Lula no asistirá a la fiesta de Rousseff "porque este día es de ella"

El jefe de Estado brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, decidió no sumarse a los festejos por la victoria de Dilma Rousseff, elegida este domingo para sucederle en el cargo, porque "este día es de ella", informaron fuentes oficiales.

El jefe de Estado brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, decidió no sumarse a los festejos por la victoria de Dilma Rousseff, elegida este domingo para sucederle en el cargo, porque "este día es de ella", informaron fuentes oficiales.Gilberto Carvalho, jefe de gabinete de Lula, dijo a los periodistas que el gobernante siguió "tranquilo y sereno" el desarrollo del escrutinio, que le dio la victoria a Rousseff con casi un 56% de los votos, frente al 44% que alcanzó el opositor José Serra.Pese a que Lula fue el artífice de la candidatura de Rousseff, a quien virtualmente impuso como abanderada presidencial del Partido de los Trabajadores (PT), el mandatario decidió no aparecer en público este domingo, porque "este día es de ella", dijo Carvalho.A diferencia de lo que había informado el PT, Rousseff no siguió este domingo el resultado del recuento de votos en el Palacio de la Alvorada, residencia oficial de la Presidencia, junto a Lula.Tras votar por la mañana en Porto Alegre, la ahora presidenta electa de Brasil se dirigió a su residencia particular en Brasilia, donde sólo estuvo acompañada por unos pocos allegados y miembros de su comité de campaña.La primera mujer elegida para gobernar Brasil, que no se dejó ver en público desde que se anunciaron los resultados, tiene prevista una comparecencia ante la prensa esta misma noche y luego asistirá a una gran fiesta que el PT organizó en la céntrica Explanada de los Ministerios, en la capital federal.Según fuentes del comando de campaña, Rousseff se dirigirá tras la fiesta con la militancia del PT al Palacio de la Alvorada, para tener su primer encuentro con Lula en su condición de presidenta electa.En la Explanada de los Ministerios, una avenida en la que están todos los edificios del poder público de Brasil, unas cuatro horas después del cierre de las mesas se habÍan concentrado alrededor de 5.000 personas, ansiosas por ver y escuchar a Rousseff.