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"No vamos a revocar a Maduro para dejar sus mafias en el poder": María Corina Machado

La opositora venezolana dice que la Asamblea Nacional debe tomar una actitud más ofensiva. “La renuncia es clamor de una parte del oficialismo”, agrega.

15 de mayo de 2016 Por: Olga Lucía Criollo | Reportera de El País

La opositora venezolana dice que la Asamblea Nacional debe tomar una actitud más ofensiva. “La renuncia es clamor de una parte del oficialismo”, agrega.

Es muy satisfactorio que al fin toda la oposición venezolana reconozca que la de Maduro es una dictadura y que es con presión y movilización ciudadana en la calle que las dictaduras retroceden”, dice con cierto aire de revancha la exdiputada María Corina Machado, quien se ubica en un área de oposición diferente al que lidera la Asamblea Nacional del vecino país.

Sin embargo, coincide con ellos en que la movilización en las calles es la llamada a evitar que el Presidente logre su propósito de prolongar hasta enero el revocatorio en su contra, lo que le  permitiría dejar a su Vicepresidente en el poder.

De esos temas y de las implicaciones que la crisis de su país tiene y podría tener para  Colombia, María Corina  Machado habló con El País.

¿Cree que el presidente Maduro tiene una estrategia para conservar el poder, pese al revocatorio?

La Constitución venezolana establece que, a partir de los cuatro años del mandato presidencial, es decir desde enero próximo,  la falta absoluta del Presidente trae como consecuencia que el Vicepresidente lo reemplaza y permanezca en el poder hasta el fin del mandato, con lo cual un referendo a partir de enero es un fraude, una traición, es convertir la transición en transacción, es sacar a Maduro y dejar a sus mafias en el poder, algo que los venezolanos no vamos a tolerar. 

El Consejo Nacional Electoral, siguiendo las órdenes del régimen, pretende usar  todas las tácticas dilatorias, violando sus  propias normas, para llevar este proceso hasta enero. Están dispuestos a todo, a incorporar nuevos requisitos, a alargar los periodos y desconocer la contundente expresión de la población venezolana.

¿Una táctica similar a la que ha aplicado para neutralizar la Asamblea Nacional, de mayoría opositora?

La Sala Constitucional, siguiendo instrucciones del Ejecutivo, dio un golpe de Estado en Venezuela al decidir desconocer el Parlamento,  único órgano del poder público que tiene legitimidad en nuestro país. Pero hace dos días este respondió declarando la ruptura del orden constitucional en Venezuela, lo que  tiene un solo nombre: dictadura. Finalmente, toda la oposición venezolana reconoce que hay una dictadura en el país, que el mandato de Maduro no puede llegar hasta el 2019 y que es con presión que se va a lograr la salida de este régimen.

¿Serían marchas como las que hicieron en Brasil contra la Presidenta?

Hay muchos elementos similares entre lo que está pasando en Brasil y Venezuela. Allá, la presión de la gente en la calle obligó, teniendo una semejanza ideológica con los venezolanos y prácticas demagógicas, populistas, corruptas, a darle un cauce institucional a la crisis política y moral. Es decir, la presión popular logró que las instituciones reaccionaran frente a esa crisis alarmante que existía en Brasil. En Venezuela las instituciones han sido cooptadas por el régimen, salvo la Asamblea, y se pretende negar toda vía institucional y acudir a lo único que le queda a Maduro, que es la represión.

¿Y ya se siente esa represión?

Es una represión brutal. No más desde enero han cerrado medios de comunicación emblemáticos como el Carabobeño y La Mañana, también se está asfixiando lo que queda de empresas privadas productoras de alimentos y lo que le están haciendo a Polar, además de que la militarización del país ya adopta niveles insostenibles. El plan Guaicaipuro 2016, del comando estratégico operacional de las Fuerzas Armadas, fortalece el rol de las milicias y de todos sus  componentes en la represión de la movilización y la protesta no solo política, sino social. Por eso, elevamos nuestras voces a todos los pueblos de América Latina para que les hagan entender a sus respectivos gobiernos que no solo por el bien de Venezuela sino por la estabilidad de la región hay que tomar posiciones firmes, porque el tiempo a Maduro se le agotó.

Usted siempre ha confiado en ese respaldo internacional...

Sí, por eso quiero insistir en la responsabilidad que tienen los gobiernos democráticos de nuestro hemisferio, en esta nueva etapa para la geopolítica de nuestra región. Los aliados más importantes de este régimen han caído, es el caso de Cristina  Kirchner y de Lula y Dilma,  así que el Foro de Sao Paulo ha perdido sus principales soportes en América Latina y sorpresivamente  pareciera que quien queda como el aliado más importante del régimen de Maduro es el Gobierno colombiano y ante eso elevamos nuestras voces, porque entendemos que solo habrá paz sostenible en Colombia cuando exista en Venezuela un régimen democrático que combata con la misma firmeza la guerrilla, el narcotráfico y el paramilitarismo, y se deje de servir de santuario para la operación física y comercial de estas redes delictivas.

