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Leopoldo lleva un mes preso y aislado

18 de marzo de 2014 Por: 2001

Desde la alcabala de prevención del Centro de Procesados Militares de Ramo Verde, en Los Teques, se puede ver al hombre de aspecto “chivúo” que se ha sentado en el pequeño jardín, cerca de la zona de revisión.Es Leopoldo López, líder de Voluntad Popular, acusado por los sucesos que el pasado 12 de febrero cobraron la vida de dos personas en la marcha estudiantil hasta la sede de la Fiscalía General y por el cual fueron detenidos a la postre cincos funcionarios del Sebin que habrían tenido responsabilidad en lo ocurrido, según la fiscal Luisa Ortega Díaz.Look deportivoLeopoldo, de 43 años de edad, lleva un suéter naranja –igual al color de su partido– y unos bermudas verdes hasta la rodilla.La vestimenta deportiva parece despojarlo de algunos años, aunque paradójicamente luce una barba prominente.En el jardín lo acompaña su esposa, Lilian Tintori, y dos guardias que lo vigilan cada vez que se levanta de su asiento. Mientras habla se lleva las manos a la cabeza y observa a quienes pasan. Algunos de los visitantes que esperan en la zona de revisión también lo ven, pero de reojo y con cuidado.Tras una pausa en la conversación con Lilian, se levanta y se acerca a la reja para hablar: “Aquí estoy hermano, tras las rejas luchando por mi país (…)”, grita López a lo lejos, mientras intenta saludar a un viejo amigo que acudió a visitarlo sin éxito.Pero calla repentinamente El guardia que lo vigila de espaldas se ha puesto de pie frente a él, como una muralla, para bloquearle la mirada. También le ha prohibido tocar la reja, y le ordena retirarse lo más lejos posible.“Estamos contigo Leopoldo, tú no estás solo, somos muchos los que desde afuera creemos en ti”, se escucha al otro extremo de la reja.Se sienta a comer junto a la única persona que se le permitió ver ese día: su esposa. Poco después se levanta para cambiarse el suéter por uno blanco que ella le ha traído con el almuerzo.La abundante barba que lleva como símbolo de resistencia, a petición de su esposa, no esconde la sonrisa nerviosa que de vez en cuando se deja ver en su rostro.Aislado A un mes de haberse entregado y sin una audiencia que le dé esperanzas del inicio de un juicio, Leopoldo está encerrado en un cuarto de dos metros por dos metros sin radio, ni televisión.Sólo se le admite hablar con sus abogados y familiares directos como son sus padres, sus dos hijos y su esposa, confirmó su Lilian.Además de los libros de los que extrae resúmenes todos los días, Leopoldo (que se confiesa aficionado al joropo) toca el cuatro con Lilian, y aunque le gustan las maracas, éstas tampoco se las permiten ingresar sin antes haberlas reventado.Estos objetos a los que se agregan un par de guantes de boxeo y una cuerda para saltar (con las que se ejercita en las mañanas), un par de hojas y un lápiz son los únicos recursos con que cuenta en la cárcel. Prohibido hablarle Las restricciones contra López también incluyen a quienes se atrevan a mirarlo o saludar simplemente con un gesto. Esto fue lo que le pasó a una mujer que el sábado acudió a la cárcel a visitar un recluso y soltó un “hola” a lo lejos.Familiares y testigos cuentan que la mujer fue retirada durante breves minutos del recinto por un sargento que permaneció con su cédula de identidad y cuestionó su presencia en el lugar.“Está prohibido hablarle”, replicó el sargento. Una vez adentro, la mujer fue advertida por el personal militar que continuara con su visita porque ya había sido investigada, con su cédula. “Ya sabemos que usted firmó contra el presidente, la revisamos…usted está en la lista”, le sentenció.Estos son los diarios del proyecto Todos Somos Venezuela.

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