"Llevo 14 días en Puebla y ya he sufrido dos terremotos": futbolista vallecaucano

John Steven Mondragón no ha terminado de acomodarse a Puebla, su nuevo reto en el fútbol después de su paso por el Osasuna de España, y en apenas dos semanas ha tenido que soportar los embates de la naturaleza, con dos potentes terremotos que han dejado muchas víctimas, y generado demasiado pánico entre los sobrevivientes.

El fuerte sismo del martes lo sorprendió en el estadio Cuauhtémoc, donde con sus compañeros preparaba el partido que debía jugarse mañana ante el Monterrey, por la liga mexicana.

Pero, de un momento a otro la tierra se movió con tanta fuerza, mientras que las tribunas del estadio se balanceaban de un lado a otro como si fueran de papel.

Mondragón, en diálogo con El País, recordó “el susto más grande” que ha vivido en su vida, mientras hacía el trasteo del hotel donde se alojaba en Puebla, hacia la casa de un amigo.

“Fueron momentos muy difíciles los que nos tocó vivir; estábamos en el estadio y cuando se presentó el terremoto fue un caos porque todo el mundo salió corriendo, viendo a ver dónde se refugiaba, Después, todos mis compañeros estaban muy preocupados y ansiosos por saber de sus esposas e hijos. Por fortuna, al final se supo que no les pasó nada”.

¿Cómo han sido las horas posteriores al terremoto?
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De momento nosotros estamos intentando llevar las cosas con la mayor tranquilidad posible para ir pasando el tremendo susto. No ha habido réplicas, pero sí toca estar alerta porque los organismos de seguridad acá en Puebla dicen que las próximas horas pueden ser cruciales.

¿Se puede dormir después de una situación de esas?
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Hay que estar más bien pendientes de lo que pueda pasar. Uno intenta dormir y de pronto lo hace un ratito no más porque en esta clase de situaciones uno no sabe si se repite este fenómeno.

¿Hubo daños en el estadio?

Daños como tal no, pero sí hubo mucho pánico. Nosotros estábamos en la mitad de la cancha y veíamos cómo se movía todo de manera brusca.

Cuando salió del estadio para el hotel, ¿qué fue lo primero que vio?
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Lo primero que vi fue un descontrol por todos lados en el tema del tráfico, las personas corriendo y muchos aún asustados por lo sucedido; a mi me tocó irme para la casa de un amigo, pero pude observar también la cantidad de apartamentos y viviendas averiadas y otras derrumbadas porque, la verdad, lo que se vivió fue muy fuerte.

¿El hotel donde usted estaba alojado se afectó en algo?
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Me dijeron que no le pasó nada; de hecho los jugadores cuyas casas se afectaron, se van a alojar por unos días en el hotel mientras miran otras opciones de vivienda.

¿Qué es lo que más le ha llamado la atención de lo que ha visto?
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He visto a mucha gente llorando, personas que trabajaban en algunas obras y estas se derrumbaron; otros que tenían su trabajo y ahora no tienen nada porque el edificio donde laboraban ya no está. Es que acá se sintió muy fuerte, por eso lo que más se ve es la gente desconsolada porque muchos lo perdieron todo.

¿Usted, recién llegado, pensó que le tocaría vivir algo como lo del martes?

Jamás pensé que esto lo iba a vivir y más cuando apenas estoy llegando a Puebla. En Europa se presentan sismos, pero nunca me tocó algo de la magnitud de lo vivido el martes. Solo llevo 14 días acá, estoy solo y ya se puede imaginar la preocupación de mi familia.

México es uno de los países donde más ocurren estos fenómenos. ¿Eso lo asusta?
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Me han dicho que los temblores en México son normales, pero tampoco son normales terremotos como el del martes, porque justamente en el año 85 y en la misma fecha se presentó una situación de estas.

Me habían dicho que se daban movimientos sísmicos, pero no tan fuertes. Y, claro, eso me preocupa porque acá en Puebla llevo solo 14 días y he sufrido ya dos terremotos. Intento llevarlo con mucha tranquilidad, pero no deja de asustar.

¿El equipo ha seguido entrenando?
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Estamos trabajando de manera normal o haciendo vida normal porque no se sabe si la Federación aplazará la fecha, así que toca entrenar como si fuéramos a jugar. Poco a poco las cosas están volviendo a su curso normal.