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Obama se va dejando su legado en el limbo

La continuidad de la mayoría de las políticas del Mandatario dependerá de Donald Trump y los republicanos.

17 de enero de 2017 Por: Edwin Giraldo Ruiz| Corresponsal en Washington, DC

La continuidad de la mayoría de las políticas del Mandatario dependerá de Donald Trump y los republicanos.

El 2017 comenzó con un notable frenesí en Washington. Después de la victoria de Donald Trump en las elecciones del 8 de noviembre, el Partido Republicano no esperó hasta la posesión del nuevo presidente y ya mueve sus mayorías en el Congreso para instalar una agenda que desmonta políticas consideradas como el legado de Barack Obama.} Lea también: Cambio migratorio con Cuba "encaja" en política de Trump, según analistas. Por ejemplo, el pasado viernes, la plenaria de la Cámara de Representantes aprobó una resolución de presupuesto que sirve como vehículo para comenzar la disolución de la Reforma al Sistema de Salud, vigente desde el 2010, y conocida como ‘Obamacare’.  En EE. UU., donde la salud representa un 17,1 % del producto interno bruto, la cifra más alta del mundo desarrollado, estos movimientos prometen un fuerte impacto en la economía de un país que  está absolutamente dividido respecto al cambio de mando. “Estoy esperando con entusiasmo el cambio de gobierno. Obama ha hecho una de las administraciones más desastrosas para nuestro país y nuestros aliados”, dice el congresista republicano Mario Díaz-Balart. Aunque Donald Trump y el Partido Republicano aún no concretan un modelo para reemplazar al ‘Obamacare’, esta batalla será la más fuerte de los primeros cien días del nuevo gobierno. Y con una paradójica coincidencia. Lea también: Senado de EE.UU. da primer paso para eliminar el 'Obamacare'. En 2009, cuando Obama llegó al poder con absoluto control del Congreso, gastó todo su capital político en la aprobación de esta reforma. Hoy,  Trump llega al poder en las mismas circunstancias, y tiene todas las armas para desmontarla. Por eso el estado de emergencia del ‘Obamacare’ retrata bien los desafíos para el legado del Presidente saliente, pues la mayoría de sus políticas carecen del blindaje necesario para evitar que sean modificadas por Trump y la mayoría republicana en el Congreso. Santiago Tavara, periodista en Washington, acaba de publicar su libro ‘Obama, el duro’ en el que  argumenta que en dos cuatrienios la mayoría de promesas de líder demócrata se quedaron cortas. “Las promesas incumplidas incluyeron su falta de liderazgo para lograr el cierre de la prisión de Guantánamo, que durante su campaña presidencial había indicado que era como un imán para el extremismo islámico, que en lugar de reducirse se  extendió con la presencia del Estado Islámico que borró fronteras en varios países de Oriente Medio y el Norte de África”, explica Tavara a El País. Lea también: "EE.UU. es más fuerte ahora que hace ocho años": Obama en último discurso. Así mismo, “dejó incumplida su promesa de una reforma migratoria para sacar de las sombras a unos 11 millones de indocumentados. Apenas logró un alivio temporal para jóvenes indocumentados que llegaron de niños a EE. UU. Ese tema sin resolver fue el caballito de batalla que empleó el magnate Donald Trump para ganar las elecciones con la promesa del muro”. Política internaSe espera un fuerte debate en el Congreso sobre la promesa de Trump de construir un muro en la frontera y expulsar del país a quienes viven en condición de indocumentados. A falta de claridad sobre las directrices que aplicará el nuevo mandatario, la disputa inmediata se enfoca en la denominada Consideración de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés). Después de fracasar en negociaciones con el Congreso para lograr una reforma migratoria integral, Obama firmó una orden ejecutiva para otorgar permisos temporales de estudio y trabajo para jóvenes indocumentados que fueron traídos por sus padres cuando eran niños.  Frente a la posibilidad de una derogatoria, como sugirió Trump en campaña, bloques bipartidistas en el Congreso promueven una extensión del DACA para evitar que más inmigrantes regresen a su condición de indocumentados. Por otra parte, el legado de Obama en asuntos internos también dependerá del papel que desempeñe el senador de Alabama, Jeff Sessions, quien se espera sea confirmado como fiscal general. Según el diario Político, uno de los cambios más significativos en la postura del nuevo Departamento de Justicia sería el uso recreativo de la marihuana, pues Sessions ha combatido por años su legalización. “… él será capaz de actuar decidida y rápidamente en este tema, más incluso que en temas prioritarios de su agenda como redoblar esfuerzos para combatir la inmigración y la reducción de medidas de monitoreo para departamentos locales de policía y leyes federales sobre derechos civiles”, señala el diario. Aunque ocho estados aprobaron con referendos el consumo de marihuana recreacional, y la mitad del país ya la permite para