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Medio millón de franceses protestó contra la reforma de las pensiones

Con la jornada de huelga general, los sindicatos quieren que el Ejecutivo no inicie su reforma de las pensiones, que prevé retrasar la edad mínima de jubilación hasta los 62 años, frente a los 60 actuales.

7 de septiembre de 2010 Por: Elpais.com.co l EFE

Con la jornada de huelga general, los sindicatos quieren que el Ejecutivo no inicie su reforma de las pensiones, que prevé retrasar la edad mínima de jubilación hasta los 62 años, frente a los 60 actuales.

Más de un millón de franceses se manifestaron hoy para pedir al presidente Nicolas Sarkozy que rectifique su proyecto de retrasar la edad de jubilación, el mismo día en que los diputados comenzaron el debate de la reforma que sitúa en 62 años la edad mínima para el final de la vida laboral.El Gobierno, que estimó en 1.120.000 los manifestantes en todo el país, y los sindicatos, que los cifraron entre 2,5 millones y más de tres millones, coincidieron en que la de hoy fue una jornada de apoyo más numeroso a la oposición a la reforma de las pensiones que la del 24 de junio pasado.Los sindicatos aseguraron haber logrado la mayor movilización de los últimos años, en una jornada en la que afirmaron haber sacado a la calle a 2,75 millones de personas, según la CGT (Confédération Générale du Travail), cifra que el sindicato SUD llevó a más de 3 millones.Era su objetivo, conseguir una buena respuesta, la única forma para intentar de hacer recular al Gobierno, como ya sucedió con las históricas manifestaciones de diciembre de 1995 y en mayo de 2003, cuando lograron paralizar reformas que iban en el mismo sentido.El Ejecutivo se mostró primero más prudente y difundió unos datos policiales en los que se contabilizaron algo más de medio millón de manifestantes, lejos de los 800.000 de hace tres meses, pero posteriormente elevó la participación por encima del millón de personas.PManifestantes vs GobiernoLa quinta jornada de protesta contra la reforma de las pensiones tuvo un sabor particular porque coincidió con el inicio de la andadura parlamentaria del proyecto gubernamental.Mientras el ministro de Trabajo, Eric Woerth, defendía las ventajas de ampliar la carrera activa de los franceses, miles de ellos coreaban en la calle lemas en defensa de la jubilación a los 60 años, el auténtico caballo de batalla de la reforma.En unas 200 ciudades francesas desfilaron manifestantes en contra de los planes gubernamentales, que tienen muchas posibilidades de salir adelante puesto que el Ejecutivo cuenta con un importante respaldo parlamentario.París fue una vez más el epicentro de la protesta, por reunir más manifestantes que ninguna otra ciudad -80.000, según la policía, 270.000, según los sindicatos-, pero también por haber dado cita a los líderes de los principales sindicatos y a responsables políticos de la izquierda."Es la mayor movilización de los últimos años", aseguraba el líder del sindicato CFDT, Franois Chérque, mientras que su colega de la CGT, Bernard Thibault, no dudaba en declarar que "la movilización es superior a la del pasado 24 de junio"."Ese era nuestro objetivo y el Gobierno no podrá obviar lo que está pasando", agregó.Pero ajeno al ruido de la calle, el ministro de Trabajo continuaba en la Asamblea defendiendo su proyecto "normal", "natural" y "lógico", la única forma de asegurar, dijo, el futuro de las pensiones.El ministro, salpicado por el llamado "caso Bettencourt" -un escándalo de tráfico de influencias en torno a la heredera del imperio cosmético Lóreal-, se mostró firme.Antes de comenzar la sesión había recibido el apoyo expreso de Sarkozy, que recibió a los diputados de su partido para pedirles firmeza con la reforma pero flexibilidad a la hora de introducir enmiendas encaminadas a suavizarla en lo que se refiere a los trabajadores de oficios más duros.Esa parece la única concesión que está dispuesto a hacer el Ejecutivo para calmar a la calle, aunque los sindicatos afirmaron no conformarse con eso y algunos comenzaron a pedir una nueva jornada de protesta.Su movilización no se limitó a sacar a las calles a miles de personas. Muchos otros no acudieron a sus puestos de trabajo, provocando importantes perturbaciones en