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José Mujica, el hombre que cambió el estilo presidencial

El Mandatario de Uruguay, además de conquistar por su sencillez y austeridad, ha sorprendido por su audacia en temas polémicos como legalizar la marihuana, el matrimonio gay y despenalizar el aborto. Perfil de un gobernante sin vanidades.

6 de octubre de 2013 Por: Patricia Lee, especial para El País

El Mandatario de Uruguay, además de conquistar por su sencillez y austeridad, ha sorprendido por su audacia en temas polémicos como legalizar la marihuana, el matrimonio gay y despenalizar el aborto. Perfil de un gobernante sin vanidades.

Un exguerrillero presidente, que estuvo 14 años preso, diez de los cuales los pasó en una celda de seguridad; que sigue viviendo en su modesta casa de las afueras de Montevideo, que ceba su propio mate y que se va de vacaciones como cualquier hijo de vecino con su esposa, la senadora Lucía Topolansky, y su perra gosque Manuela. La imagen es la de José ‘Pepe’ Mujica, el presidente de Uruguay, el personaje más popular del país, que hace pocos días cautivó con su discurso a los mandatarios reunidos en la asamblea general de las Naciones Unidas en Nueva York. Su intervención no fue novedosa, pero con su tono poético y su estilo sencillo parecía imitar a su compatriota Mario Benedetti: “Soy del sur, vengo del sur. Mis errores son hijos de mi tiempo. No vivo para cobrar cuentas. Cargo con los restos del colonialismo en Malvinas. De bloqueos inútiles a Cuba. Cargo con una gigantesca deuda social, con la necesidad de vender la Amazonía, nuestros mares y ríos”.En una encendida denuncia de la globalización y del consumismo, aseguró que “lo único trascendente es el amor, la amistad, la solidaridad y la familia”, y dijo que “mientras el hombre viva en clima de guerra, está en la prehistoria”.Aplaudido en la sede de la ONU, Mujica, después de tres años de gobierno, mantiene un 80% de popularidad en su país.SencillezLos presidentes tienen muchos privilegios: andan en costosos carros, viven en los mejores palacios, atienden a sus huéspedes con champaña. Muchos de ellos tienen fortunas personales como el chileno Sebastián Piñera, otros las han construido a la par con sus carreras políticas como la presidenta argentina Cristina Kirchner. Mujica, de 78 años, renunció a todos los privilegios para vivir como pobre: se negó a residir en la mansión presidencial, donde hubiese tenido a su servicio 42 empleados, y continúa viviendo en su misma casa vieja sin personal de servicio, con solo dos policías de civil como vigilantes. Su fortuna personal en 2010, cuando asumió su cargo, era un Volkswagen modelo 1987 valorado en 1800 dólares. Dona el 90% de su sueldo y se queda con 800 dólares por mes, y dice que no es pobre, sino que necesita poco. “Con ese dinero me alcanza, y me tiene que alcanzar porque hay otros uruguayos que viven con mucho menos”, dice.Uruguay en la agenda liberalA la cabeza del gobierno del Frente Amplio desde 2009, Mujica quiere recuperar la tradición de Uruguay, que en un momento se preció de ser la Suiza de América Latina. Durante su mandato, ha propuesto medidas como legalizar la marihuana, el matrimonio gay y despenalizar el aborto. Como escribe el periódico Wall Street Jorunal, el pequeño país de 3,3 millones de habitantes se ha convertido “en la sede de un experimento social liberal”: el aborto fue despenalizado en 2012; en agosto se puso en vigor la ley que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo, y en las próximas semanas el Senado deberá aprobar el proyecto que pondrá a Uruguay como uno de los países más liberales del mundo en materia de manejo de la drogadicción, al legalizar hasta 40 gramos para consumo personal por mes.El exguerrilleroMujica era floricultor, pero en los años 60 se integró al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, organización guerrillera de la cual