Precisamente, en Colombia la gente se pregunta  cuándo se va a agotar la paciencia de los venezolanos...

Los hechos que estamos viendo en Venezuela no tienen precedentes. En lo que va del año se han reportado 116 saqueos por comida y nada más entre marzo y abril, 33. ¡Comida! La gente grita: ¡Tenemos hambre! La semana pasada un diario tituló la expresión de un venezolano que dijo en una cola: ‘Nos vamos a terminar comiendo unos a otros’. Además, la propia Fiscal General reportó esta semana 74  linchamientos en los primeros cuatro meses del 2016 y la mitad murieron, pero ella lo reporta como si estuviera hablando de accidentes de tránsito menores. Es la  evidencia de la anarquía y el caos que se están acelerando  en el país, y que es  producto de que, como política de Estado, se ha utilizado la violencia como mecanismo de terror y de control social. Hace dos años yo hablé de crisis humanitaria y dentro y fuera de Venezuela me calificaron de alarmista y mire lo que está pasando. Ahora afirmo que en Venezuela ya hay síntomas de una crisis de seguridad interna que va a tener repercusiones en la región.

¿Pero no teme que con ese nivel de violencia las marchas convocadas por la oposición terminen en tragedia, como ocurrió en el 2014?

Ese es el chantaje que utilizan los regímenes totalitarios cuando quieren que los ciudadanos se callen: no salga,  no hable por los medios de comunicación, no proteste. Lo que hemos aprendido los venezolanos es que para que la dictadura calle, hay que hablar fuerte. Para que retroceda, el pueblo debe avanzar con  determinación. Lo no que podemos permitir es el silencio, porque es la puerta a la servidumbre y hoy el régimen de Maduro está en su punto de mayor debilidad e ilegitimidad. En Venezuela lo califican como dictadura y mafioso, porque dejó de ser una organización política y hoy es una organización criminal.

Aun así, el Presidente no contempla la posibilidad de renunciar...

Que renuncie, por su bien y el de Venezuela. Además, déjeme decirle que la renuncia es un clamor de una parte muy importante del oficialismo y de sus  círculos más cercanos. Lo hemos dicho: solo falta una firma y es la suya, Maduro. Y a aquellos que dicen que es ingenuo pedirlo, porque la renuncia es voluntaria, les digo que los ingenuos son los que creen que ha habido alguna vez una renuncia voluntaria en el mundo. Tiranos y demócratas renuncian cuando las condiciones les hacen ver que es su mejor opción y esa es la mejor opción para Maduro y desde luego para Venezuela y para América Latina.

¿No descarta que desde el propio chavismo se geste un golpe de Estado?

Hoy en Venezuela no puede descartarse ninguna posibilidad. La ebullición social es enorme y la irresponsabilidad, indolencia e insensatez de Maduro y su círculo inmediato es absoluta, de modo que para evitar eventos que puedan generar rupturas o salidas a las opciones constitucionales nos corresponde al liderazgo no solo político, también social, económico, estudiantil y gremial del país  conducir toda esa energía en una dirección que le dé respuesta inmediata a lo que la gente está reclamando. 

Eso ha dicho la Asamblea opositora, pero el Gobierno insiste en obstaculizarle la labor...

Es una dictadura dispuesta a bloquear toda vía institucional, por lo que  la Asamblea ha debido pasar desde hace varios meses a la ofensiva. Ella tiene la potestad de revocar las designaciones inconstitucionales de los magistrados del Tribunal de Justicia y no entiendo por qué no se ha hecho. También tiene potestad  de designar los cinco miembros del ente electoral, pues a dos se les vence ya su periodo y hay tres que fueron designados provisionales por la Sala Constitucional alegando que había una omisión parlamentaria, que ya no hay, y lo mismo  con la Fiscal General. Creo que la Asamblea debe tomar una actitud  más ofensiva, defendiendo su propio cuerpo, pues fueron desincorporados cuatro diputados que  nunca han debido salir del hemiciclo y que deben regresar ya.

¿Deduzco entonces que hay diferencias en el interior de la oposición?

Creo que es una situación muy compleja, hay muchas amenazas y muchos obstáculos, pero estamos frente a un régimen en una etapa terminal, dispuesto a todo por permanecer en el poder, porque ellos sí saben los delitos que han cometido. Así que insisto en que es muy satisfactorio que al fin toda la oposición venezolana reconozca que la de Maduro es una dictadura y que es con presión y movilización ciudadana en la calle que las dictaduras retroceden.

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