u ordenadas por la misma autoridad policial o militar, y Venezuela, por su alto índice de denuncias (350 en 2014) por atropellos a la libertad de prensa. Realidades que confirman el postulado de que “noticia es lo que alguien quiere que no se diga, no se sepa, no se publique”.Gustavo Adolfo Cardoza, de Radio Progreso en Honduras, quien fue detenido, torturado y encarcelado por una denuncia, se ha tomado la lúgubre tarea de registrar los asesinatos de colegas en su país. El viernes, la nueva víctima en Honduras fue el periodista de televisión Carlos Fernández, asesinado. Por ello, Cardoza no deja de pensar si en algún momento le va a tocar a él y ¿quién pondrá su nombre en la lista?Venezuela, con el mayor número de denunciasPara Carlos Correa, director de la ONG Espacio Público, lo que más afecta a los periodistas en su país es la política de restricción a la libertad de prensa. La mayor dificultad es acceder a la infor- mación pública, como el dato de inflación, el tema que más preocupa al Gobierno que se haga cobertura, dice.Además, hay una estrategia de descalificación sistemática y pública a medios (independientes), por parte de altos funcionarios gubernamentales. “Eso hace que los periodistas tengan más riesgo a la hora de hacer cobertura en la calle”, denuncia este profesor investigador del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello de Venezuela.En 2014 más de 90 comunicadores fue- ron agredidos mientras cubrían protestas o manifestaciones, hubo 350 denuncias por violaciones a la libertad de prensa, 579 a la libertad de expre- sión y las amenazas crecieron en un 856 % con respecto a 2013. Muchos fueron arrestados, solo por tomar imágenes de las filas de gente para comprar mercado. Un camarógrafo que cubría el comportamiento de la Guardia Nacional en una manifestación fue asesinado. El hostigamiento incluye proceso judicial, como ha hecho Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional, al demandar los diarios Tal Cual, La Patilla y El Nacional. Entre los 145 casos de censura, está el bloqueo de la página de NT24, cuyo canal fue sacado del aire. Y cuando Hugo ‘El Pollo’ Carvajal, recién nombrado cónsul en Aruba, fue solicitado por narcotráfico por EE.UU., Cabello instigó contra los periodistas que hicieron la investigación en su programa en Venezolana de Televisión. Para ello utiliza como fuente la figura de “patriota cooperante”, que no es otra que los servicios de inteligencia del Gobierno. “Por supuesto, eso tiene un impacto de intimidación muy fuerte”, dice Correa.Colombia sigue en el ojo del huracánOlga Behar, periodista investigativa desde los años 80 en Colombia, dice que el periodista en este país, siempre es una figura vulnerable, sobre todo, si se dedica a la investigación. “Depende mucho de una correlación de fuerzas que hacen que su vida pueda correr peligro o ser sujeto de censura y de autocensura”, comenta. En su opinión, los temas que más provocan amenazas en Colombia son la corrupción, el viejo y nuevo paramilitaris- mo y las guerrillas (Farc y ELN), pero que hoy se respira un ambiente de más libertad: “En el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, los periodistas fueron sujeto de fuertes persecuciones y estigmatizaciones, montajes, burdos muchos, pero que calaron en la opinión pública. Hoy el periodista continúa en el ojo del huracán si hurga en las acciones de los poderosos, los mafiosos o los corruptos”. Dice no haber sido amenazada, pero que desde que publicó el libro El Clan de Los Doce Apóstoles “la familia de Álvaro Uribe se sintió afectada y Santiago Uribe Vélez me demandó penalmente en 2011. En la audiencia de conciliación, fallida, Santiago me dijo que “de parte suya y de su familia, podía dormir tranquila porque nada me iba a pasar. La doble lectura es que él decide si a mí me pasa algo o no”.Honduras, el reflejo de la situación de CentroaméricaGustavo Adolfo Cardoza, periodista investigador de Radio Progreso, emisora jesuita, dice que Honduras, como todo Centroamérica, es aún