se convirtió en dirigente. Fue herido de seis balazos, apresado cuatro veces, y dos veces se fugó. Tras el golpe militar, fue detenido en 1972 y pasó 14 años en la cárcel, 10 de ellos en una celda que era un agujero en el piso, llegó a estar hasta más de un año sin bañarse, y compartía migas de pan con una rana.En 1985 salió en libertad beneficiado por una amnistía. En 1994, ya como miembro del Frente Amplio, fue elegido diputado por Montevideo, y en 1999 fue electo senador.Cuando el Frente Amplio ganó la Presidencia por primera vez en la historia, el presidente Tabaré Vásquez lo nombró ministro de Agricultura y Pesca en 2005. Desde ese cargo se empezó a destacar por su impronta personal, sus comentarios sorprendentes y su figura carismática, hasta que en 2009 ganó las elecciones presidenciales.Una de sus primeras decisiones fue vender la residencia de vacaciones de los presidentes, marcando el estilo austero que lo ha caracterizado. El conflicto con ArgentinaNo todo son chistes y gestos simpáticos. Bajo el perfil de hombre sencillo, Mujica ha tomado decisiones impopulares.La más reciente fue la semana pasada. Mujica autorizó a la papelera finlandesa Botnia a aumentar su producción anual un 20%, generando un nuevo enfrentamiento con Argentina, que amenazó con recurrir nuevamente a la Corte Internacional de La Haya.La disputa sobre Botnia se remonta al año 2005, cuando el gobierno de Tabaré Vásquez permitió la instalación de la pastera en la orilla del río Uruguay, que sirve de frontera entre los dos países. Argentina acusó a Uruguay de actuar unilateralmente y dijo que la pastera estaba contaminando el río. En 2010, la Corte Internacional determinó que Uruguay violó el Estatuto del Río Uruguay, pero no dio por probado que la planta contaminaba el río y no ordenó su cierre, e instruyó a ambos países a realizar un monitoreo conjunto. La decisión de Mujica de la semana pasada reabrió el conflicto. En una de sus frases polémicas, Mujica dijo que “genera más fósforo el dique de mi chacra, que la pastera”. Tiempo antes, sin darse cuenta de que el micrófono estaba abierto, Mujica había comentado, sobre Cristina Kirchner y su esposo, el fallecido expresidente Néstor Kirchner, que “esta vieja es peor que el tuerto”.ContradiccionesEn el relato de Mujica hay contradicciones que no cierran. No solo la diferencia entre su defensa de la ecología y las denuncias por las decisiones de su gobierno sobre Botnia, sino porque los bancos del país oriental son el refugio de los dólares que se evaden desde la Argentina.“Mujica habló en la ONU contra los fondos financieros y ellos tienen secreto bancario. Pero más increíble es que hable contra el consumismo y a favor del medio ambiente y ahora viene a pedir que Botnia aumente la producción y siga contaminando el río”, dijo un diplomático argentino que pidió reserva.En Uruguay, los opositores le critican sus inconsistencias, como haberse reunido en Nueva York, durante la asamblea de la ONU en la cual dio su publicitado discurso, con el magnate petrolero David Rockefeller y con el multimillonario George Soros, cuyas fortunas sumadas equivalen a casi el 50% de lo que Uruguay produce en un año, para buscar apoyo a su plan de legalización de la marihuana. “Está bueno esto de proclamarse antiglobalizador, sureño, y anticonsumista por la mañana y de tarde andar mateando para la foto con los prohombres de la globalización, los que promueven el consumo más desenfrenado y mercantil”, señaló Javier García, diputado del Partido Nacional.Es que, como reconoció el mismo Mujica, “la función de gobernar a veces nos obliga a tomar decisiones dolorosas”. De cualquier manera, con su estilo campechano, sus frases sonoras e inoportunas, comprando repuestos para su casa en su viejo Volkswagen, José Mujica ya ha marcado un antes y un después en la política de su país y del continente.

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