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Los niños 'muertos' que 'resucitaron' en España

En los años de Franco se robaban recién nacidos que declaraban muertos para venderlos. Sus padres los buscan.

5 de marzo de 2011 Por: Diego Muñoz I Elpais.com.co España

En los años de Franco se robaban recién nacidos que declaraban muertos para venderlos. Sus padres los buscan.

Pedro había dado por enterrada la historia triste de su tercer hijo, una niña nacida en Madrid en el hospital infantil de O´Donnell y que,supuestamente, había muerto dos días después del parto. Sin embargo, el mes pasado, cuando el Fiscal General del Estado, Cándido Conde-Pumpido, recibió la denuncia del robo de 261 niños cometidos durante el franquismo y hasta finales de los 80, Pedro volvió a abrir la herida y a pensar en su hija, nacida por esos años. Porque él tiene un presentimiento: la niña sigue viva." Mi esposa la había pasado muy mal en el parto, estaba con dolores y al preguntar por la niña me dijo que se la habían llevado a la incubadora. Y aunque no me la dejaron cargar, me la mostraron desde la entrada de la sala, detrás de un cristal, donde estaban los recién nacidos. Al día siguiente, cuando volví, me asomé a la sala y vino un médico que me dijo que la niña estaba amarilla, con problemas del corazón. No me dejaron verla. Al día siguiente, un domingo, volví y el médico me cogió el hombro y me dijo que la niña había fallecido. Pedí que me la dejaran ver y enterrarla, pero dijeron que no, que se encargaban de todo, que la enterraban en el cementerio de La Almudena. De tanto alegar, me la llevaron hasta el cementerio. Hasta allí tenía la convicción de que estaba muerta. Pero a los 10 años quise sacar los restos. Fui al cementerio y la sorpresa fue enorme, porque no había nada, ningún resto, nada". Pedro ata cabos. Han pasado muchos años, pero recuerda que viéndolo mejor, a la esposa le aplicaron unas inyecciones el mismo día en que nació la niña, para que no le bajara leche por los senos."Ahora caigo en cuenta, querían impedir que la alimentara, querían separarla, quizá para venderla o para dársela a otra persona, a otra familia".No es el único caso que ha revivido. Poco a poco, mientras se conocen los detalles de muchos casos similares, ocurridos a los largo de la geografía española, las mujeres, en especial, empiezan a denunciar que sus hijos también fueron declarados muertos, que nunca los vieron, que nunca se los mostraron cuando los enterraron.Hay tantos casos, que los afectados decidieron fundar la Asociación Nacional de Afectados de Adopciones Irregulares (Anadir), en cuya dirección está Antonio Barroso, quien se enteró de su pasado cuando tenía 38 años. Han pedido a la Fiscalía que inicie una investigación con la esperanza de que se abra una causa que les permita encontrar a las madres, hijos y hermanos que buscan."Queremos saber la verdad y evitar que cosas así vuelvan a suceder, aunque sabemos que siguen sucediendo", dice Antonio, quien también tiene un papel en esta historia: él, de niño, tenía sospechas de que era adoptado porque los amigos en su colegio se lo decían. Pero cuando acudía a sus padres para una explicación, le decían que había nacido de parto natural. Sin embargo, cuando uno de sus mejores amigos llevó al padre ya anciano al hospital, éste le confesó que tanto él como Antonio habían sido comprados a un cura y a una monja en el hospital de Zaragoza."Me hice la prueba de ADN, tomé una muestra de la que decía que era mi madre y resultó negativa. Fue entonces cuando me dijeron la verdad: había sido comprado en 200 mil pesetas".De los 261 casos que ayer presentó Anadir ante la Fiscalía, 84 ocurrieron en Madrid, pero también hay un buen número de denuncias de Andalucía y Cataluña."Ocurrió en todas partes y con el mismo sistema: engañaban a los padres diciéndoles que sus hijos habían muerto, por lo general ya tenían un comprador asegurado que pagaba desde 50 mil hasta 1 millón de pesetas, y luego montaban un embarazo de la compradora y el registro de inscripción como hijo propio", dice el abogado de la Asociación, Enrique Vila.En la denuncia, Vila asegura que existen indicios de los delitos de tráfico de niños, falsificación de documentos públicos, suposición