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La preocupante estigmatización de los colombianos en Argentina

Aunque son más los connacionales que hacen las cosas bien en ese país, la llegada de supuestos ‘narcos’ y delincuentes afecta la imagen.

7 de diciembre de 2014 Por: Patricia Lee | Corresponsal de El País en Buenos Aires

Aunque son más los connacionales que hacen las cosas bien en ese país, la llegada de supuestos ‘narcos’ y delincuentes afecta la imagen.

Por primera vez en diecisiete años, el Premio Clarín de novela 2014 fue ganado por un extranjero: el colombiano Daniel Ferreira, de 33 años. Otro colombiano, Teo Gutiérrez es el goleador del equipo River Plate, siguiendo la senda abierta por Falcao.Estos colombianos triunfan en el país del fútbol y de Borges, pero en los últimos meses, la imagen más transmitida por los medios de comunicación es la de los colombianos delincuentes: los que se tirotearon con la custodia de un importante fiscal en octubre, los narcotraficantes capturados, o los motochorros que roban billeteras en los semáforos de la Avenida del Libertador, en Buenos Aires. “Estamos infectados de delincuentes extranjeros”, señaló el secretario de Seguridad, Sergio Berni, tras el incidente con la custodia del fiscal Carlos Stornelli que condujo a la detención de siete colombianos. Dijo que hay muchos foráneos que van a delinquir amparados en la laxitud judicial argentina, pues cometen delitos que por la tipificación son excarcelables rápidamente.Días después del pronunciamiento de Barni, la presidenta argentina, Cristina Kirchner, presentó un proyecto de ley para deportar a los extranjeros capturados en flagrancia. La iniciativa, que generó controversia, e incluso división entre el kirchnerismo, fue aprobada la noche del jueves por el Parlamento. En los últimos años ha aumentado la presencia de narcotraficantes y delincuentes colombianos en el país. Sicarios venidos de Colombia ajustician a otros en la vía pública, capos como Luis Caicedo Velandia, Ignacio Álvarez Neyendorff o Henry de Jesús López Londoño, alias Mi Sangre, son detenidos viviendo cómodamente en Buenos Aires, ‘mulas’ con cocaína son capturadas en el aeropuerto d Ezeiza, y bandas en carros y motos roban a quienes salen de los bancos.Según Berni, la banda implicada en el episodio del fiscal está formada por “270 o 260 integrantes masculinos y unos 60 femeninos”, colombianos, que actúan en Buenos Aires. Estos hechos han contribuido a incrementar la sensación de inseguridad en Argentina, con la penetración del narcotráfico, el aumento de la tasa de homicidios en ciudades como Rosario, y la permeabilidad de las fronteras por donde se cuela la droga. En un país donde la inseguridad es un tema cada vez más preocupante, estas noticias han sido utilizadas para intentar culpar a los extranjeros, y en particular a los colombianos, del salto en los delitos.Sin embargo, las estadísticas dicen otra cosa. Según un informe del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos publicado en 2012, solo el 5,7 % de los presos en la Argentina son de otro país (3534), una proporción similar a la de los residentes extranjeros. En las cárceles provinciales, que tienen el 84 % de los detenidos, los extranjeros son el 2,8 %, apenas 1432. Y en las cárceles federales, que alojan al 16 % de los presos, los extranjeros representan el 21 %, es decir, 2102. En octubre de este año había 256 colombianos detenidos. Es cierto que esta cifra se multiplicó desde 2008, pero también refleja el aumento de los colombianos que se instalan en el país: según datos de la Dirección Nacional de Migraciones, existen más de 50.000 colombianos con radicación temporal o permanente, de los cuales 35.000, es decir, el 70 %, son estudiantes. Los periódicos publicaron con grandes titulares que doce colombianos fueron devueltos al país desde el aeropuerto de Ezeiza el 19 de noviembre. Pero entre el 1 de octubre y mediados de noviembre, habían ingresado 46.000 colombianos en calidad de turistas. En esos dos meses, las autoridades argentinas les negaron el ingreso a 2200 extranjeros, de los cuales solo 66 