diversos sectores.En particular el transporte, que se vio confrontado a una nueva jornada de caos, particularmente molesto en las horas punta.En otros sectores el paro fue bastante seguido. Un 55% en la educación, según los sindicatos -entorno al 30%, según el Ministerio-, un 40% en correos -un 22% según el Gobierno-Con la jornada de huelga general, los sindicatos quieren que el Ejecutivo no inicie su reforma de las pensiones, que prevé retrasar la edad mínima de jubilación hasta los 62 años, frente a los 60 actuales.Los mensajes de los marchantesEntre los manifestantes se multiplicaron los lemas en contra de un Sarkozy que consideran que ha engañado al país con esta propuesta."Hay otras soluciones que retrasar la jubilación", afirmó a Efe Helene, una militante de la CGT que sujetaba una pancarta de su sindicato crítica con la reforma.Enfermera y responsable de la sección de salud del sindicato Sud, Christine Fararik aseguró que "no es posible" retrasar la edad de jubilación."Hacemos noches, vamos a trabajar los fines de semana... Ya a los 55 años estamos cansadas y no podemos más. Para nosotros es inaceptable", comentó.Franois se ha convertido en un hombre-anuncio y en sus carteles pueden leerse las pensiones que cobran algunos de los más ricos empresarios franceses."Acaso no sería mejor repartirse parte de sus pensiones antes que obligar a todo el mundo a trabajar más años?", se preguntó este veterano sindicalista.Bertrand, metalúrgico de origen español, cree que el debate de la reforma de las pensiones afecta a todo el mundo. "En España pasa lo mismo que aquí, nos quieren matar a trabajar, ir hasta los 65 años, los 67 y luego hasta los 70. Y eso no puede ser", señaló.Bajo una bandera española estaba Christophe, un militante de FO "amante de España" que blandía la enseña española para mostrar que el debate no afecta sólo a Francia y "para apoyar a nuestros camaradas españoles en su huelga general"."Todos los ciudadanos españoles deben plantearse esta lucha contra esta nueva dictadura. Ahora los fachas no son militares, visten traje y corbata y trabajan en las agencias de notación", agregó.Christophe llegó acompañado de Carmela, una gallega a quien la huelga general le encontró de visita en París y que no dudó en sumarse a la marcha.Transporte se ve afectado por el paroLos transportes estaban esta mañana muy afectados en Francia por la huelga contra la reforma del sistema de pensiones, en particular la circulación de trenes y las redes urbanas de un centenar de ciudades, pero también los aviones.La Dirección General de la Aviación Civil (DGAC) había pedido a las compañías aéreas la supresión de la cuarta parte de los vuelos habitualmente programados en los dos aeropuertos de París, atendiendo a los controladores aéreos que se habían declarado en huelga.En los trenes, desde primera hora se cumplían la previsiones de la compañía estatal SNCF, lo que significaba que sólo estaban en servicio dos de cada cinco trenes de alta velocidad (TGV), uno de cada cuatro del resto de convoyes de largo recorrido o la mitad de los regionales.Los Eurostar que enlazan París con Londres eran los únicos que se mantenían normalmente, mientras en los Thalys que comunican París con Bélgica, Holanda y Alemania, se habían suspendido uno de cada cinco de los programados habitualmente, al igual que uno de cada diez de los Lyria que van de la capital francesa a Ginebra y Lausana (Suiza).La Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF) había tenido que anular todos los trenes de noche, lo que incluye los Talgo que comunican París con Madrid y Barcelona (España).En la capital francesa, el sistema de transporte urbano estaba algo menos alterado de lo que se temía, con una circulación prácticamente normal en la mitad de las 14 líneas de metro.Los problemas eran mucho más importantes en los trenes de cercanías, de forma que no había casi ningún convoy en el corredor del RER B, que atraviesa la ciudad de norte a sur y conecta con los dos aeropuertos.Las alteraciones en el transporte público tenían un impacto directo en el tráfico rodado, y así desde antes de las ocho hora local en las carreteras y autopistas de la región de París se contabilizaban 200 kilómetros de retenciones.

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