de parto, secuestro, delitos que no prescriben.Los casos más espeluznantes tienen como origen la ya cerrada clínica San Ramón de Madrid, donde en los años 70 y 80 se vendieron muchos niños, quizá más de 200 ó 300, que acababan de nacer. La Clínica se vio envuelta en una escándalo de venta de niños en noviembre de 1981 y la Policía detuvo a cinco sospechosos por haber vendido a un matrimonio de Valencia, a un niño recién nacido de una madre prostituta que ejercía en el centro de Madrid. Esta venta destapó la olla podrida. Se supo entonces que la clínica proveían todas las garantías, desde el bebé recién nacido, hasta su registro como hijo biológico de la familia que lo comprara, pasando por borrar cualquier indicio de irregularidad, ya que entre los documentos figuraba que sus madres los habían abandonado o que eran hijos de madres desconocidas.La costumbre había nacido con el franquismo, cuando médicos, monjas y sacerdotes que tenían a su cargo las clínicas, les quitaban los hijos a las mujeres republicanas y les decían que habían muerto, pero en realidad, se los entregaban a otras familias."El método siguió y se convirtió en un negocio. Del franquismo hay registrados 300 casos que hacen parte de un libro, pero hasta hace muy poco seguían presentándose más casos. Hoy esos niños son mayores que buscan su verdadero origen", dice el abogado Vila.Quien dirigía todo el entramado del macabro negocio era el médico Eduardo Vela, director del hospital, encargado de firmar tanto las actas de nacimiento como de defunción de los niños, pero junto a él figuran una cantidad de empleados, como enfermeras y religiosos.Entre las pruebas presentadas a la Fiscalía por la asociación Anadir, figuran partidas de nacimiento y defunción falsificadas y testimonios, entre ellos, el de una enfermera que trabajó en el hospital San Ramón y quien asegura que la venta de niños era habitual. También se presentó el testimonio de un empleado de la funeraria de Málaga que cuenta cómo rellenaba los ataúdes vacíos para que pareciera que dentro iban cuerpos de niños y la confesión el de una mujer que dice haber comprado en Melilla una niña en 1979.Hoy España se sorprende con este otro agujero negro en su historia más reciente y no solo eso, sino que aún siguen sucediéndose casos similares."Es verdad que esta práctica surgió en la época de Franco, cuando le quitaban los hijos a las mujeres republicanas en una especie de depuración política, pero eso es sólo el origen de unos 30.000 casos según el juez Baltazar Garzón. Nosotros creemos que puede haber cientos de miles porque esto siguió muchos años después como un gran negocio, hasta que en 1987 el Gobierno regularizó el tema de las adopciones y mermó el poder que tenían los médicos", dice el abogado Enrique Vila, autor del libro 'Historias robadas', que trata sobre los robos de los niños en la época franquista."Cuando se inicia una búsqueda de estas -agrega Vila- el 90% acaba por encontrar a sus verdaderos padres, el otro 10% lo tiene más difícil, porque fueron entregados por curas o monjas que siempre se han negado a dar información. Esta era una trama muy bien montada, había captadores de padres y de niños. Los proveedores de padres adoptivos eran mujeres con muchos contactos sociales. Los proveedores de niños eran médicos, matronas, auxiliares de enfermería y religiosos, estos últimos que, supuestamente, realizaban un acto de caridad".Finalmente, el abogado Vila asegura que la mayoría de los padres que compraron bebés y que han ido a verle a su despacho, están asustados. “La mayoría sigue creyendo que fueron engañados y que no eran conscientes de estar robando un bebé. Pensaban que el dinero que pagaban era para ayudar a la madre biológica que había entregado a su hijo de forma voluntaria. Recibían al bebé sin un papel y lo inscribían al registro como hijo propio, pero pensaban que se trataba de eludir trámites engorrosos, no cometiendo un delito".Como suele suceder en otros casos, como en Argentina y el movimiento de las abuelas de la Plaza de Mayo, habrá hijos que no quieran encontrar a sus padres, porque ya tiene unos, pero todos los padres si quieren saber la suerte de sus hijos.

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