un territorio muy vulnerable para el ejercicio periodístico.En especial desde 2009, cuando Honduras sufrió una crisis institucional por el golpe de estado de las fuerzas militares al depuesto presidente Manuel Zelaya. “Esto agravó la situación no solo de la comunidad en general, sino para el ejercicio periodístico de comunicadores”, dice Cardoza.Una cruenta estadística de 40 periodistas asesinados en la última década, en especial desde 2009 a la fecha, “informan” de cómo son silenciados allí para siempre los comunicadores.El comisionado de Derechos Humanos dijo que el 98 % de los crímenes en Honduras quedaban sin resolver, además de tener la tasa de homicidios más alta de Latinoamérica y del mundo. “En este contexto de vulnerabilidad y zozobra, de violencia extrema sin tener una guerra, ejercemos nuestra labor”, dice recordando que el 11 de abril se cumplirá un año del asesinato de su colega Carlos Mejía Orellana, por la cobertura a las manifestaciones en contra del golpe de estado. Y a Nery Jeremías Orellana, asesinado en 2011, por denunciar problemáticas de salud. Lo más grave es que, señala, paradójicamente, los asesinatos de los comunicadores, por ser investigadores de la verdad, solo dan titulares de impunidad. “Aquí nunca se llega a los autores intelectuales, siempre se quedan en los autores materiales”, sentencia. Dos corresponsales más tuvieron que salir del país y tres se tienen que presentar a juzgados.El comunicador explica que ahora impera otra forma de amedrentar al periodista, que es judicializándolo, poniéndole querellas, entablándole demandas, llevándolo a los estrados judiciales a responder interrogatorios. “Como Albertina Manueles, que le dio ‘mucha cobertura’ a dudas sobre las elecciones en San Pedro Sula”. Y agrega que la situación se replica igual en El Salvador y en Guatemala, “puesto que nuestras realidades no son distintas”.Nisman agudizó todoDesde que el Gobierno de Argentina anda de pelea con los medios independientes, que llama opositores, hay una escalada de violencia verbal, de descrédito y de acusaciones públicas contra periodistas que han cubierto notas que disgustan al Gobierno y eso genera un clima de tensión que hacen su trabajo más complicado. Así lo dice Héctor Gambini, editor de Vida Cotidiana del diario Clarín. Esta semana el jefe de gabinete, Jorge Capitanich, rompió dos páginas de Clarín delante de todos en su rueda de prensa. “Mis compañeros escribieron revelaciones sobre la muerte del fiscal Nisman, que conmociona a Argentina. La Fiscal y fuentes independientes ratificaron la información, pero el hecho es un símbolo gravísimo que puede pasar de las palabras a los hechos”, dice. Y Damián Patcher, del Buenos Aires Herald, quien dio la primicia de lo ocurrido en casa de Nisman y de que podía estar muerto, “sintió que les arruinó la preparación de la escena del crimen y se tuvo que ir del país. Y más grave aún, el Gobierno divulgó el destino”, denunció Gambini.México, guerra sin cuartel a la prensaIgnacio Carvajal, periodista judicial del diario Liberal del Sur, (Veracruz), dice que la guerra a la prensa es un fenómeno generalizado desde que el expresidente Calderón lanzó la lucha contra el narcotráfico. “El periodista está en medio: el Gobierno libra esta guerra y a los carteles no les gusta que se informe. Si les matan a diez, puedes decir que fueron dos. Si hay un decomiso de droga no quieren que lo escribas, puede desmoralizar a los demás. Y hay que saber de quién vas a hablar o vas a entrevistar, pues puede ser el compadre del maleante de la zona”. Esto cobró la vida de 11 periodistas en Veracruz (paso natural de cocaína a EE. UU.) que le ha tocado cubrir. Como el de Miguel Ángel López Solana y su padre Miguel Ángel López Velasco, masacrados en 2011, con su mamá. Su hermano tiene asilo en EE.UU. En enero fue un joven periodista de barrio. Hombres armados se lo llevaron: la Fiscalía entregó un cadáver mutilado e incinerado. Su hijo no lo reconoce.

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