efectos medicinales, la llegada de Sessions podría significar un cambio en la política criminal y antidroga, que con Obama se concentró más en la reducción de penas por delitos menores y un acercamiento al consumo más enfocado en la salud pública. En asuntos como los derechos de la comunidad LGBT, Trump ha prometido nombrar jueces en cortes del país que podrían contribuir a reversar a decisión que tomó la Corte Suprema en el año 2015, al reconocer como legítimo el matrimonio entre personas del mismo sexo y otorgarle a estas parejas beneficios federales. En ese sentido, otra de las grandes noticias de 2017 en EE. UU. será la designación del nuevo togado para el Tribunal Supremo, incompleto desde la repentina muerte al año pasado del juez Antonin Scalia.  En vista de que estos jueces tienen funciones vitalicias, la edad avanzada de algunos de sus integrantes podría permitirle a Trump nombrar a más de uno en los próximos años, logrando así una inclinación ideológica del tribunal hacia el conservadurismo, hecho que marcaría a una generación entera de estadounidenses. En el frente económico, según Juan Pérez, de la Consultora Tempus en Washington, EE. UU. entra en un territorio “bipolar”. Esto porque “tenemos, a comparación de Obama, un presidente que desea tuitear, algo que puede ser sensible porque cambia los mercados”. “Obama dejó la economía en mejor estado de lo que muchos pensaron. Con ayuda de la política monetaria de la Reserva Federal, el desempleo bajó al 5 % o más, alcanzando una condición de pleno empleo. La manufactura, que se decía estaba en riesgo, logró resurgir mientras los servicios se expandieron. Los bancos dudaban sobre si usar sus reservas para prestar dinero, pero con Obama florecieron, aún en medio de regulaciones muy estrictas. El proceso para dejar atrás la recesión económica fue doloroso, pero ahora estamos incrementando en sueldos y el desempleo está a su nivel más bajo en décadas”, agrega. Política internacional“Obama nos deja una Rusia fortalecida y con un régimen que se siente en libertad de hacer hackeos, una China comunista que está creando bases de lo que eran arrecifes, una Irán que ahora tiene miles de millones de dólares que se le dio como obsequio para expandir el terrorismo en todo el mundo. La pregunta es, ¿están ellos en una posición más fuerte o débil después de la presidencia de Obama? Están más fuertes”, dice Mario Díaz-Balart. En la política internacional, el Presidente de EE. UU. tiene mayor independencia como Comandante en Jefe de las Fuerzas Militares. En esa medida, la diplomacia aplicada por Obama para lograr el acuerdo nuclear con Irán, el restablecimiento de relaciones con Cuba, los compromisos de las potencias mundiales sobre cambio climático; e incluso, el apoyo al proceso de paz colombiano, pueden cambiar  de rumbo  con una simple firma de Trump. Si bien el  presidente electo es un personaje impredecible por su falta de experiencia, los miembros principales de su gabinete son figuras del establecimiento político y económico del país, cuyas visiones alimentan el juego de especulaciones sobre el futuro. Durante audiencias de confirmación, estos funcionarios dieron pistas sobre posibles acciones. El futuro secretario de Estado, Rex Tillerson, aceptó que Rusia es una amenaza para EE. UU. y criticó el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba. Jaimes Mattis, un general de línea dura nominado para el Pentágono, dijo que el mundo padece los peores ataques desde la Segunda Guerra Mundial. Mientras Rudolf Giuliani, exalcalde de Nueva York, acaba de ser nombrado para dirigir la estrategia cibernética de EE. UU. Así las cosas, el legado de Obama, el hombre de visión progresista y diplomática, está en manos del controversial Donald Trump y el Partido Republicano. Obama pide no deshacer pactoEl actual presidente Barack Obama destacó ayer el primer aniversario del acuerdo nuclear con Irán, haciendo hincapié en sus “resultados significativos y concretos” y advirtió al gobierno entrante de Donald Trump contra deshacer el pacto apoyado por las principales potencias del mundo. En expresiones dirigidas claramente al republicano, que asumirá la Presidencia el viernes, un comunicado de la Casa Blanca expresó que “Estados Unidos debe recordar que este acuerdo es el resultado de años de trabajo, y representa un acuerdo entre las principales potencias del mundo, no simplemente Estados Unidos e Irán”. Añadió que “una solución diplomática que previene que Irán obtenga un arma nuclear es mucho más preferible a un programa nuclear iraní sin restricciones o a una nueva guerra en Medio Oriente”. Trump ha rechazado reiteradamente el acuerdo nuclear, y en una entrevista el domingo con el Times de Londres y el periódico Bild de Alemania continuó su crítica, diciendo: “No estoy contento con el trato con Irán, creo que es uno de los peores acuerdos que alguna vez se ha hecho”. Sin embargo, se negó a decir si tenía la intención de “renegociar” el pacto. 

 

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