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Mitt Romney, el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos

En su segundo intento por llegar a la Casa Blanca, el candidato republicano, Mitt Romney, espera honrar el relato épico de los mormones y el de su propia familia, tras generaciones peregrinando.

2 de septiembre de 2012 Por: Felipe Lozano Puche | Corresponsal de El País, Washington

En su segundo intento por llegar a la Casa Blanca, el candidato republicano, Mitt Romney, espera honrar el relato épico de los mormones y el de su propia familia, tras generaciones peregrinando.

Antes, durante y tras la realización de la Convención Nacional Republicana, circuló en la Florida una cuña en español en la que el hijo menor de Mitt Romney cuenta la historia de su padre. “Hola… soy Craig Romney… mi abuelo George nació en México”.Pese a su fama de acartonado y calculador, Mitt Romney forma parte de un relato casi bíblico, escenificado en el medio oeste estadounidense. Una secuencia de colonización, persecución y desplazamientos desde Utah, siguiendo hacia el Gran Cañón y hasta la Sierra Maestra, al norte de México.Ahí nació George Romney, quien terminaría siendo gobernador del Estado de Michigan, en el otro extremo del continente. En su momento, también apuntó hacia la Casa Blanca, pero se quedó en el camino. Richard Nixon lo derrotó en las primarias republicanas de 1964. Ahora, en su segundo intento, su hijo aspira a redondear ese relato épico de los mormones, y el de su propia familia, luego de varias generaciones peregrinando.A Mitt Romney le gusta contar muchas historias de su padre, pero su favorita es que era capaz de echarse un puñado de puntillas en la boca e irlas sacando una a una, todas de punta, mientras las iba clavando con las dos manos, una proeza que él confiesa no haber sido capaz de replicar. A los 65 años, sin embargo, el hijo menor del tres veces gobernador de Michigan ha conseguido lo que su padre no pudo: convertirse en el candidato presidencial del Partido Republicano.Los paralelismos entre las trayectorias de padre e hijo no tienen nada que ver con las coincidencias, como se deduce del libro El Verdadero Romney (The Real Romney), publicado por el Boston Globe. La carrera de Mitt Romney se hizo a imagen y semejanza de la de su héroe, fallecido en 1995: un empresario muy exitoso de la industria automotriz que daría el salto a la política, alcanzando reconocimiento nacional y admiración dentro de su partido.“Mi hijo ha hecho más dinero que yo, y ha sido mejor político que yo”, solía decir George, durante los actos proselitistas de su hijo. La revista Forbes estima que la fortuna del exgobernador de Massachusetts supera los USD $230 millones , fruto de su gestión al frente de la firma de inversión Bain Capital. Allí, Romney mostró buen olfato para detectar oportunidades (Staples), método para aprovecharlas y sangre fría para hacer los ajustes de personal del caso.La fortuna RomneyEn una foto de aquella época salen los socios de Bain Capital de saco y corbata, sonrisa de oreja a oreja, exhibiendo billetes de altas denominaciones. El grueso de la fortuna de Romney se hizo durante esos años dorados del capitalismo estadounidense, los 80 y 90 que Oliver Stone registra en su película Wall Street (el lema del protagonista, interpretado por Michael Douglass, es: “La codicia es buena”).En la era del fenómeno Occupy, Mitt Romney es la representación del 0,1%. Durante la campaña llegó a decir que las corporaciones eran personas, y en uno de los debates quiso zanjar una discusión con Rick Perry con una apuesta de diez mil dólares. Pero Romney se ha mostrado desafiante ante quienes han tratado de criticar su carrera como hombre de negocios, asegurando que no piensa pedir perdón por ser exitoso. Por el contrario, presenta su trayectoria como una garantía de que conoce la salida de los problemas económicos de los Estados Unidos. En la comparación entre padre e hijo también son notorias algunas diferencias. Ahí donde uno fue un hombre de carácter, impetuoso –en 1974 se salió de la convención del partido en señal de protesta por las políticas racistas que defendía Barry Goldwater–, el otro ha sido un sesudo analista de momentos, fino calibrador de discursos. Al mismo tiempo, mientras el padre se relacionó naturalmente con los electores, al hijo se le perciben maneras hurañas. Pero quizá el vínculo más importante entre ambos sea el mormonismo, una derivación del cristianismo protestante estadounidense que en los círculos