fueron colombianos.Horacio Verbitsky, del Centro de Investigaciones Legales y Sociales, CELS, conocido partidario del gobierno de Cristina Kirchner, se opuso a la propuesta de expulsar a los extranjeros detenidos en flagrancia. “La posibilidad de expulsión ya estaba legislada, pero solo para delitos graves y con condena en firme. Ahora se aplicaría a los presuntos autores de delitos de menor gravedad y sin realizar un juicio que establezca su autoría, por la sola definición policial y el consentimiento del imputado para que se suspenda el proceso”, escribió en Página 12. El titular de la Dirección Nacional de Migraciones (DNM), Martín Arias Duval, también rechazó las declaraciones de Berni: “Hagamos foco en el cumplimiento de la ley. Independientemente de la nacionalidad, si es colombiano, extranjero o argentino”, afirmó.Diego Morales, director del área de Litigio y Defensa Legal del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), se mostró preocupado por el impacto que puedan tener las declaraciones de funcionarios que vinculan el delito y la inmigración, porque “puede provocar una especie de selectividad de las agencias policiales a la hora de las detenciones”, sostuvo. “Expulsar inmediatamente después de la detención es imposible. Eso va en contra de la Constitución, las leyes, los tratados internacionales. Hay una presunción de inocencia, tiene que haber un proceso previo”, insistió.EstigmatizaciónKarina Huertas, de Acacías, vive hace 16 años en Buenos Aires y dirige con su esposo dos conocidos restaurantes colombianos en pleno Palermo Hollywood, la zona de moda. “Aquí hay inseguridad, hasta más que en Bogotá, pero no por los extranjeros”, dice. “Yo vengo del Llano y a veces pienso que la inseguridad es peor que la guerrilla, porque allá están en el monte y uno no los ve, pero aquí, te matan por diez pesos”. “Al restaurante vienen muchos colombianos, estudiantes, médicos, gente que trabaja, jamás tuvimos un inconveniente, pero desde que empezaron con esta campaña la gente me mira con otros ojos porque las noticias las repiten mil veces por día”, agrega la mujer. Karina refleja la preocupación de la colectividad de colombianos, que se destaca por la abrumadora presencia de estudiantes y personas trabajadoras. Basta ingresar a la Universidad del Cine en el barrio de San Telmo, a la Facultad de Periodismo Deportivo de la Universidad de Palermo, o caminar por los pasillos de la Universidad de San Martín, para oír a paisas y ‘cachacos’ organizando una rumba. En el Hospital Italiano, uno de los mejores de Buenos Aires, atienden médicos colombianos que vinieron a realizar su residencia, y no es raro que los odontólogos en los consultorios dentales sean caleños o barranquilleros. Muchos estudiantes trabajan por las noches como meseros en restaurantes, como sucede en el bar Ñandú de San Isidro, donde los dueños los eligen precisamente por ser colombianos. “Hay una estigmatización exagerada y equivocada”, dice Juan Gabriel Tokatlian, director del Departamento de Ciencia Política y Estudios Internacionales de la Universidad Di Tella. “Han encontrado un chivo expiatorio”, agrega, porque existe una tendencia de los argentinos “a ubicar sus problemas en causas externas, pero el componente central es interno”. Como está empezando la campaña para las elecciones presidenciales de 2015 el tema “sirve para captar votos, aterrorizar a la población, o pelear por ver quién es el más duro”, indica el analista. Para el experto, la mayor presencia de colombianos en el país en todas las áreas, desde el fútbol, la medicina, la cultura, le ha dado más visibilidad a ese colectivo, y por eso, cuando un funcionario nombra a Colombia como problema “encuentra un eco que antes no existía”. Si a ello se agrega la popularidad de las series de televisión que transmiten la vida de Pablo Escobar y Griselda Blanco, la ‘Viuda Negra’, se entenderá por qué el tema de los colombianos que delinquen se ha convertido en uno de los preferidos por los políticos. “Pero no hay una avalancha de narcos colombianos”, dice categórico.

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