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La pesadilla económica que vive Argentina por cuenta de su deuda

La economía sufriría una caída del 3,5 % y los precios de la canasta familiar subirían al 41 %.

3 de agosto de 2014 Por: Patricia Lee corresponsal en Buenos Aires

La economía sufriría una caída del 3,5 % y los precios de la canasta familiar subirían al 41 %.

La pesadilla ya completó trece años, y en ese lapso el país ha dejado de pagar los bonos soberanos (del Gobierno) en dos oportunidades. Eso se conoce técnicamente como ‘default’. La segunda ocasión acaba de ocurrir; fue el pasado jueves 31 de julio. Ese día, los abogados del Gobierno y los representantes de los bonos no lograron un acuerdo de pago. Algo similar ocurrió en el año 2001 y la deuda que reclaman los acreedores de esa época más los actuales supera la no despreciable suma de US$1500 millones. Pero la pesadilla ya empieza a provocar efectos que podrán afectar la economía del país en lo que resta del año. “Una caída del 3,5 % del PIB, un alza del 41 % en los precios de la canasta familiar y una reducción del consumo del orden del 3,8 %, todo como consecuencia del ‘default’”, señala la consultora Abeceb de Buenos Aires.El panorama se veía complejo desde antes del 31 de julio y por esa razón la agencia de calificación Standard & Poor's declaró la deuda de la República de Argentina en suspensión de pagos selectiva. Es selectiva porque el país puede hacer unos pagos, pero otros no. El ministro de Economía de Argentina, Axel Kicillof, dijo que el ‘default’ no supone el impago: “En esta ocasión lo que sucede no es relativo a la solvencia ni a la voluntad de pagar del país”.Pero el impacto no solo se podrá percibir en la economía interna, analistas señalan que otro problema que podrá generarse es la disminución de capitales extranjeros y un aumento en el riesgo crediticio. En otras palabras, eso quiere decir que los dueños del capital podrán llevarse su dinero para otra parte y el país no sería sujeto de nuevos créditos externos, lo que lo pone en una encrucijada mayor. Ahora, los efectos colaterales no tocarán a los países vecinos. En el caso de Colombia, esta Nación no le ha otorgado créditos ni tiene bonos de ese país.En cuanto al comercio exterior, tampoco hay preocupación, pues las exportaciones colombianas a esa Nación alcanzaron en los primeros cinco meses de este año apenas US$86 millones.Aunque el clima en Argentina parece muy nublado, algunos académicos internacionales consideran que el Gobierno tiene la posibilidad de acudir a naciones como Venezuela y China para buscar un salvavidas (vía crédito) y solucionar la crisis de deuda. De hecho, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner estuvo reunida hace unos días con delegados de esos países en busca de alternativas. Para entender un poco lo ocurridoEste es el segundo ‘default’ desde 2001, cuando Argentina, en medio de una grave crisis económica y social, sucumbió ante el peso de la deuda externa de más de US$100.000 millones. Pero con la recuperación económica de los años 2000, el país reestructuró su deuda, haciendo una renegociación con los poseedores de títulos en 2005 y 2010. Un 93 % de los acreedores aceptó el canje de bonos con importantes reducciones y mayores plazos, pero un 7 % quedó por fuera de la negociación, los llamados ‘holdouts’. Se les conoce con ese nombre a los fondos que no acordaron un rediseño de pagos, es decir que quedaron fuera de una reestructuración financiera.Una pequeña fracción de estos bonistas, que tienen el 1,6 % de bonos de deuda argentinos, demandó al país en Nueva York ante el juez Thomas Griesa. La voz cantante la tiene el fondo NML del multimillonario Paul Singer, especializado en comprar bonos de países en problemas a precios miserables para luego exigir el 100% de su valor cuando los países se recuperan. En este caso, los demandantes, que compraron sus bonos por US$48 millones, consiguieron una sentencia favorable, que les permitirá cobrar alrededor de US$1500 millones.De nada valieron las apelaciones de la Argentina, ni su pedido de que la Corte Suprema de Estados Unidos revise el caso. La sentencia quedó firme y Griesa ordenó que el país no puede realizar los pagos correspondientes al 93 % de bonistas que aceptaron los canjes de deuda, si antes no paga el 100 % a los ‘holdouts’. El 30 de junio, cuando Argentina envió US$539 millones al Bank of New York para cumplir sus obligaciones, Griesa ordenó al banco no girar esa suma a los bonistas. Pasados los treinta días de plazo, que se cumplieron el 30 de julio, los bonistas no cobraron, y el país entró en ‘default’.La situación es totalmente distinta de la de 2001, cuando la deuda era más de la mitad del PIB, en medio de una brutal recesión, desempleo, y caos social. Después de eso, el país redujo sustancialmente el peso de la deuda y cumplió con sus obligaciones internacionales: canceló su deuda con el FMI, negoció la deuda con el Club de París, y pagó la indemnización exigida por la empresa española REPSOL tras la nacionalización de la petrolera YPF.Ahora el peligro es que el default puede provocar la “aceleración” de todos los demás bonos emitidos por el país en las mismas condiciones, es decir, que los bonistas pueden exigir el 100 % de la deuda de inmediato y no en los largos plazos pactados. Ya hay movimientos de fondos poseedores de bonos para ver cómo pueden demandar a la Argentina, con lo cual, el país se puede ver frente a costosísimos juicios.

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