más conservadores todavía es considerada como un culto. Para hacerse con la nominación republicana, Mitt Romney, felizmente casado y padre de cinco hijos, tuvo que superar una enraizada barrera cultural: los prejuicios que todavía subsisten en los Estado Unidos contra su religión, de la que hacen parte más de seis millones de personas en la unión americana.Los prejuicios que enfrentan los mormones no se pueden comparar con lo sufrido por sus ancestros, pero aún subsisten: la tercera parte de los encuestados en un análisis de del American National Elections Studies publicado en febrero se manifestó menos inclinada a votar por un candidato que fuera mormón. MoroniSegún el relato de Joseph Smith, fundador de la religión mormona, en 1823 el ángel Moroni le reveló la existencia de dos planchas doradas que contenían inscripciones en un idioma parecido al egipcio, que él traduciría al inglés en lo que es conocido como el Libro de Mormón, el libro sagrado de los mormones. La religión se denominó originalmente la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, y en un comienzo practicaron la poligamia, al estilo de los profetas del Viejo Testamento. La práctica fue prohibida en 1862 por el presidente Abraham Lincoln, por lo que muchos mormones se refugiaron al otro lado de la frontera con México. Entre ellos estaba Miles Romney, bisabuelo de Mitt y fundador de la Colonia Juárez. En un valle de la Sierra Maestra llamado Piedras Verdes, lejos del alcance de las autoridades estadounidenses, la familia (Miles tuvo tres esposas y 15 hijos) prosperó mediante la agricultura. La Revolución Mexicana de 1910 hizo que los Romney volvieran a Estados Unidos, temiendo represalias por parte del nuevo régimen. Cuando llegó el momento de regresar, sólo se quedaría atrás Gaskell, el abuelo de Mitt, con su esposa Anna y su pequeño hijo George. Ya para entonces los jerarcas de la Iglesia Mormona ya habían renunciado a la práctica de la poligamia, normalizando las relaciones entre las autoridades y los practicantes de la religión. Así, Gaskell Romney fue el primer monógamo de la familia.El 'Obamacare'En lo político, el logro más importante de Mitt Romney es considerado también uno de sus flancos débiles. La reforma sanitaria que firmó como gobernador de Massachusetts en 2006, y que ha tenido un éxito rotundo (el cubrimiento aumentó hasta el 98%, más que en ningún otro estado), fue el modelo de la reforma nacional de la administración Obama, que los republicanos odian.La llaman ‘Obamacare’, y ha sido una de las palabras pronunciadas con más frecuencia durante la Convención Republicana, ya que hace parte del libreto de campaña del partido: que el Presidente socializó la salud. El candidato ha dicho que uno de sus primeros actos como Mandatario será derogarla. No es la primera vez que el político de Michigan cae en contradicciones. En asuntos tan cercanos a los republicano como el aborto, la inmigración, o el matrimonio homosexual, Romney se ha visto obligado a calibrar sus posiciones al momento político correspondiente, aún a costa de desdecirse. Si en Massachusetts mostró un talante moderado, lo suficiente como para ser capaz de hacer una carrera en uno de los estados más progresistas del país –enclave de la familia Kennedy–, durante los últimos cuatro años se ha esforzado por cortejar a los sectores más conservadores de su partido.Los tres debates presidenciales de octubre darán una medida del enfrentamiento entre Obama y Romney. El contendor tendrá que ser creíble en sus argumentos y, en una campaña marcada por las guerras del mensajes, los pocos momentos de espontaneidad podrían ser decisivos, teniendo en cuenta lo cerrada que será la elección. Una de las críticas más frecuentes que recibe Romney es su incapacidad para conectar con la gente del común, y cierta imagen de insensibilidad y torpeza que a veces transmite.En 1983, durante un viaje en automóvil que la familia hizo desde Boston hasta Ontario, Romney llevó a su perro Seamus en un guacal amarrado al techo del auto. Fueron doce horas que, además de muy incómodas para el perro, también han resultado costosas para su dueño, quien ha tenido que enfrentar críticas por parte de defensores de animales, además de todo tipo de campañas de internet, entre ellas un grupo de Facebook llamado ‘Perros contra Romney’ (Dogs against Romney), al que se han suscrito más de 55.000 personas. Ese episodio refleja, para muchos, esa faceta que le critican al candidato.

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