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Papa Francisco viaja a Guayaquil a visitar el Santuario de la Divina Misericordia

En la agenda del día, el Pontífice ofrecerá la Santa Misa en el Parque de los Samanes hacia las 11:45 a.m. en ocho idiomas diferentes.

6 de julio de 2015 Por: Elpaís.com.co

En la agenda del día, el Pontífice ofrecerá la Santa Misa en el Parque de los Samanes hacia las 11:45 a.m. en ocho idiomas diferentes.

[[nid:440693;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2015/07/mvd6696791.jpg;full;{El Papa Francisco llegó a Ecuador y un fuerte viento lo recibió y le hizo perder el solideo. El presidente Rafael Correa lo recibió con un fuerte abrazo. También lo recibieron autoridades políticas y religiosas del país, y la Orquesta Sinfónica Juvenil que tocó los himnos del país y el Vaticano.AFP.}]]

Tras su llegada a Quito, donde fue recibido por miles de ecuatorianos, en el segundo día de visita el papa Francisco visitará el el Santuario de la Divina Misericordia en Guayaquil.

En los tres países el pontífice argentino permanecerá en promedio 48 horas, las cuales repartirá en dos etapas e incluyen Quito y Guayaquil en Ecuador, La Paz y Santa Cruz en Bolivia y Asunción y Caacupé, en Paraguay.

En el primer mensaje de su gira de ocho días, Francisco aseguró que en el evangelio se pueden encontrar "las claves" para "afrontar los desafíos actuales, valorando las diferencias, fomentando el diálogo y la participación sin exclusiones".

Francisco permanecerá en Ecuador hasta el 8 de julio, luego se trasladará a Bolivia, donde estará hasta el 10 y concluirá su gira apostólica en Paraguay, de donde regresará el 13 de julio a Roma.

Solo ello - agregó - permitirá que "los logros en progreso y desarrollo que se están consiguiendo garanticen un futuro mejor para todos, poniendo una especial atención en nuestros hermanos más frágiles y en las minorías más vulnerables, que son la deuda que todavía toda América Latina tiene".

En ese sentido, Francisco ofreció a Correa "el compromiso y la colaboración de la Iglesia para servir a este pueblo ecuatoriano que se ha puesto de pie con dignidad

Francisco, que cumplió 78 años en diciembre, tomará nada menos que siete aviones y pronunciará 22 discursos.

El Pontífice viaja acompañado por el Secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin y Guzman Carriquiry, vicepresidente de la Comisión Pontificia para América Latina, entre otros.

Agenda para el 6 de julio en Ecuador 

A las 9:00 a.m. el Santo Padre sale en avión hacia Guayaquil donde visitará el Santuario de la Divina Misericordia.

Después de este evento, Francisco ofrecerá la Santa Misa en el Parque de los Samanes hacia las 11:45 a.m. en ocho idiomas diferentes. 

A las 2:00 p.m. estará almorzando en el Colegio Javier con la comunidad de los jesuitas y el séquito papal. 

A las 5:10 p.m. sale de regreso a Quito el Airbus A330-200 de la flota de la aerolínea Alitalia.

Su llegada a la capital ecuatoriana está pronosticada para las 6:00 p.m. porque hacia las 7:00 p.m. el papa Francisco tiene visita de cortesía al presidente de Ecuador, Rafael Correa, en el Palacio de Carondelet.

Una vez culminado el encuentro, el sumo pontífice debe ir a visitar la Catedral de Quito hacia las 8:10 p.m. 

Discurso completo del papa Francisco a su llegada a Ecuador:

Señor Presidente,Distinguidas autoridades del Gobierno,Hermanos en el Episcopado,Señoras y señores, amigos todos

Doy gracias a Dios por haberme permitido volver a América Latina y estar hoy aquí con ustedes, en esta hermosa tierra del Ecuador. Siento alegría y gratitud al ver la calurosa bienvenida: es una muestra más del carácter acogedor que tan bien define a las gentes de esta noble Nación.

Le agradezco, Señor Presidente, sus palabras - le agradezco su consonancia con mi pensamiento: me ha citado demasiado, gracias! -, a las que correspondo con mis mejores deseos para el ejercicio de su misión: que pueda lograr lo que quiere para el bien de su pueblo. Saludo cordialmente a las distinguidas Autoridades del Gobierno, a mis hermanos Obispos, a los fieles de la Iglesia en el país y a todos aquellos que me abren hoy las puertas de su corazón, de su hogar y de su Patria. A todos ustedes mi afecto y sincero reconocimiento.

Visité Ecuador en distintas ocasiones por motivos pastorales; así también hoy, vengo como testigo de la misericordia de Dios y de la fe en Jesucristo. La misma fe que durante siglos ha modelado la identidad de este pueblo y dado tan buenos frutos, entre los que destacan figuras preclaras como Santa Mariana de Jesús, el santo hermano Miguel Febres, santa Narcisa de Jesús o la beata Mercedes de Jesús Molina, beatificada en Guayaquil hace treinta años durante la visita del Papa san Juan Pablo II. Ellos vivieron la fe con intensidad y entusiasmo, y practicando la misericordia contribuyeron, desde distintos ámbitos, a mejorar la sociedad ecuatoriana de su tiempo.

En el presente, también nosotros podemos encontrar en el Evangelio las claves que nos permitan afrontar los desafíos actuales, valorando las diferencias, fomentando el diálogo y la participación sin exclusiones, para que los logros en progreso y desarrollo que se están consiguiendo se consoliden y garanticen un futuro mejor para todos, poniendo una especial atención en nuestros hermanos más frágiles y en las minorías más vulnerables, que son la deuda que todavía toda América Latina tiene. Para esto, Señor Presidente, podrá contar siempre con el compromiso y la colaboración de la Iglesia, para servir a este pueblo ecuatoriano que se ha puesto de pie con dignidad.

Amigos todos, comienzo con ilusión y esperanza los días que tenemos por delante. En Ecuador está el punto más cercano al espacio exterior: es el Chimborazo, llamado por eso al lugar “más cercano al sol”, a la luna y las estrellas. Nosotros, los cristianos, identificamos a Jesucristo con el sol, y a la luna con la iglesia; y la luna no tiene luz propia, y si la luna se esconde del sol vuelve oscura. El sol es Jesucristo y si la Iglesia se aparta o se esconde de Jesucristo se vuelve oscura y no da testimonio. Que estos días se nos haga más evidente a todos la cercanía «del sol que nace de lo alto», y que seamos reflejo de su luz, de su amor.

Desde aquí quiero abrazar al Ecuador entero. Que desde la cima del Chimborazo, hasta las costas del Pacífico; desde la selva amazónica, hasta las Islas Galápagos, nunca pierdan la capacidad de dar gracias a Dios por lo que hizo y hace por ustedes, la capacidad de proteger lo pequeño y lo sencillo, de cuidar de sus niños y de sus ancianos, que son la memoria de su pueblo, de confiar en la juventud, y de maravillarse por la nobleza de su gente y la belleza singular de su País - que según el Señor Presidente es el paraíso.

Que el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María, a quienes Ecuador ha sido Consagrado, derramen sobre ustedes su gracia y bendición. Muchas gracias.

 

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